Las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos se conocían, pero no se sabían los detalles. No obstante tras los editoriales de The New York Times se podía inferir acercamientos, pero no había certeza. Y, hoy, finalmente se dio la noticia que sacudió todos los medios de comunicación y a toda la América: ambos países reanudarán relaciones. Si el anuncio conjunto de Estados Unidos y China de comprometerse a reducir sus emisiones de gas de efecto invernadero antes de que se lleve a cabo la COP20 en Lima generó gran expectativa mundial, el de hoy tuvo mucho más resonancia por su significado político y económico.
¿Qué motivó a los gobernantes a dar este paso?
Para el internacionalista Farid Kahhat, en el caso de Cuba primaria lo económico en tanto está la constatación de que el subsidio venezolano al petróleo que consume Cuba podría no mantenerse a los niveles actuales por tiempo indefinido, considerando la situación precaria por la que vive Venezuela y esto podría repercutir en los intereses económicos de la isla. En el caso de Obama, el mandatario está en los dos últimos años de gobierno, no puede ir a la reelección y no tiene mayoría en el Congreso. Él está haciendo algo que le conviene, pero también es lo correcto: tomar decisiones en política exterior por orden ejecutiva.
"Todo presidente estadounidense de alguna manera busca pasar a la historia por ser relevante en algún aspecto de política exterior. Carter con el tema israelí-egipcio, Clinton con el israelí-palestino, Bush con sus guerras supuestamente antiterroristas. Obama entendió que era su momento y desde su perspectiva demócrata entendió que el tema de Cuba lo tomaba él o se lo dejaba en bandeja a su sucesor", dice a La Mula.pe el periodista especializado en temas internacionales Carlos Novoa.
Se trata del fin de una era –agrega–, de una manera de pensar en la que Estados Unidos pretende ampliar su radio de influencia y conquistar más aliados. Desde el lado cubano, que duda cabe, es un triunfo importantísimo.
"En el corto y mediano plazo el régimen cubano se fortalecerá. Esto probablemente ayude a mejorar en parte el desempeño de la economía cubana. Lo que se prevé también es que en el largo plazo surgirán sectores económicos de los que depende el bienestar de la economía cubana y los ingresos tributarios del gobierno. Esos sectores podrían empezar a demandar de derechos y el gobierno, al depender tanto de la economía, serían proclives a empezar a ceder esos derechos. Lo que queda claro es que peor que la política actual no va a ser", detalla Kahhat a LaMula.pe.
Lo que la clase política cubana encuentra en esta coyuntura –en opinión de Novoa– es una manera de hacerse más fuerte, como partido único, que demuestra que es capaz de modernizarse al estilo chino, o sea un solo partido, pero con apertura económica. "De hecho, Castro tendrá un discurso hacia dentro, en el que seguramente va a subrayar la resistencia del pueblo cubano y dirá que han derrotado al imperio", anota.
No va más
Mientras que en diferentes editoriales el The New York Times ha indicado que era tiempo de terminar con el embargo a Cuba y resaltaba que el gobierno de la isla afirmaba que reanudaría con gusto las relaciones diplomáticas con Estados Unidos sin condiciones previas, la no menos influyente The Economist coincide en el fin del embargo, porque considera que es fútil. Ambos medios de comunicación destacaban también la falta de apoyo al embargo en el resto de América Latina y el "consenso" en esta región a favor de la normalización de las relaciones con Cuba.
Tras el anuncio de Obama, los republicanos salieron a criticarlo, al igual que los cubanos radicados en Estados Unidos. Ni la afirmación del mandatario: "Todos somos americanos", los apaciguó. Y si bien el presidente demócrata no tiene mayoría en el Congreso, ello no implica que no pueda llevar a cabo su acercamiento a la isla.
"Obama no necesita de los republicanos porque esta decisión la puede tomar por orden ejecutiva; además, según las encuestas, la mayoría de americanos apoya el levantamiento del embargo a Cuba. Lo que es cierto es que el presidente de EEUU no puede levantarlo completamente porque el embargo no es una decisión de política exterior norteamericana", explica Kahhat.
Para Novoa, reconocer que el aislamiento no ha funcionado es un cambio radical en la forma cómo se ha enfocado el tema y abre un abanico de posibilidades para negociar directamente aspectos de fondo en las relaciones entre ambos países.
Obama tiene un buen argumento para decir que esto no implica renunciar al propósito inicial del embargo, que era democratizar a Cuba: “50 años de embargo no sólo no han democratizado al país sino más bien pueden haber fortalecido al régimen al debilitar la posición de la población, por las privatizaciones que supone el embargo”, subraya Kahhat. Con esta iniciativa –añade– se eliminaría el sufrimiento que el embargo impone, pero además le da alternativas de la población, como por ejemplo mayor acceso a comunicaciones con todo el mundo.
En los siguientes días seguramente conoceremos más detalles de las negociaciones y, claro está, la polémica llegará a su clímax en Estados Unidos. No sólo en América Latina hay gran expectativa, Cuba es una isla muy apreciada no sólo por sus paisajes turísticos y su buena música, es un nicho preciso para muchas inversiones. Estados Unidos también lo sabe.
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