Nuevamente se enciende el debate sobre las antenas de telefonía móvil ubicadas en diferentes puntos de Lima. Muchos creen que causan cáncer, como denunció un grupo de vecinos de San Isidro en octubre de 2013, quienes pidieron el retiro de algunas de estas estructuras al considerarlas peligrosas para la salud. 

Sin embargo, expertos en oncología y en radiación sostienen que no existen estudios concluyentes que señalen una relación entre estas antenas y el desarrollo de neoplasias. ¿Quién tiene la razón en este asunto? 

Actualmente en Lima existen 2,600 antenas de telefonía móvil, cifra que para los 9 millones de habitantes es -según señalan las empresas operadoras- la causa de que una llamada se corte de pronto o de una conexión a Internet lenta. 

Estas deficiencias en el servicio podría solucionarse si se imita lo hecho en ciudades como Santiago de Chile, donde existen 8,138 antenas de telefonía para sus 7 millones de habitantes; Londres, donde hay 30 mil antenas para sus 8 millones de habitantes; o Tokyo, que tiene el mismo numero de habitantes que Lima y cuentan con 90 mil antenas.

Entre las voces que advierten sobre la presunta peligrosidad para la salud de las antenas de telefonía se encuentra Rolando Cárdenas Quispe, un estudiante de Derecho que se desempeña como gerente general de una empresa medidora de radiación, la cual puede cobrar miles de dólares para brindar este servicio a personas y a empresas preocupados por este tema.

En declaraciones al programa Punto Final, Cárdenas Quispe recomendó a la población que se mantenga o lejos de estas estructuras o que sus puertas y ventanas estén siempre cerradas y forradas con una protección especial. Sin embargo, lo que más llama la atención es que su compañía, aparte de brindar el servicio de mediciones de radiación, también ofrece estos productos a una gran variedad de precios.

El espacio dominical también consultó la opinión de expertos en el tema y uno de los primeros a los que buscó fue a Lorenzo Orrego, director de Control de Comunicaciones del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), quien señaló que "no hay ninguna evidencia certera" que diga que las antenas de telefonía o otra de estas infraestructuras causen cáncer.

El representante del MTC respaldó esta declaración mostrando ante cámaras el uso de un aparato certificado, que es usado por los gobiernos de diferentes países y que difiere mucho de lo que sostiene Cárdenas Quispe. En una medición, se comprobó que los niveles de radiación de las antenas de las diferentes empresas de telefonía celular son inferiores a los considerados peligrosos por prestigiosas instituciones, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En esa misma línea se pronunció el prestigiado oncólogo Elmer Huerta, quien explicó las radiaciones electromagnéticas conviven con nosotros desde siempre, algunas provenientes de fuentes naturales (como las emisiones solares) y otras de fuentes artificiales (como las antenas de radio, televisión, celulares, etcétera).

Dentro de las fuentes artificiales existen los rayos ionizantes y no ionizantes. Un ejemplo de los primeros son los rayos X o los rayos de cobalto, capaces de afectar la estructura molecular de una persona y provocar mutaciones, para los cuales se toman diversas precauciones. De otro lado, se encuentra la radiación no ionizante, que no tiene la suficiente energía para modificar las moléculas de las células vivas, pero sí la suficiente como para generar calor. 

"El Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, la Sociedad Americana del Cáncer de los Estados Unidos, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud, a través de la Organización Internacional de Investigación del Cáncer, todos coinciden en que no existe ninguna relación entre las torres de teléfonos celular y la gente que vive alrededor de ellas"

Víctor Cruz, físico de la Universiad Nacional Mayor de San Marcos experto en radiaciones no ionizantes y representante peruano de la OMS, descartó que las antenas de telefonía provoquen cáncer ya que la radiación que emiten estas infraestructuras no superan los 50 vatios, es totalmente inocua.

"La OMS tiene una posición bien definida: que no hay hasta el momento, de todas las investigaciones, ninguna vinculación entre el cáncer o cualquiera otra enfermedad con la telefonía móvil"

El reputado científico peruano Alberto Lachos Dávila, jefe de Medicina Nuclear del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), indicó que no se ha probado que las antenas telefónicas y la radiación de las mismas tengan una relación proporcional a la aparición y desarrollo de neoplasias.

"Hasta ahora no hay ninguna evidencia científica, lo dice la OMS. No hay ninguna evidencia que relacione las radiaciones no ionizantes con el cáncer. No hay nada científicamente demostrado"

Otro tema a tener en cuenta es que muchos de los temores se basan en investigaciones realizadas centradas en hallar un nexo entre la aparición de tumores cerebrales y el uso de los teléfonos celulares por tiempos prolongados, pero no de las antenas de telefonía.

Foto principal: librexpresionorte.blogspot.com