“Llegamos con alegría a la comunidad. Nuestros hermanos se acercaron a los helicópteros para recibirnos. A mí me dio pena no ver a mi esposo entre ellos”, cuenta a LaMula.pe desde Pucallpa Ergilia Rengifo, viuda de Jorge Ríos, uno de los líderes ashéninkas de la comunidad nativa Alto Tamaya - Saweto asesinados el 1 de setiembre. Se refiere a la breve estadía en su tierra este martes 16 de diciembre, cuando luego de más de tres meses de peticiones el gobierno, mediante la Policía Nacional, recién puso a su servicio dos helicópteros para trasladarlas.
Como se sabe, además de pedir justicia por estos crímenes, su principal demanda –que lleva más de una década– es la titulación de sus tierras. Hace dos semanas, cuando las viudas estuvieron en la COP20, el gobierno les ofreció que a partir del 15 de diciembre tendrían los helicópteros a sus disposición, seguridad policial y el avance del proceso de titulación de sus tierras.
“Sin títulos no valemos nada, no tenemos proyecto de vida, no tenemos nada. Queremos que nuestra comunidad tenga los títulos para tener tranquilidad y no nos quieran invadir y quitar nuestro territorio. Los madereros nos dicen: 'a ver, enséñame tu título y no entro a tu tierra'. El título para nosotros es como para ti tu DNI”. Elgiria
Por lo pronto se ha cumplido con lo primero. Pudieron llegar a su comunidad. “Fue emocionante, pero triste a la vez”, coincide Diana Ríos con su mamá. “No sólo por no ver a los líderes sino también por sentir el temor de la comunidad porque las amenazas siguen”, agrega en conversación telefónica.
“Yo no pensaba tener el cargo que me ha dado la comunidad, pero me han elegido y voy a seguir luchando, no sólo por mí o mi familia sino por todos [Elgiria ya cumplía ese papel en la práctica]. Voy a trabajar por el bien de mi comunidad, será un aprendizaje, pero no retrocederé. Ahora lo primero que esperamos es que se haga realidad lo de la titulación de las tierras. Nos han dicho que esperemos 30 días. Hasta ahora los madereros dicen que pueden hacer lo que quisieran en nuestro territorio porque no tenemos un título. Ahora vamos a tener un título, será diferente. Por eso pedimos al gobierno de Humala y al de Ucayali que no pasen más días”, detalla.
"Siempre hemos protegido el bosque –me dice Diana, quien ahora es la tesorera de la comunidad–. Y lo seguiremos haciendo, pero no podemos hacerlo solos, a pesar de que nos den el título necesitamos que el Estado esté con nosotros, no solamente con los de Saweto sino con todas las comunidades indígenas”.
“Sobre la titulación, se ha aprobado con Resolución de la Dirección de Agricultura, el plano de la comunidad y de clasificación de suelos. Esto se publica y luego de 30 días se emite otra resolución que otorga el título de propiedad. Por la coyuntura pudo haberse incluido en la resolución tanto la aprobación del plano como la recomendación de otorgar el título pero habrá que esperar 30 días”, indica Mario Osorio, antropólogo y asesor de la comunidad.
La resolución –en opinión de Tom Bewick, de Rainforest– se ajusta a la demanda de la comunidad de 80 mil hectáreas. “Esta resolución puede marcar precedentes, por primera vez se titularía un territorio indígena entero; sería el inicio de resolver este problema de todas las comunidades indígenas peruanas que aún no tienen título”, añade.
No obstante, Elgiria y Diana expresan su preocupación de que los intereses de los madereros puedan retrasar el proceso. También resaltan que necesitan educación (no tienen escuela, son analfabetos en su mayoría), salud (en este momento hay nativos con varicela y otros males) y seguridad
- tema pendiente
Precisamente, seguridad fue otro de los ofrecimientos del gobierno. El viceministro de Orden Interno del Ministerio del Interior, Mauro Medina, dijo en la reunión que tuvo con las asháninkas en la COP20 que el puesto de vigilancia fronteriza de Putaya, muy cercana a Saweto, sería reactivada con una veintena de efectivos.
Sin embargo, los comuneros siguen temerosos, y es que las amenazas no cesan. “Mira, las amenazas de los madereros ilegales brasileños de ahora son igual a las de antes, cuando mataron a nuestros esposos. Ellos –peruanos y brasileños– están ligados a narcotraficantes. Y tememos que en fiestas navideñas aprovechen y entren a la comunidad, aprovechando que mucha gente viene por esas fechas”, señala Elgiria.
Le pregunto por los policías. “Ellos tienen miedo, como nosotros, y los ilegales hablan con ellos, se hacen sus amigos. Por eso nosotros no confiamos en los policías, preferimos que vengan los de la Marina, en ellos sí confiaríamos”, subraya.
“Los policías de Putaya no hacen las rondas como debería hacer, no deben cuidar allá, que no es donde hay problemas, sino en Saweto. Nosotros pedimos que la Marina sea la que se encargue de la seguridad. Aquí los que amenazan no solamente son madereros ilegales sino también narcotraficantes, y tememos que puedan corromper a los policías”, demanda Diana. “Es triste ver que en la comunidad vivimos como cualquier animal. No hay presencia del Estado, no hay a quién acudir para pedir justicia”, agrega.
“Nosotros vamos a continuar con lo que luchaba mi papá, no vamos a dar pie atrás. Él quería titular las tierras para que los asháninkas tuviéramos beneficios. El sueño que él quería va a plasmarse porque yo, como madre, y mi mamá no vamos a dejar esta lucha. Nosotros vamos a seguir hasta que Dios nos recoja”. Diana
Es un tema pendiente que las autoridades, no solamente las de Ucayali, deben resolver con prontitud. “En la comunidad se ha informado que aún hay amenazas de los madereros y el temor crece especialmente por las fechas de fin de año en las que hay más actividad, más gente se va a Putaya (madereros y otros), el caserío en donde se refugian, por reuniones y fiestas, y eso genera más preocupación. Te imaginarás que madereros reunidos en tragos pueden ponerse más pesados”, advierte Osorio.
Elgiria, Diana y Julia Pérez, viuda de Edwin Chota, están a la espera de que puedan contar con otro helicóptero para que les puedan entregar los cuerpos de José y Edwin y puedan hacer los funerales respectivo según sus costumbres en la comunidad. “Las viudas están pendientes de la entrega de cuerpos y esperan del gobierno algo significativo: que no les den el cuerpo en una caja y punto como hicieron con la viuda de Leoncio Meléndez, sino que algún funcionario los entregue de manera respetuosa”, apunta Osorio.
Aunque tardíamente [esto lo resaltan con indignación los deudos], el gobierno ha empezado a cumplir con las demandas de los asháninkas de Alto Tamayo-Saweto. Esperemos que no haya intereses de terceros en perjudicar este proceso. Por otro lado, sigue pendiente el tema de la seguridad. Como dice Osorio, no es suficiente poner un grupo de policías en la zona que residen en Putaya y seguramente tienen más facilidad de comunicarse con los madereros. Hace falta una estrategia más coordinada y elaborada con la participación de ambos gobiernos –peruano y brasileño– porque es zona de frontera. Debe haber una intervención más contundente del Estado y de las fuerzas del orden.
Su lucha continúa
"Creo que una de las cosas fundamentales que el gobierno peruano debe hacer es reconocer la contribución de las comunidades indígenas en la protección de los bosques. Tienen que apoyar a los pueblos indígenas, porque ningún funcionario del Estado tendrá siempre la misma pasión por la protección de las zonas forestales como alguien que lo ve como parte de su identidad y de su historia", dice a LaMula.pe Paul Redman, autor del siguiente minidocumental.
(Foto portada: It not us then Who)
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