"Por su coraje, por los riesgos que tomaron y por las vidas que salvaron los luchadores del Ébola han sido escogidos como El personaje del año". Con estas palabras, la editora de la prestigiosa revista estadounidense Time, Nancy Gibbs, dio a conocer una decisión que marca un hito en la joven historia del siglo XXI.
En una época donde prima el individualismo, un grupo de hombres y mujeres no dudaron en ofrecer sus conocimientos (y sus cuerpos) para combatir una enfermedad que amenazaba con expandirse a todos los rincones del planeta.
Gibbs señala que, por décadas, el Ébola cobró una cuota de muertos en el continente africano, pero en el 2014 la enfermedad se descontroló y los gobiernos no estaban preparados. Fue en ese momento que se conoció 'el corazón del héroe'. Por ejemplo, organizaciones como Médicos sin Fronteras y el Bolso Samaritano enviaron voluntarios no solo para salvar a los infectados sino a también a nosotros, a todos nosotros.
Un ejemplo de esta entrega desinteresada puede ser la historia de la asistente de enfermería Salome Karwah, quien sobrevivió al terrible mal luego de haber perdido a sus padres en la misma semana. Ella no dudó en quedarse al lado de los infectados para brindarles atención médica y apoyo emocional, especialmente a los niños que ven morir a sus familias y que ni siquiera pueden recibir una abrazo porque, tal como recuerda Gibbs, "los abrazos pueden matar".
Otro caso conmovedor es la historia del chofer de ambulancia Foday Gallah que considera su imnunidad como un regalo divino y no duda en seguir combatiendo al Ébola: "Quiero donar mi sangre para que mucha gente pueda salvarse. Voy a luchar contra el Ébola con todas mis fuerzas".
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