Para saber cuáles son las motivaciones de quienes piensas asistir a la "marcha contra la televisión basura" convocada para este viernes 27, es necesario tener claras algunas ideas que circulan sobre a qué se llama "basura" en la televisión.

Son dos las menciones recurrentes en quienes expresan reparos, críticas o simple malestar con los contenidos de la TV: noticieros amarillistas y los programas "Esto es guerra" y "Combate", dirigidos al público joven, hiperpopulares y superexplotados por la prensa rosa.  

El argumento central respecto a estos dos últimos espacios es que proponen una versión de entretenimiento que además de su frivolidad, exhibe como modelos de conducta a jóvenes que se relacionan bajo patrones de agresividad y machismo, con momentos en que la competencia (sí, son programas de juegos por equipos) cobra ribetes sexuales diseñados para exaltar a la audiencia adolescente. 

¿Basta eso para llamar a esta televisión 'basura'?

En realidad, el concepto es más amplio y atañe distorsiones éticas y legales de la televisión peruana y no solo a los programas mencionados. Veamos.


Qué es LA 'TV BASURA'

Fernando Vivas, comentarista de TV del diario El Comercio no está de acuerdo en el término 'basura'. Lo considera 'reduccionista y prejucioso'- . Él cree que la banalización de lo humano es la característica principal de estos programas: 

"Si hay un lugar común en todos estos programas que merezca el calificativo de basura para quien lo usa (yo no lo uso porque me parece reduccionista y prejuicioso), es este: exhibir en primer lugar la miseria y la frivolidad humanas, el relajo de valores tradicionales como la fidelidad y la afirmación de conductas ilícitas o provocadoras"

Según Vivas, estos realities resultan molestos a un sector de la ciudadanía porque proponen una "versión aspiracional y anabolizada de nuestra juventud".

La periodista Patricia Salinas, de otro lado, le dice a la revista Asia Sur que el problema es la falta de diversidad de contenido en la televisión abierta. Allí prima una oferta uniforme y reducida, dejando al televidente sin opciones y sobre expuesto a series y reality shows que reproducen estereotipos y a noticieros sangrientos. Para Salinas, la respuesta va por la Ley de Radio y Televisión 

"La gente dice ‘si no te gusta, cambia de canal’ y no es así. No todos tienen acceso a la televisión por cable. Además, hay una ley de radio y televisión que se tiene que cumplir (...). Nadie quiere sacar programas del aire. La base de la marcha es que se cumpla el horario de protección al menor", sostiene.


Maritza Espinoza, editora de Fama de La República, aterriza el problema y, coincidiendo con Salinas respecto al tema de "protección al menor" dice que estos programas muestran desnudos en horario en el que los menores están cerca de la televisión.  

No hay que ser un gran investigador para darnos cuenta que “Combate”, “Esto es Guerra”, disfrazados de programas de competencia, lo que “venden” en realidad es la imagen de chicas y chicos en paños menores, casi desnudos, en pleno horario en que los menores de la casa deben estar haciendo las tareas para asistir al colegio al día siguiente.


¿Es sólo un problema de cuánta piel se muestra?

Pedro Salinas, con menos concesiones, dice que los medios no respetan nada de lo que dice la ley de Radio y Televisión: ni la protección al menor, ni el fomento de cultura y formación que se espera de un medio.

"Llamada de atención a quienes manejan los medios de comunicación y no cumplen con la ley. No pueden hacer lo que les dé la gana con el solo objetivo de facturar. La Ley de Radio y Televisión estipula que la prestación de servicios de radiodifusión se rige por los principios como el fomento de la educación, cultura, moral, nación y formación y protección integral de los niños. ¡Los medios no respetan nada de lo que dice la ley!"


Así pues, estamos frente a una marcha en la que hay que identificar bien actores y motivaciones para entender un malestar que vas más allá de 'Combate' o 'Esto es guerra'. La empresa privada tiene una responsabilidad en la prestación de los servicios de radiodifusión y su balance económico debe armonizarse con contenidos variados, de calidad y responsables con sus diversas audiencias.


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