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aproximación al "color puerta"

Ni de la UPC ni racista (eso dice ella)

La UPC aclara que la tuitera Elena Serpa nunca fue su estudiante. Elena Serpa se disculpa por sus tuits racistas.

Publicado: 2014-12-16

El insulto racista es una lamentable constante en las discusiones en las redes sociales. Quizá no en aquellas que se rigen por la conciencia que tienen las partes respecto a su nivel de exposición y a su potencial mediático, como ocurre cuando se discute entre periodistas, políticos o gente de la industria del entretenimiento. Allí -con acierto o no- todos miden sus palabras. 

Pero la masa de conversaciones en redes sociales exceden de lejos esas reglas no escritas entre las que decir lo que se piensa es más una declaración que una postura real. Y allí, no todos piensan bien en las consecuencias de sus dichos. "He aprendido que tengo que cuidar mucho mis palabras", dice ahora Elena Serpa, la joven de 20 años que en estos días fue la responsable de que aquel lamentable -y poco imaginativo- insulto de "color puerta" (o sea, "marrón") pase de los corrillos estudiantiles a los hot topic de Lima y balnearios. Lo dice luego de una terapia intensiva de e-bullying por 48 horas. 

elena serpa, se disculpa por el tuit del insulto racista.  captura de video de larepublica.pe

El diario La República, en su edición digital de hoy, publica un video en el que Elena se disculpa por el tuit con el que respondió a un joven con el que discutía en twitter. Un tuit en el que se dirigió a su interlocutor con un "serrano como tú", igual de "raceador" -así se dice ahora- pero menos atractivo y enigmático que el "color puerta". Elena dice hoy que se trató de "una total sátira" (?), y acepta que fue un error y que ella no es "así" (racista). 

Al igual que el tema por el que Elena y el estudiante de San Marcos empiezan a pelear en twitter -el uso de ipads en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas- luego del incidente que lo sobrevino fue el prejuicio y paradójicamente, una contra-ola de insultos que señalaban las razones que debieran impedirle a Elena, "por lógica" usar insultos racistas, a saber: el color de su piel, sus facciones y hasta su apellido (Olivos, "apellido de distrito popular", como leí en un agudo tuit de respuesta)

A despecho de sus indignados autores, estos señalamientos llevan implícito el mensaje de que los blancos/as, rubios/as (o por lo menos blanquiñositos/as) sí pueden "cholear" a gusto (o ser racistas con "coherencia", y no "acomplejados"). Podríamos concluir que para los justicieros de las redes sociales un insulto "acomplejado" es peor que un insulto racista a secas.

Elena -ya lo ha aclarado la universidad en un comunicado- no es estudiante de la UPC, y de acuerdo a sus disculpas de hoy, nunca pretendió pasar por tal. En el tuit ella se refiere a "su" universidad, y dado el contexto de la discusión (y los prejuicios sobre la UPC como una "universidad pituca"), hasta algunos profesores -como ocurrió con el docente Hugo Coya- se animaron a escribirle cartas llamándola a la reflexión, mientras que otros internautas fueron por el rumbo de la parodia, como en los casos de esta entrevista falsa, o esta falsa investigación sobre el concepto de "color puerta".

"La UPC expresa su total rechazo ante cualquier tipo de expresión o acto de agresión y discriminación. Por el contrario, estamos orgullosos de contar con una comunidad universitaria multicultural, diversa e inclusiva", dice el comunicado de UPC al aclarar que Elena no es una de sus estudiantes. Es un desmentido que felizmente no intenta tomar distancia de una joven que podría haber sido su alumna (vamos, que el insulto racista es moneda común en el mundillo universitario). Lo importante al final del incidente no es sólo que la institución lo condena, sino que la propia Elena ha visto que era necesario disculparse, y ella - y sus pares estudiantes, de la UPC o no- van tomando conciencia que viven en un país en el que cada vez hay menos permisividad frente a esta clase de estupidez. 




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Redacción mulera

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