Hasta qué punto la religión, estresada por odios políticos, económicos o territoriales decanta en hechos como los vividos en el medio satírico francés Charlie Hebdo. Sin minimizar –de ninguna manera- el proceder del Estado Islámico y la sangría que realiza en Irak y Siria, ¿cristianos y judíos hicieron otro tanto? 

Veamos entonces, lo que en “nombre de Dios” se es capaz de hacer desde las tres religiones monoteístas más grandes del planeta…una terna de episodios históricos que nos hablan de infatigables odios.


BRUTALIDAD A CABALLO

Después de tomar Nicea (1097) y apoderarse de Antioquía (1098), los cruzados -con el Deus Vult (¡Dios lo quiere!) grabado en sus banderas, escudos y espadas como divisa de guerra- conquistaron Jerusalén en 1099. Pese a sus murallas, la ciudad no pudo resistir el asedio de los caballeros cristianos y cayó. La masacre de musulmanes, judíos y hasta cristianos fue espeluznante. De acuerdo a Raymond d'Aguilers, un cronista de época, a las decapitaciones le sucedieron manos y brazos cercenados, además de cuerpos destinados a la hoguera durante la toma de la ciudad. 

D'Aguilers no dudó en definir estos hechos como un “espectáculo maravilloso” para luego cerrar con una escalofriante frase: “Cuando no hubo más musulmanes que matar, los jefes del ejército [cruzado] se dirigieron en procesión a la Iglesia del Santo Sepulcro para la ceremonia de Acción de Gracias”. Otro testigo de la época, un caballero de apellido Daimbert, dijo que la sangre de los infieles llegaba hasta los corvejones de los caballos y más: por encima de las articulaciones de los equinos.


LA “CÓLERA DE DIOS” DE UN ESTADO LAICO

Recordemos el secuestro de los atletas israelíes en la residencia olímpica de Múnich en 1972 en manos del grupo terrorista Septiembre Negro financiado por la Organización de Liberación de Palestina (OLP). Los miembros de Setiembre Negro salieron bien librados del intento de rescate de los rehenes por parte de las autoridades alemanas, en la que murieron los atletas en el aeropuerto bávaro de Fürstenfeldbruck. El gobierno de Tel Aviv hizo suya la empresa de desagravio: el Mosad o servicio secreto israelí dio rienda suelta a una serie de ataques terroristas alrededor del mundo en el marco de lo que se conoce como la operación “La cólera de Dios”.

Entre 1973 y 1979, no sólo fueron asesinados terroristas de la OLP, ya que para el Mosad cualquier árabe cumplía los requisitos para ser exterminado, haya o no estado involucrado con actividades de terrorismo.

Hacemos la salvedad que no obstante se trató de acciones provenientes del Estado de Israel, separado éste (en teoría) del judaísmo, el Gobierno se amparó en lo religioso al nombrar la operación como “La cólera de Dios”.


EL DIABLO EN EL EDÉN

En julio, niños palestinos morían en la frontera de Gaza por las bombas de Israel. Actualmente, el extremista Estado Islámico (EL) hace lo mismo con hombres, mujeres e infantes en Irak o la antigua Babilonia, donde tanto la tradición o mito cristiano, judío y musulmán “ubica al Edén”. A las mujeres, sin importar si son menores de edad, EL las da en concubinato a sus seguidores, léase: esclavas sexuales que -según el Patriarcado Caldeo Cristiano y el enviado Papal- están siendo violadas casi a diario o vendidas al mejor postor.

niña yazidíe de 14 años rumbo a nínive. usa el fusil ak47 para defender a su madre y hermanas del estado islámico. foto: time magazine

Así las cosas, miles de cristianos iraquíes de rito caldeo obligados –por EL- a llevar y pintar en sus ropas y casas respectivamente la letra “Nun” (de “Nazareno”) a modo de patético remedo de lo hecho con la “Estrella de David” por los nazis de los años 30 con la comunidad judía; y yezidíes de culto sincretista (que une el zoroastrismo con antiguas creencias animistas de la añeja Babilonia), han huido allende la bíblica llanura de Nínive, sin agua y sin comida. Las mismas planicies desérticas donde las tribus judías de Irak pastaran sus ganados antaño, siendo quizás la tribu más antigua y originaria de este pueblo, que funda sus raíces desde tiempos del Abraham cristiano, el Abrahán judío y el Ibrahim árabe.


                                                               ***

Ante el ataque a la redacción del semanario francés Charlie Hebdo, la pregunta que subyace es, ¿por qué se mata en nombre del mismo Dios? Parece que para los extremistas –tanto de uno y de otro lado- no basta que el “Jesús” cristiano es el Isa Ibn Maryam (“Jesús hijo de María”), presentado como profeta del Islam en El Corán o aquel Yeshúa, que los judíos mesiánicos reconocen también como rabí en el Tanaj hebreo.

Una de las primeras víctimas del semanario fue Ahmed Merabat, policía francés de 42 años, de origen árabe y ‘creyente’ a decir de muchos medios. Al ver la muerte de Merabat en un vídeo aficionado, es imposible no pensar en esta suerte de artículo de fe que parece ser matar en nombre de Dios. Aún más penoso: del mismo Dios. Tanto cristianos, judíos como musulmanes siempre han sido potenciales rehenes y víctimas, pero de su fanatismo.

.

(Foto de cabecera: usu.edu)


El redactor recomienda:

Cuatro mitos ridículos que probablemente crees acerca del Islam

El mito de la religión pacífica

Hezbollah Leader Says Islamic Extremists Have Hurt Islam More Than Cartoonists

El laboratorio de las tres religiones

Umberto Eco: "El Estado Islámico es el nuevo nazismo"