Don Máximo Damián ha muerto, señores, y todos quieren homenajearlo, incluidas las autoridades que no le abrieron las puertas, o no reconocieron su gigantesca labor cultural o no hicieron nada para ayudar a enfrentar su mal estado de salud. 

Isabel, su viuda, no quiere pelear con el Estado y ha aceptado que su compañero sea velado desde hoy en la Sala Nasca del Museo de la Nación. No le importan los lindos homenajes, los discursos oficiales, sólo los que querían a don Maxi, sus amigos, sus compañeros musicales, sus pupilos y paisanos también.

Al cierre de esta nota, el Grupo Cultural Yuyachkani y Camilo Ballumbrosio, hijo del entrañable Amador, le han rendido homenaje durante esta tarde. Los Yuyas le han cantado en quechua como lo hacía Arguedas, con violín. Camilo ha zapateado para él, así como en la película Sigo Siendo, el violín de Ichua acompañó a los hermanos Ballumbrosio a bailar para su padre.


En lo que resta de esta noche otros músicos y bailarines le rendirán homenaje.

El velorio es hasta las 11 de la noche y el féretro saldrá mañana a mediodía rumbo al cementerio El Angel.