"La comunicación ha jugado siempre un papel fundamental en el desarrollo de los movimientos sociales", afirma Nelson Manrique en su columna publicada hoy en el diario La República.

Manrique cita a Manuel Castells -desde su libro Redes de indignación y esperanza- para comentar la relación entre las formas disponibles de comunicación y la naturaleza de las movilizaciones sociales:

“Los movimientos sociales siempre han dependido de la existencia de mecanismos de comunicación específicos: rumores, sermones, panfletos y manifiestos, divulgados de persona a persona, desde el púlpito, la prensa, o por cualquier medio de comunicación disponible”

En Redes de indignación y esperanza, luego de valorar la dinámica internet ('comunicación multimodal con redes digitales de comunicación horizontal') como "el medio de comunicación mas rápido, autónomo, interactivo, reprogramable y autopropagable de la historia", Castells sostiene que "cuanto más interactiva y autoconfigurable sea la comunicación, menos jerárquica es la organización y más participativo el movimiento". 

¿Tiene sustento extender los atributos del medio a las relaciones sociales que lo emplean y lo potencian? 

foto de jesus lara

Manrique emplea su lectura de Castells para comentar las recientes movilizaciones contra el nuevo régimen laboral juvenil (alias Ley Pulpín), en la que se ha hecho notoria la organización que proponen las "zonas". Dice Manrique:

"La organización por zonas, que construyen un nuevo nivel de representación, surgido de estas movilizaciones, en la que se combinan dinámicas territorial y virtual, con delegados y asambleas donde se toman decisiones y blogs en Facebook de las diferentes zonas que retroalimentan el debate y la convocatoria. Así, se reformula drásticamente las relaciones entre los movilizados y los sistemas tradicionales de representación, como los partidos y los sindicatos"

 A esta descripción, Manrique enlaza un breve informe de LaMula.pe sobre esta organización emergente en el marco de la oposición a la Ley Pulpín: Mapa de Lima Antipulpín.

Lo interesante de las "zonas" no es sólo la dualidad de su activismo, en el que se combina un referente territorial barrial (encuentro y articulación) y una red virtual (convocar y viralizar), sino el atributo modular (reproducible) del principio territorial (ahora hay "zonas" en regiones, por ejemplo). Esta identidad con el territorio no es sólo práctica (dado el tamaño de la ciudad) sino que responde más directamente a cómo los jóvenes entienden su pertenencia a la ciudad, en general su presencia en el espacio público, sea para estudiar, consumir, o en este caso, para protestar. 

Eso en cuanto al referente territorial.

En cuanto al referente virtual, visto desde Lima, Perú, me cuesta compartir cualquier entusiasmo por el activismo desde las redes sociales. Tiende a una abrumadora autoreferencia. Sin embargo, sí me parece evidente que la dinámica de organización para enfrentar en las calles la Ley Pulpín ha retado la perniciosa lógica de la representatividad vía banderola y la venia de las "personalidades" de la internet -con todos sus conflictos y restricciones- que fueron las que caracterizaron el anterior estallido de indignación ciudadana en Lima (la llamada repartija). En ese sentido, la presencia en la calle expresando organización, ha superado la "presencia" en redes virtuales y su limitada potencia para llevar el malestar, masivamente, a las calles.


[foto de cabecera: #15E Omar Lucas]

notas relaCIONADAS EN LAMULA.PE
Mapa de Lima Antipulpín.
Del "Pulpinazo" al movimiento.

Indignación. esperanza... y redes sociales.