La propuesta de Cordal se basa en la representación de escenas que lindan con lo desconcertante y lo absurdo, en la que sus personajes —que son esculturas humanas de diversas escalas— ofrecen a través de sus miradas y sus posturas corporales la sensación de no ser conscientes de la situación en la que se hallan o de la magnitud de lo que deben enfrentar.

Este recurso le ha permitido al artista generar situaciones cómicas —o tiernas incluso— en muchas de sus intervenciones urbanas, las cuales suelen ocurrir en Europa. Sin embargo, debajo de esa puesta existe una severa crítica tanto al accionar como a las actitudes de los individuos en la sociedad contemporánea. Es decir, a la pasividad e ignorancia ante las que las mayorías se han terminado por someter.

Teniendo en cuenta tales coordenadas, es posible leer esta serie que Cordal ha exhibido en 2012, en la Trienal de Arte Contemporáneo por el Mar Beaufort04 (Bélgica), y en 2013, en el Château des ducs de Bretagne, Nantes (Francia), y que lleva por nombre 'Waiting for climate change', en obvia alusión a la problemática ambiental que se atraviesa en el presente.

En ambos casos, los sujetos —hombres y mujeres adultos— son ubicados en entornos naturales, como un pequeño estanque (Nantes) o una playa (Beaufort04), pero que se encuentran en estrecha relación con el espacio urbano. Lo cual deja que los espectadores ocasiones contemplen estas instalaciones. Además, aunque sus tamaños varíen, puesto que son pequeñas escalas en Bélgica, mientras que en Francia son de tamaño real, cada uno de ellos se mantiene apático, con una calma que contrasta con la situación que protagonizan.

Por supuesto, en ambas exposiciones, las escenas son tomadas de catástrofes ambientales: desde grandes inundaciones hasta ecosistemas destruidos.

Siendo inevitable que uno se vea por unos instantes como aquellas esculturas, el mensaje de Cordal es más que claro: no nos convirtamos, a través de nuestra quietud y resignación, en cómplices de los crímenes contra el ambiente. No solo porque terminan afectadas las condiciones de muchos rincones del planeta, sino también porque corren riesgo nuestras propias vidas.

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