"Si no entiendes, pregúntale al profesor. No te quedes callado". Este era uno de consejos favoritos de nuestros padres de familia cuando iniciábamos nuestra educación escolar. No obstante, recurrir al profesor para que nos ayude a resolver una tarea no sería el mejor modo de aprender.

Un  estudio del Laboratorio de Ciencias del Aprendizaje del Instituto Nacional de Educación de Singapur, dirigido por el investigador Manu Kapur, sostiene que los estudiantes aprenden mejor cuando ellos mismos, sin la ayuda del profesor, se sumergen en la resolución de un problema. Aun cuando fracasan.

El investigador y su equipo llegaron a esta conclusión luego de aplicar el principio de producción fallida de problemas matemáticos a tres escuelas de de Singapur. Los resultados son bastante ilustrativos.

Un primer grupo recibió una intensa asesoría por parte de un profesor. Con esta ayuda, los colegiales fueron capaces de resolver una serie de problemas. El segundo grupo, en cambio, no tuvo ninguna asesoría pedagogica. De esta forma, debieron resolver la misma serie de problemas por sí mismos o colaborando entre ellos.  Al final, ninguno de ellos pudo tener éxito. No obstante, en el transcurso de sus ensayos, los escolares desarrollaron diversas ideas sobre la estructura de los problemas y las posibles soluciones.

 Este fenómeno se denomina 'eficiencia oculta' y Kapur lo explica de la siguiente manera: "Intentaron entender de forma mucho más profunda el problema y no solo buscar las respuestas correctas". Así, cuando ambos grupos fueron evaluados acerca de lo que habían aprendido, el segundo grupo superó largamente al primero.

Por supuesto, estos resultados no implican que debemos abandonar a nuestros educandos y dejar que fracasen constantemente. Kapur alerta sobre esta tentación y señala tres requisitos indispensable para que la eficiencia oculta sea aplicada exitosamente:

1. Escoger los problemas que supongan un desafío, pero que no signifiquen frustración.

2.Darles a los estudiantes la oportunidad de explicar y elaborar lo que están haciendo.

3. Permitir a los estudiantes contrastar tanto las buenas como las malas soluciones.

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Recordemos en la vida cotidiana los problemas no vienen con soluciones incluidas. En muchas ocasiones, debemos enfrentarnos solos ante situaciones complejas. Por otro lado, esta investigación confirma que el aprendizaje es un proceso no solo individual sino también colectivo. El intercambio de ideas nos enriquece intelectualmente. 


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