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Pobres contra ricos en la Municipalidad de Lima (o eso quieren que creas)

Sobre una lectura confusa (y confusionista) del "roba pero hace obra" vs. "es honesta pero sin resultados".

Publicado: 2015-01-05

En su columna de hoy en Perú21, el politólogo Carlos Meléndez se propone cuestionar las maneras usuales en las que evaluamos la gestión pública, a propósito de la transferencia en la Municipalidad de Lima. Su análisis es bastante simple: el debate entre "honestidad sin obras" y "obras sin honestidad" es inútil, dice, porque termina obligándonos a "elogiar la mediocridad de las obras sin transparencia o de la transparencia sin obras".

Quizás. Pero la cosa es esta: para Meléndez, quienes favorecen el "roba pero hace obras" lo hacen motivados por el pragmatismo ("el más vil" de ellos, dice): son "los necesitados", para quienes la obra en cemento es un mal menor. Quienes favorecen la "honestidad sin resultados", entre tanto, lo hacen porque menosprecian la demanda de servicios sociales eficientes por parte de los pobres. En otras, algo más sofisticadas palabras, los acusa de caviares. Aunque no sea explícita, la idea es clara (y errónea, pero eso lo veremos luego): la oposición que se plantea es la de los pobres contra los ricos, en términos casi tan bastos como esos.

Esto es lo que dice Meléndez sobre este segundo grupo de su análisis, los que están por la "honestidad sin resultados" (en este contexto, los partidarios y defensores de Susana Villarán, y quizás ella misma):

Su acceso a bienes materiales les hace insensibles ante la demanda de infraestructura social. Así, la “honestidad” se digiere como un símbolo artificial de estatus social, como capital simbólico para la pertenencia a la GCU, como palestra para despotricar contra la “plebe ignorante”.

La disparidad conceptual entre estas dos lecturas es clara. Al primer grupo, el de "roba pero hace obra" se le atribuyen motivaciones prácticas y concretas, y una cierta racionalidad; al segundo, prejuicios de clase y búsqueda de estatus (la posibilidad de que la preocupación ética tenga alguna validez más allá de esto último queda por completo fuera del análisis).

Si esto fuera todo, estas ideas podrían quedar para el debate intelectual, y hasta es posible que, aunque incompleto, el análisis no estuviera enteramente equivocado. Pero es que no es todo. La lectura de Meléndez no nos dice nada sobre uno de los aspectos más cruciales de lo que ha sido, en la realidad concreta, este debate político peruano en tiempos recientes, y creo que esa borradura no es del todo casual, y creo también que no es saludable. 

El esquema propuesto no tiene nada que decir sobre el incesante, machacón apoyo que el "roba pero hace obra" (es decir, Luis Castañeda) ha recibido por parte de poderosos medios de comunicación e importantes grupos de poder económico. Y tampoco explica el reverso de esta realidad, la profunda antipatía que desde su primer minuto en el municipio despertó, en esos mismos círculos, la administración de Susana Villarán. 

Es decir, este "análisis político" en realidad tiende a disfrazar precisamente uno de los elementos esenciales del proceso político alrededor de la Municipalidad de Lima, y deja de lado por qué también desde algunos sectores del poder -donde no se necesitan "escaleritas" u hospitales de la solidaridad, y donde, vamos, también hay bastante acceso a los bienes materiales- la honestidad y la transparencia en la administración de la cosa pública no han sido prioridades que deban defenderse sino todo lo contrario. 

Valdría la pena añadir a esta lectura las formas de pragmatismo y los prejuicios o intereses de clase que la guerra mediática contra Villarán y el apoyo a Castañeda representan, ya no sólo "desde abajo", sino también desde arriba, desde el poder y el privilegio. No creo que Carlos Meléndez lo haga: su artículo anula esas consideraciones, como si en el caso del "roba pero hace obra" lo único que contara fuera el apoyo popular y en de la "honestidad sin resultados", sólo la ideología y las actitudes de ciertos "grupos privilegiados". 

Pero eso no significa que los lectores no puedan completar por sí mismos el análisis.



Escrito por

Jorge Frisancho

Escrito al margen


Publicado en

Redacción mulera

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