Ayer, el Comité Selecto del Senado de los Estados Unidos para Asuntos de Inteligencia, presidido por la demócrata Dianne Feinstein, presentó su reporte definitivo sobre las prácticas de tortura e "interrogatorios reforzados" de la CIA desde el inicio de la "Guerra contra el Terror" lanzada por el presidente George W. Bush (y continuada por su sucesor, Barack Obama). El reporte completo puede leerse (en inglés) en este enlace.
El comité es claro en su condena no sólo de las prácticas autorizadas desde la Casa Blanca, sino también las manipulaciones y mentiras al respecto tanto por parte de las propias agencias de seguridad, como los funcionarios del ejecutivo norteamericano. El reporte, largamente esperado (y largamente dilatado por presiones de diversos sectores, en particular el Partido Republicano), ofrece lo que el New York Times ha llamado un "macabro recuento" del uso de la tortura contra sospechosos de terrorismo. Se basa en documentos internos de la propia CIA y refuta con claridad muchos asertos de la agencia y sus defensores sobre las "técnicas" empleadas.
Entre las conclusiones, el reporte dice lo siguiente:
1. El uso de estas "técnicas" no fue efectivo para obtener confesiones o lograr la cooperación de los detenidos. Esto contradice una de las principales líneas de defensa lanzadas por las agencias de seguridad y por los funcionarios responsables de autorizar la tortura.
2. Para justificar su uso, la CIA mintió o disfrazó los hechos, en declaraciones ante el ejecutivo, el legislativo, el poder judicial y el público.
3. Las "técnicas" usadas por la CIA fueron mucho más brutales de lo que se les informó a los legisladores y otros. Lo mismo es cierto con respecto a las condiciones de encarcelamiento de los sospechosos.
4. Además de mentir, la CIA ha impedido activamente los esfuerzos de supervisión por parte del Congreso, según estipula la ley.
5. La CIA ha obstaculizado incluso sus propios esfuerzos internos de supervisión, dificultando la labor del Inspector General de la aencia.
6. Las acciones de la CIA han impedido y dificultado la seguridad nacional de los Estados Unidos, en lugar de contribuir a ella.
7. La CIA coordinó la entrega de información secreta a la prensa (un delito federal por el que varias personas, incluyendo periodistas, sufren prisión). La intención de estas revelaciones fue engañar y maniplar, no informar.
8. La CIA utilizó "técnicas" que van más allá de aquellas autorizadas por el ejecutivo o por sus propios organismos de control interno.
Estas son algunas de las conclusiones más saltantes, pero no las únicas. El énfasis del reporte está puesto en las agencias de seguridad y la Agencia Central de Inteligencia en particular, pero las conclusiones son obvias: las acciones de estos organismos son claramente ilegales, y hay responsabilidades políticas en los más altos niveles de la política estadounidense.
Las posibilidades de que haya sanciones, sin embargo, son escasas.
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