Este domingo 25 de enero, el pueblo griego asistirá a las urnas para elegir a su nuevo primer ministro. Según las últimas encuestas, publicadas el viernes por la tarde, el partido opositor Syriza vencería en los sufragios a Nueva democracia, el actual partido de gobierno. La diferencia entre ambos varía de 2,8 a 6,7 puntos porcentuales.
Si bien lo usual en Grecia es que el día previo a las elecciones se celebre una jornada de reflexión, que exige un estricto silencio político (ausencia de eventos partidarios), los líderes de ambas agrupaciones decidieron manifestarse.
Así pues, rodeado por los seguidores de su partido, Andonis Samarás, primer ministro en funciones y dirigente conservador, declaró a la prensa con gran optimismo: "Somos fuertes. El 14 % de los indecisos están con nosotros".
Mientras tanto, Alexis Tsipras, cabeza de la coalición que reúne a distintos movimientos de izquierda, optó por un tono más reservado y participó en un almuerzo con los periodistas acompañado por varios de los miembros de la cúpula central de Syriza.
La punta de lanza de estos últimos es combatir la estrategia de austeridad impuesta —según consideran ellos— "brutalmente" sobre Grecia. Esto, por supuesto ha tenido diversas repercusiones.
Para los sectores conservadores, Tsipras, de salir vencedor en las elecciones, "convertirá el país en una segunda Corea de Norte", además de retirarlo de la eurozona. El líder opositor ha respondido ante estas imputaciones: "La negociación será probablemente larga, será difícil, pero se cerrará con soluciones que serán en beneficio de todos los pueblos europeos. Los efectos de la austeridad son desastrosos para todos los pueblos europeos".
En cambio, para los partidos de izquierda en Europa, Syriza —a la que han ofrecido su rotundo apoyo luego de un foro organizado en Barcelona (España)— representa una oportunidad de cambio. No solo para los griegos, sino para todo el continente. La renegociación de la deuda pública sobre esa nación y el resto del sur europeo es un objetivo compartido por estas organizaciones sociales y sindicales.
La probable asunción de Tsipras al poder, además de marcar un hito más en su meteórica carrera política, llevaría a replantear muchos de los mecanismos con los que se ha estado gestionando la salida de la crisis económica de Grecia. De allí que no cause sorpresa que estas elecciones hayan provocado un inusitado interés mediático en Europa.
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