Admitámoslo. La pornografía es, en muchas ocasiones, el primer acercamiento que tenemos con el tema sexual. Nuestra curiosidad adolescente nos impulsaba a buscar las 'revistas para adultos' (cuando la Internet no era tan masiva). Más de uno de nosotros llegó a esas publicaciones gracias a un buen 'compañero de carpeta'.
Esto, claro, es pernicioso. Pero no por las razones que muchos moralistas asumen o aducen, sino porque la pornografía es, en todos los casos (aún en los más "realistas" y desmaquillados) una representación fantaseosa de lo que realmente sucede entre dos personas que se encuentran en el acto sexual. Y los mitos, engaños y tergiversaciones que el género pornográfico difunde tienden a enraizarse en la conciencia de sus consumidores, incluso los ocasionales, y a desvirtuar sus expectativas sobre el sexo.
En el video que te presentamos a continuación, se explican las diferencias entre el sexo pornográfico y el sexo real a través de... frutas. Sí, frutas (no es broma). En menos de dos minutos sabrás los motivos por los cuales 'el porno' tiene más de fantasía que realidad. Además, despejarás algunas dudas. Por ejemplo, ¿sabes qué porcentaje de mujeres han probado el sexo anal?
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