La muerte del poeta Pablo Guevara en 2006, a la edad de 76 años, súbitamente hizo crecer la atención a su obra. A los meses de su partida fueron publicados los libros Hospital (2006), Hacia el final (2007), Mentadas de madre (2007), Tren Bala (2009) y el volumen de homenaje a su memoria Totalidad e infinito (2007).

Esta situación contrastó notoriamente con la forma en que Guevara condujo su carrera literaria, caracterizada por los espaciados intervalos que dejaba entre sus publicaciones. Es así que entre Hotel del Cuzco (1971), su libro más celebrado, y La colisión. Ópera marítima en cinco actos (1999), con el que obtuviera el Premio Copé, hubo cerca de tres décadas de silencio editorial.

Sin embargo, tras aquella avalancha de publicaciones, la figura de Guevara comenzó a ocupar un lugar en la sombra. Ello pese a tratarse de una figura de gran importancia en la poesía peruana contemporánea, un predecesor de las propuestas de las generaciones del sesenta y setenta con su recurso al lenguaje cotidiano y su asalto a la solemnidad de "lo culto".

Pese a que autores como Jorge Pimentel o Domingo de Ramos se han reconocido deudores de Guevara, existía un gran vacío editorial con respecto a sus libros más representativos.

En 2003, el Rectorado de la Universidad Católica del Perú reeditó Hotel del Cuzco como parte de su emblemática serie "El Manantial Oculto". Luego, llegó la muerte, la bulla mediática, y al final el olvido.

Felizmente, la editorial independiente Vivirsinenterarse ha decidido rescatar de aquella ominosa situación a Retorno a la creatura, que es no solo el primer libro publicado por Guevara sino también el título que le valió el Premio Nacional de Poesía de 1955.

La presentación oficial será este viernes 19 en la Casa de la Literatura (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), desde las 7 de la noche; y a cargo de los comentarios estarán los periodistas y poetas Mirko Lauer y Alonso Rabí do Carmo, el catedrático Dimas Arrieta, y Eduardo Reyme, el director de la editorial.

Guevara es un autor al que hay que volver. Entre otros motivos, porque, como lo dice aquí el crítico literario Camilo Fernández Cozman, fue un poeta que "Descreía del anquilosamiento intelectual y de las modas académicas. [y que] Buscaba siempre que asomara el fantasma de la intuición, ese humus creativo que alimenta la auténtica literatura". 

Por esa clase de ímpetu es que su poesía continuará entre nosotros mucho tiempo más. Sin duda.