Seguramente, como todo buen turista, una vez que estés en París y vayas al Louvre lo primero que querrás hacer es ir a ver la Mona Lisa o la Venus de Milo, y eso está muy bien. Sin embargo, como en todo museo existen algunas joyas ocultas que nadie menciona en las guías turísticas. Tal es el caso de las diez piezas, decididamente extrañas y perturbadoras, que te presentamos a continuación.


1. La Tumba de Philippe Pot, Gran Senescal de Borgoña, Caballero del Toisón de Oro (1428-1493)

Nieto de un cruzado, diplomático y astuto político. Philippe Pot dejó huella en la monarquía francesa del siglo XV. Ayudó a organizar varias alianzas matrimoniales estratégicas y logró la liberación de Carlos, duque de Orléans de su cautiverio en Londres. Era conocido como un poderoso estadista y un orador elocuente, lo que le valió el apodo de "la boca de Cicerón". Su llamativa efigie se puede encontrar en la sección medieval del Louvre. Bastante espeluznante para ser francos, pero más que todo notable por su color y vividas e inquietantes representaciones.


2. Estatua de la Muerte del Cimetière des Saints-Innocents, Île-de-France (circa 1530)

Esta imagen aterradora de la Muerte que se encuentra en el Louvre, alguna vez estuvo en el centro del cementerio des Saints-Innocents en París. El cementerio es conocido por albergar masivas fosas comunes y funcionó desde la Alta Edad Media hasta 1780, cuando fue cerrado debido al uso excesivo. En 1786, los huesos fueron trasladados a las catacumbas en Montparnasse.


3. La estatua funeraria de Catalina de Médici (1565)

Catalina de Medici era la esposa del rey Enrique II de Francia. Nacida en el seno de la poderosa familia de banqueros florentinos, se casó con Henry a la edad de catorce años. Su matrimonio tenia bastante de farsa; Enrique tuvo abiertamente una amante desde el principio: Diana de Poitiers, mujer casi veinte años mayor que él. Catalina se vio obligada a sentarse en el banquillo, hasta la muerte accidental de Enrique durante un torneo de justas en 1559. Después de la muerte de Enrique, desterró rápidamente a Diana de Poitiers  y comenzó su carrera como despiadada regente.  Es culpada, entre otras cosas, de la infame Masacre del Día de Bartolomé en 1572. Sobrevivió a dos de sus hijos y falleció 8 meses antes de la muerte de Enrique III a manos de un asesino. A pesar de que murió en 1589, encargó esta impresionante estatua funeraria de sí misma en 1565 al artista italiano, Girolamo della Robbia. La estatua se encuentra ahora en la sección medieval del Louvre.


4. La escultura/cadáver de Jeanne de Borbón-Vendôme, condesa de Boulogne y Auvernia (1465-1521)

Aquí tenemos a la abuela de la ya mencionada, Catalina de Médici. Parece que no sólo Catalina recibió un trato injusto en lo que a matrimonios se refiere: con 22 años se casó con Juan II de Borbón de 61 años de edad que murió al año siguiente. Joanna volvió a casarse a los 30 años con Juan III, duque de Auvernia. Madeleine, su hija era la madre de Catalina de Médicis. Esta escultura mortuoria es bastante explicita en su representación grotesca de la muerte. Joanna se ve bastante serena, mientras sus entrañas son devoradas por gusanos. Inquietante, pero encantador al mismo tiempo.


5. La estatua decapitada de Santa Valeria de Limoges

¿Quién fue Santa Valeria? Una mártir del período romano, cuando decapitar cristianos era casi un deporte. La historia cuenta que fue forzada a casarse con un pagano y cuando se negó, fue decapitada. Luego, milagrosamente, llevó cargando su cabeza frente al obispo que la convirtió. La patrona de Francia, Saint Denis es otra santa que se representa con la cabeza en las manos. La espantosa estatua de Santa Valeria en el Louvre, va sosteniendo su cabeza acompañada de dos ángeles.


6. San Francisco recibiendo los estigmas de Giotto (1300)

Camino a la Mona Lisa, uno pasa por esta asombrosa pintura de la vida de San Francisco hecha por el maestro florentino Giotto di Bondone (1266-1337). Giotto fue aprendiz del famoso artista italiano Cimabue (1240-1302), que lo descubrió mientras este dibujaba ovejas. Se cree que Giotto pintó los frescos de la iglesia superior de San Francisco de Asís, pero la controversia en torno a esta se ha estado librando desde hace muchos años. Esta pintura de Giotto representa a San Francisco recibiendo los estigmas de Cristo en el Monte Alverno.


7. Los hijos de Eduardo de Paul Delaroche (1830)

¿Que medievalista no conoce esta historia? Los dos príncipes, Eduardo V y el duque de York, de 12 y 9 años de edad, que probablemente hayan sido asesinados por Ricardo III, su insidioso tío. Ricardo III usurpó el trono de Eduardo V en 1483 y los declaró, a él y a su hermano, como herederos ilegítimos. Se trata de uno de los grandes misterios medievales; aunque la pintura no lo sea: fue pintada por el artista francés Paul Delaroche. El misterio se ha debatido por años:  ¿Fue Ricardo III el culpable? ¿Fueron sus cuerpos encontrados en la torre de Londres en 1674? ¿O sus cuerpos eran realmente los encontrados en el castillo de Windsor en 1789? Preguntas que permanecen si resolver. Un cuadro fascinante, con una mejor impresionante historia detrás.


8. El Amo de los Ángeles Rebeldes (Anónimo, segunda mitad del siglo XIV)

Esta pequeña pero increíble pintura es fácil de ignorar si no estás buscándola detenidamente dentro del museo. Representa la rebelión de Lucifer y la caída de los ángeles del cielo. Un nivel de detalle impresionante, así como vivos colores e imágenes. Pintar la caída, era una costumbre muy extendida en la Edad Media.


9. El bendito Ranieri libera a los pobres de una cárcel florentina de Stefano di Giovanni (1437-1444)

Es figura que vuela, ¿es un fantasma? No, es San Ranieri pintado por el famoso artista de Siena, Stefano di Giovanni, conocido como il Sassetta (1392-1450). Si bien esta imagen no es exactamente espeluzanante, ni macabra es definitivamente extraña. Entonces, ¿qué está pasando aquí? Simple, San Ranieri está liberando a 90 personas pobres de una cárcel de Florencia después de que le habían escrito rogando por su ayuda. Él santo parece estar volando y definitivamente le falta la mitad de su cuerpo. Sassetta pintó esta obra en Siena en 1426; es una pintura curiosa y digna de contemplación si te encuentras en la sección italiana del Louvre.


10. San Pedro de Verona de Ambrosio Bergognone (circa 1494)

San Pedro fue un célebre inquisidor dominico que predicaba en toda Italia contra los cátaros. Al parecer era muy bueno en su trabajo, ya que logró convertir a muchos cátaros a la fe católica. Entonces, ¿por qué este santo es representado en tantas ocasiones con un hacha en la cabeza? 

Después de la caza furtiva de muchos de sus seguidores, los cátaros no estaban demasiado contentos con Pedro; así que contrataron a un asesino, Carino de Balsamo, para matarlo. El 6 de abril 1252, en las afueras de Milán, Carino dividió la cabeza de Pedro con un hacha. Según cuenta la leyenda, Pedro logró, antes de morir, recitar el Credo de los Apóstoles y escribir las primeras partes del Credo de Nicea con su propia sangre. Carino luego huyó a un monasterio dominico, logro arrepentirse de su mala acción y, finalmente, se convirtió en un hermano dominico laico.



[Vía: Medievalists.net]


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