¿Qué ocurrió? ¿Cómo? ¿Por qué? 

Andreas Lubitz no tenía ningún rasgo psicótico. Por lo menos eso puede deducirse por el hecho de que era activo trabajador de una aerolínea. "Un hombre apto al cien por cien", según declaró el director del grupo Lufthansa. Un joven común y corriente, según algunos de sus conocidos.

Andreas Lubitz no era un tipo solitario. Uno de sus vecinos, que lo conocía desde los 14 años, ha declarado que era "totalmente normal y tenía muchos amigos". Además, por varios años vivió con sus padres y hace poco se mudó a Düsseldorf, el lugar adonde se dirigía el vuelo de Germanwings siniestrado. De alguna forma, ese viaje era un retorno a casa.

Andreas Lubitz no era un terrorista (o al menos nada hace parecerlo hasta el momento). Algunas enfermizas páginas de Facebook han comenzado a llamarlo "héroe del Estado Islámico", pero no existe ningún vínculo probado. Ningún gesto o actitud sospechosa.

Lo que era, pensaba o sentía Andreas Lubitz es simplemente una incógnita.

(EFE)

UN ASUNTO PSICÓLOGICO

¿Qué puede haber cruzado por su mente durante esos últimos ocho minutos, fatales minutos, entre los que el piloto del avión dejó la cabina para ir al baño y el momento exacto en que la nave se estrelló contra la tierra?

La investigación concluye que el copiloto Lubitz se encerró en la cabina de control y activó voluntariamente el botón de descenso. No hizo ninguna declaración demencial ni se le alteró la respiración. Se mantuvo en silencio absoluto -y en aparente calma- mientras configuraba su maniobra de muerte.

Lubitz nació en 1987, pero aún no cumplía los 28 años, como se informó en un inicio. Tenía 27, y como siguiendo la estela fatídica del club de los músicos suicidas, tomó la decisión que, lógicamente, nadie podía imaginar que ocurriría.

¿Fue acaso un problema psicológico? Todas las aerolíneas exigen a sus pilotos pasar por exhaustivos exámenes para obtener sus licencias. Pero para renovarlas, la exigencia parece no ser la misma. Algunos pilotos españoles experimentados (que han optado por no identificarse) han declarado a diarios como El Mundo y El País que los exámenes psicológicos y psiquiátricos -que rigen en toda Europa- pueden llegar a ser "meros trámites". Dos o tres preguntas sobre estrés o problemas de sueño. Nada más.

El filtro, al parecer, no es el más riguroso. Y el tema apunta a ponerse en debate más pronto que tarde, a raíz de esta tragedia. En tanto, la casa de Andreas Lubitz ya ha sido allanada por la policía como parte de las investigaciones, en un intento de poder determinar qué tipo de motivación lo alteraba. Qué oscura razón lo llevó a precipitarse y arrastrar 150 vidas más.

Hasta que no se encuentren pruebas más concretas, nadie puede especular qué pasó por su cabeza. Y es probable que nunca lo sepamos.

la casa allanada de lubitz  (mirror.co.uk)