En octubre del 2012 se anunció oficialmente la creación del nuevo Parque Nacional de Güeppí Sekime y dos reservas comunales ubicadas en los distritos de Putumayo y Torres Causana, en la provincia de Maynas, región Loreto. Las tres áreas en total cuentan con 592,700 hectáreas destinadas a la conservación y alberga una de las mayores diversidades biológicas y culturales de la Amazonía y del mundo. En la zona habitan cerca de 30 comunidades indígenas pertenecientes a las etnias Kichwa, Seoya y Huitoto, quienes, por mucho tiempo, han enfrentado la tala y cacería ilegal.

El ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, señaló entonces que este parque nacional beneficiará también a las autoridades de los países vecinos, que, en el 2009, firmaron un acuerdo a través de sus ministerios con el fin de articular esfuerzos para consolidar la conservación uno de los más importantes corredores biológicos internacionales en la Amazonía, en torno al río Putumayo.

Han pasado dos años y la Federación Kichwa del Alto Putumayo Inti Runa (Fikapir) exige al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) la validez del plan maestro del parque. En agosto pasado enviaron un documento pero tienen solución. Al respecto, Alberto Chirif, antropólogo especializado en temas amazónicos alcanzó a LaMula.pe un comentario sobre este tema que compartimos a continuación:


"El 29 de agosto de este año, el sociólogo Teófilo Torres Tuesta, jefe del Parque Nacional Güeppí-Sekime, mediante carta Nº 004-2014-Sernanp-PNGS, le envió al Sr. Demesio Tangoa Guerra, presidente de la Federación Kichwa del Alto Putumayo Inti Runa (Fikapir), copia del plan maestro del mencionado parte, anunciándole que este había sido validado en una reunión realizada el 27 de dicho mes.

El parque mencionado queda en la parte alta del río Putumayo, en el vértice norte extremo del Perú, en la zona de triple frontera de nuestro país con Ecuador y Colombia.

Sin embargo, como se puede ver en el pronunciamiento adjunto de dicha organización, en la reunión del 27 de agosto a la que alude el jefe del parque nacional solo se informó de los avances del proceso, pero no se dio por aprobado el plan maestro.

En este sentido, con justa razón, la Fikapir exige ahora al Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) y demás instituciones involucradas que rectifiquen su información ya que el plan maestro no ha sido aún validado. Exigen asimismo que se dé un tiempo para que las comunidades puedan revisar el documento y formulen recomendaciones y observaciones que deberán ser incorporar a la versión final. Exigen, por último, que el Sernanp construya, junto con Fikapir, un plan de trabajo para definir las condiciones y espacios que permitan seguir adelante con el proceso y “llegar a la verdadera y completa validación de este Plan Maestro”.

De acuerdo a ley, el plan maestro es “el documento de planificación de más alto nivel con que cuenta un Área Natural Protegida”. Los planes maestros deberán ser elaborados mediante procesos participativos y se revisarán cada cinco años. Ellos definirán por lo menos: “a. La zonificación, estrategias y políticas generales para la gestión del área. b. La organización, objetivos, planes específicos requeridos y programas de manejo. c. Los marcos de cooperación, coordinación y participación relacionados al área y sus zonas de amortiguamiento” (Art. 20º).

Aunque cantidad no es sinónimo de calidad, el plan maestro que el Sernanp dice haber validado es notablemente escueto, considerando que se trata de un documento importante para guiar el desarrollo de un área natural protegida (ANP) en el mediano plazo. El PM en cuestión consta de 15 páginas, tres de las cuales presentan mapas y una es un anuncio de los tres anexos del documento que son, precisamente, los referidos mapas: zonificación, ecosistemas y “grillas” por ecosistemas. En resumen, se trata de un plan maestro de un parque nacional de solo 11 páginas, en una de las cuales se presenta la visión y objetivos y las demás son básicamente cuadros sobre objetivos ambientales, socioculturales y económicos, más un diagrama de líneas entrecruzadas, titulado “modelo conceptual”, hecho más para impresionar con el enredo de flechas que se cortan entre sí que para servir al entendimiento de los procesos del área.

El lenguaje del documento es además confuso y equivoco. Soy de la opinión que las palabras usadas en un documento deben estar registradas en el diccionario de tal manera que cualquiera que no las conozca pueda recurrir a este para averiguar su significado. Este fue nuestro caso con la palabra “grilla” que es constantemente repetida a lo largo de las 11 páginas del documento. ¿Qué significa esta palabra que el plan maestro no define? El diccionario da diversos significados: 1. Hembra del grillo, 2. Rejilla para detectar anomalías visuales en una persona, 3. Molestia, contrariedad, 4. Chamuquiña, riña, 5. Tabaco para mascar. Por último, en Google encontramos una acepción más: “mujeres que salen con hombres ajenos”.

Como de todas las aproximaciones que intentamos ninguna parecía corresponder a la naturaleza del documento, recurrimos a una persona del propio Ministerio del Ambiente (Minam) para que no las explique. Nos contestó diciendo que era “una traducción tonta [usó en verdad una palabra algo más dura] de grill en inglés, que es cuadrícula”. Además, calificó al citado plan como “Plan Alumno”, nada de maestro, y se explayó en algunas consideraciones importantes. Señaló que si bien los parques nacionales son ANP de uso indirecto y que, por tanto, tienen como objetivo principal la conservación de la diversidad biológica y promueven usos indirectos (recreación, investigación, turismo, etc.), dado que Güeppí-Sekime está rodeado de dos reservas comunales, que sí son ANP de uso directo, se “debería mencionar sus importantísimas funciones como área fuente de recursos vitales para la población y por tanto la necesidad de que la población participe directamente no solo en la gestión sino en la planificación y en la toma de decisiones”.

¿Por qué entonces, tratándose de un ANP que involucra a pobladores de comunidades, tuvieron los autores que usar términos raros (“grilla” es solo uno de ellos) y diagramas confusos? Es evidente que para los moradores de esas comunidades es mucho más difícil descubrir significados ocultos que para nosotros que disponemos de computadoras, diccionarios y acceso a especialistas que pueden ayudarnos a desentrañar palabras deliberadamente equívocas.

El documento carece de un diagnóstico mínimo que permita entender cuál es la realidad del área y cuáles sus amenazas y, a partir de esto, comprender la lógica de las medidas que se plantean para solucionar los problema y enfrentar los retos.

En una parte se señala, por ejemplo, que la amenaza principal a los ecosistemas terrestres del área son “la caza ilegal y la cacería”. Sin embargo, los autores no explican cómo se dan estas actividades, ni mucho menos cuantifican sus impactos y señalan quienes las practican. Por lo cual todo queda en una simple declaración. Igual sucede cuando mencionan como otra amenaza al turismo, cuando ciertamente no existe actualmente turismo en la zona. ¿Se trata de una amenaza potencial? En ningún caso explican con claridad las amenazas ni menos las sopesan. ¿Sobre la base de qué conocimientos y datos se han establecido esas amenazas? ¿Cuál es el peso que ellas tienen para la sobrevivencia de las especies y la estabilidad del parque?

Por otro lado, hay claramente un uso deficiente de conceptos. Decir, por ejemplo, que “actores locales representados en el comité de gestión” es un indicador del objetivo “consolidar espacios para la gestión participativa del área” es no decir nada. La presencia de actores en el comité de gestión (CG) no garantiza que se hayan creado ni menos consolidado espacios de participación real. Puede ser solo un formulismo. Este cuadro es clara muestra de la flojera intelectual de sus autores que no quieren pensar las respuestas seriamente.

Que el supuesto del objetivo anterior sea que el parque cuente con un CG indica además que tampoco se ha entendido el significado de la palabra supuesto, que en este contexto (dado que tiene varias acepciones) son las condiciones que tienen que darse para lograr el objetivo. Pero en este caso se ha considerado como supuesto que el objetivo se cumpla, o que es absurdo.

Nos aunamos al pedido de Fikapir para que Sernanp revise su posición y abra un verdadero proceso participativo, como lo exige la ley, para validar el plan maestro."


Lee aquí el pronunciamiento de la Fikapir