Con un tono muy teutón, el presidente del banco central alemán, el Bundesbank o ‘Buba’, Jens Weidmann dejó claro que Grecia no debe olvidar sus compromisos con la ‘troika’, aquel triunvirato que se da entre el Banco Central Europeo (BCE), Comisión Europea (CE) y Fondo Monetario Internacional (FMI) y que viene dictando las políticas económicas, austeras en su mayoría, en las golpeadas economías del sur.  

“Está claro que Grecia no puede todavía prescindir del apoyo de un programa de ayuda. Y, naturalmente, un programa de ese tipo sólo puede darse cuando se cumplen los acuerdos”, dijo.

Según la autoridad del Buba, entonces, el “populismo” no debe impedir el objetivo propuesto por la troika de establecer unas finanzas sostenibles en el largo plazo; léase: rigidez en el gasto.

En efecto, la anotación que hace el Buba a través de su presidente no sólo es reflejo de la actitud del BCE ante la alerta que ha significado Syriza, los aliados paneuropeos del norte (los ‘ricos’, los ‘acreedores´), también han consignado reacciones antipopulistas a raíz del triunfo de la agrupación.

Así, para el analista político José Ignacio Torreblanca el panorama en Europa se abre en dos frentes: por un lado, se ha formado una coalición del sur conformada por las economías deudoras, alianza abanderada de las políticas económicas expansivas, vale decir, antiausteridad; por otro lado, la “reacción simétrica” según Torreblanca viene balanceada por una coalición del norte, con un evidente sesgo antipopulista, donde la preocupación es el abandono de recetas de políticas restrictivas de la troika.

“En el sur se van a leer los resultados de una manera, pero en el norte se van a leer también en el sentido de fatiga de solidaridad y cortar por lo sano por la reforma”.

De esta manera, Pablo Iglesias, líder de Podemos demuestra la tesis de Torreblanca al afirmar –después del triunfo de Alexis Tsipras- que “las políticas de austeridad provocan un enorme dolor social y son ineficaces. Al fin los griegos tendrán ‘un presidente griego de verdad, no un delegado’ de la canciller alemana Angela Merkel”.

Por su parte, Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida para las próximas elecciones generales, hizo un ejercicio comparativo entre la política económica española y la griega: “Las políticas son las mismas y por lo tanto puede ser un ejemplo de alternativa a las políticas que se están aplicando con la troika”.

En tanto, Iratxe García, secretaria de Unión Europea de PSOE, pidió a la formación griega triunfadora moderación en el debate y que abra puentes de discusión con otras agrupaciones europeas que, como el PSOE, reclaman una “nueva política” que ponga conclusión a la rigidez económica.

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De momento, Europa tiene en Syriza a un partido en el poder que ya prometió –pese a las bravatas del Buba y Compañía- acabar con la austeridad económica.