Para el que no la conoce -que sería muy raro-, Yarita Lizeth Yanarico es una cantante peruana que en la actualidad goza de gran éxito en tierras bolivianas. Allá, una enorme cantidad de fanáticos esperan con ansias cada nuevo tema y el último de sus lanzamientos no ha sido la excepción.
Pero 'Aliada con el licor', título de su último bombazo, también ha despertado críticas. ¿Por qué? Porque a Yarita y compañía se les ocurrió la inocente idea de grabar algunas escenas del videoclip en el teleférico que une las ciudades de El Alto y La Paz.
El gerente de la empresa Mi Teleférico, César Dockweiler, ha armado la toletole en los medios bolivianos argumentando que la intérprete ha cometido una grave falta al usar la línea roja del medio de transporte para realizar el video musical, sin que haya solicitado el permiso correspondiente.
Y la cosa pinta seria porque ya existen dos denuncias penales en su contra y las exigencias de que pida disculpas públicamente y se cambie el contenido del video. El funcionario del Teleférico, obra emblemática de Evo Morales en la ciudad, ha informado que envió un pedido a... ¡la Cancillería! para que le exija a nuestra compatriota disculpas públicas.
Vamos a ver, que Yarita se subió sin un permiso formal, firmado, sellado, oleado y sacramentado para grabar unos cuantos besitos con su 'partner' en la ficción, ok, estamos de acuerdo. Está mal y debió hacerlo con todas las de la ley. Pero de ahí a buscar que la traten nivel Belaúnde Lossio, nos parece un poquito exagerado. Solo basta leer las declaraciones de Dockweiler.
"Si el juez determina que hay daño en bienes públicos, esas personas lamentablemente, de acuerdo a lo que decida el juez van a tener que cumplir alguna pena. No faltan estos inadaptados"
¿Pero qué daño puede ocasionar unos cuantos abracitos grabados en una cabina del teleférico? ¿Por qué exigir, aún si llegan las disculpas, que las escenas sean eliminadas? Si el video tiene una calidad que no consiguieron ni nuestros compadres Los Kjarkas (los otrora One Direction del folklore latinoamericano) y la verdad que con sus impresionantes tomas realzan mucho más la nueva identidad de La Paz, ¿por qué el bullying?
No nos digan que es porque se trata de una peruana. ¿O es que acaso lo malo es el cuchi-cuchi que se refleja en la escena? ¿O es acaso la letra de la canción? Porque hay que ver nada más cómo presenta la denuncia el portal boliviano El Deber
La canción titula 'Aliado con el licor' y muestra a la artista en varias partes de la ciudad de La Paz, el lago Titicaca y la Puerta del Sol en Tiahuanaco. Hace referencia explícita al desamor y el consumo de bebidas alcohólicas.
No, pues, no importa si el video -de una calidad que ya quisieran Percy Céspedes y ese tal Pisko-, muestra unos paisajes alucinantes del país altiplánico -y en HD-, sino que hay que fijarse en lo ofensivo que resulta que una canción hable del desamor y de emborracharse un poquito.
De verdad, las cosas que hay que ver.
#TodosSomosYarita
- habla yarita
“A mí me gusta Bolivia, el Lago Titicaca, el Teleférico, por eso lo grabe (...) Yo no sabía que era falta de respeto, a mí me pareció muy lindo el Teleférico es por eso que me subí”
Bueno, ahora dejando de lado nuestra debilidad nacional de fans enamorados, nos permitimos darle un consejo a Yarita para que el asunto quede zanjado de una vez. Efectivamente, el teleférico tiene una serie de normas que deben cumplirse para su correcto uso. Reglas derivadas del mal comportamiento de algunos usuarios, que causaron revuelo a partir de los selfies que subían a las redes sociales (chiquillos con los pies sobre los asientos o posando de cabeza sobre ellos, viajando de pie, balanceando la cabina, etc). Estas actitudes han llevado a la empresa a ser más estrictos. Y para los funcionarios, algunas de las tomas que hizo la cantante, resultaron un desafío.
Yarita debería aprovechar su próxima intervención pública sobre el tema para no solo 'pedir perdón', sino para promover un correcto uso de este medio de transporte que es relativamente nuevo en la ciudad boliviana. Esto sin duda contribuiría a dar por finalizada la polémica, pero quizá no gustará mucho al gerente César Dockweiler, quien la llevó al borde de la exageración enviando, como contamos líneas arriba, una nota a la Cancillería.
¿Por qué tanto interés? Pues porque, buceando en los archivos, nos venimos a enterar que a don César no le disgusta la idea de convertirse en alcalde de La Paz. Ah, ya. ¿Esta cantante tiene pegada? Sí. ¿Ha usado mal el teleférico? Sí. Listo, escándalo nacional, disculpas públicas, proceso penal y queja a la cancillería.
¿Será amigo de Urresti?