José Mujica es un gobernante que trasciende continentes. A poco de dejar la presidencia de Uruguay, pasará a la historia mundial como el 'presidente más pobre del mundo, el más austero, el más popular'. De él se han escrito cientos de artículos en todos los idiomas, y aunque hay quienes han intentado desacreditarlo o endilgarle calificativos clásicos de toda persona que es de izquierda, la mayoría se ha rendido ante su carisma, sus convicciones, su sinceridad. Y es que, tal como lo ha afirmado esta semana Deutsche Welle, su imagen se proyecta más allá de las fronteras de América Latina, como una figura que rompe los esquemas en múltiples sentidos.

Y no es el único medio de comunicación alemán que se ha referido a él. Der Spiegel se ha referido a él como el “presidente más pobre del mundo” y ha destacado su modesto estilo de vida en un balance de su gestión. El Frankfurter Allgemeine Zeitung se ha dedicado al viejo escarabajo celeste de Mujica, de 1987. Por su parte, la organización femenina alemana Netzfrauen lo califica de ejemplar porque el Pepe dona el 90% de su sueldo a obras sociales.  

Sin duda llama la atención la austeridad de un presidente que se resiste sistemáticamente al uso de la corbata y a todos los clásicos símbolos de estatus. Pero también llama la atención su política, que ha puesto a un país del sur del mundo en el foco del interés internacional.

La legalización del aborto, del matrimonio homosexual y de la marihuana han puesto a Uruguay en la vanguardia social de América Latina, provocando aplausos en los sectores liberales del mundo entero.

Humanismo y política

Deutsche Welle (DW) anota que si bien la gestión de Mujica tiene sombras, la más oscura de las cuales parece ser el fracaso de la reforma educacional que había inscrito en su bandera al asumir el gobierno, "hay bastantes más puntos que sobresalen". Y cita los ejemplos de haber recibido en Uruguay a seis presos de Guantánamo, por razones “ineludiblemente humanitarias”. O el de haberse comprometido a recibir a 120 refugiados sirios. 

Mercado: despreciado, pero no tanto

La economía uruguaya ha crecido durante su mandato, con un promedio de 5.5% en los últimos cuatro años. Y es que Mujica –resalta DW– muestra otra cara de la izquierda latinoamericana, que se abstiene de vociferantes condenas al capitalismo a la antigua usanza. De hecho, el país se ha vuelto cada vez más atractivo. El último informe de Transparencia Internacional otorga a Uruguay la mejor calificación en la región, y los inversionistas ven buenas perspectivas, a juzgar por las cifras de la inversión extranjera. Según datos del Instituto Uruguay XXI, esta se multiplicó por 14 entre el 2002 y el 2012.  

Mujica: “Ocupamos el templo con el dios Mercado; él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida, y hasta nos financia en cuotas de tarjeta la apariencia de felicidad”. “El hombre moderno anda siempre apurado, porque si la economía no crece es una tragedia”.

El desapego del presidente a lo material no implica que su gobierno descuidara la economía ni la lucha contra la pobreza, que se ha reducido en más de 20 puntos porcentuales desde el 2006. Sus detractores le echan en cara cultivar con esmero esa imagen de austeridad con fines publicitarios. Pero Mujica no se inmuta: “¿Qué es lo que le llama la atención al mundo? ¿Qué vivo con poca cosa, una casa simple, que ando en un autito viejo, esas son las novedades? Entonces este mundo está loco porque le sorprende lo normal".

Mujica se retirará del gobierno de su país en febrero, pero seguirá en la agenda mundial.

Yapa track: 

Entrevista que la periodista mexicana Carmen Aristegui le hizo en octubre pasado