Desde octubre pasado, todos los lunes ha ido en aumento el número de participantes en las marchas convocadas por el movimiento xenófobo alemán Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente (Pegida en sus siglas en alemán). Una situación que ha puesto en vitrina a la sociedad alemana en un tema que ni Angela Merkel ni la mayoría de alemanes quisiera. Y es que nuevamente ha aparecido un rótulo que Alemania no quiere: racismo.

Como se sabe, Pegida acoge a neonazis y militantes de extrema derecha con ciudadanos preocupados por lo que perciben como una "islamización de Occidente" y por la llegada de refugiados a Alemania. Y tras el ataque al semanario francés Charlie Hebdo los temores y rechazos han crecido.

Hoy es lunes y no habrá la decimotercera marcha en Dresden, bastión del movimiento. Y es que ayer domingo se conoció una amenaza contra uno de los líderes, y la policía hizo una prohibición general a todas las reuniones programadas. “Asesinos han sido llamados para mezclarse entre manifestantes de Pegida y matar a uno de los líderes de la protesta”, informó la policía.

bachmann y oertel apuestan por el crecimiento del movimiento islamofóbico / foto: efe

El líder del Pegida, Lutz Bachmann, aseguró que se trabaja ya en un concepto de seguridad para proteger a los manifestantes y llamó ya a volver a marchar el lunes próximo en Dresden. "No dejaremos que nos quiten el derecho a la manifestación y la libertad de opinión", dijo Kathrin Oertel, cofundadora del movimento islamófobo.


¿Dos Alemanias?

La manifestación del pasado lunes 12 de Pegida convocó a 25,000 personas, un récord que probablemente se explicó por ser inmediatamente posterior al ataque a Charlie Hebdo. Pero también ha habido contramarchas en toda Alemania y con concurrencias mucho mayores. Cada marcha de los islamófobos es respondida por otros miles de manifestantes en contra, que quieren demostrar que Pegida no representa el sentir general de los alemanes.  

pegida logró la mayor convocatoria tras atentado a charle hebdo / foto: thenewyorker

Precisamente por esta confrontación es que algunos analistas internacionales han recordado los años de las dos Alemanias, pero ciertamente eso es exagerado. De momento lo que hay es un afán del gobierno alemán y la clase política de mostrar al mundo que el país no es racista ni discriminador con los extranjeros, sobre todo con los procedentes de países islámicos. Aunque los mismos ciudadanos alemanes dicen que esa afirmación es una exageración porque sí hay racismo y discriminación pero no en grandes dimensiones.

Lo cierto es que a pesar de que Pegida muestra en sus manifestaciones lemas y pancartas en los que el racismo hacia los musulmanes no se esconde,  y que el gobierno ha pedido cordura en la manifestaciones, estas mismas autoridades reconocen que no pueden hacer nada porque respetan la libertad de opinión siempre que no violen las leyes alemanas.

en contraposición a pegida, manifestantes dan bienvenida a refugiados / foto: efe

Al cierre de esta nota se supo que si bien en Dresden no habrá manifestación, correo el rumor de que en otras ciudades sí se manifestarán los seguidores de Pegida.

De momento, Alemania no es islamófoba; sus ciudadanos lo dicen más allá de lo políticamente correcto, pero no se puede negar que Pegida sigue creciendo. Aunque es difícil que su presión se traslade al parlamento.


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