Para Steven Naifeh y Gregory White Smith, autores especialistas en escribir biografías de artistas, la historia de que Vincent Van Gogh se suicidó no sería verdadera. Ambos, que despertaron el recelo de los estudiosos de la obra del pintor holandés con la biografía que publicaron en 2011 (Van Gogh: The Life), brindaron su testimonio a la revista Vanity Fair

los autores: Gregory White Smith (izquierda) y Steven Naifeh (derecha)
(foto: www.nytimes.com)

Cual si fuese una aventura de detectives, Naifeh y White Smith encontraron las pruebas de este interesante caso tanto en el museo en homenaje a la figura de Van Gogh (con sede en Ámsterdam), así como en los vacíos en los testimonios de aquellos que o bien estuvieron cerca del pintor o bien se enteraron de lo que sucedió durante sus minutos finales.

La "versión oficial" indica que el pintor dirigió una bala contra su abdomen. Los órganos vitales quedaron afectados, alargando su agonía por más de 29 horas.

Una de los primeros hechos que resalta por su inconsistencia fue que Van Gogh, a juzgar por la pieza de papel hallada entre sus prendas, poseía en esos días un estado anímico positivo y bastante optimista respecto a su futuro. 

¿Por qué, entonces, desearía liquidar su vida?, se interrogan los autores. 

Dicha pieza no era más que el primer borrador de su última carta a su hermano Theo. En aquella comunicación, con fecha 27 de julio de 1890 —es decir, pocos días antes de su supuesta autoagresión—, inclusive hacía un gran pedido de pinturas.

Otro punto a tener en consideración son los relatos recogidos a los días de ocurrido el desafortunado —y enigmático— evento que acabó con la vida de Van Gogh. 

en 'lust for life' (1956), kirk douglas interpretó a  van gogh. esta es la escena del autoatentado.

Los habitantes de Auvers, la comunidad cercana a París donde el pintor pasó sus últimos meses, optaron por mantener un calculado silencio en torno al incidente. De allí que, una vez que se los interrogara, nadie estuviera enterado del origen del arma, ni hubiera visto transitar herido y sangrante a Van Gogh por unas calles que, en plena temporada de verano, solían estar atestadas de gente. Para todos, simplemente, él se había "herido a sí mismo".

"¿Qué clase de persona, no importa cuán desequilibrada esté, intenta suicidarse con un tiro en el abdomen?" se preguntan Naifeh y White Smith. ¿Por qué no acabó con su dolor con un segundo disparo? ¿Por qué optó por atravesar el pueblo —con una bala en el vientre— hasta llegar a su habitación?

"granjas cerca de auvers" (1890)

Los dos biógrafos encuentran en el crítico de arte, y amigo del pintor, Émile Bernard, al primer interesado en difundir la historia del suicidio. Cuando ocurrió el incidente de la automutilación de la oreja, fue también Bernard quien comunicó el suceso a otros críticos. Pese a que solo estuvo presente para el funeral, su versión fue tomada por cierta.

Otro detalle: la policía no se preocupó en investigar a fondo lo ocurrido. Se cuenta que el gendarme de Auvers entrevistó a Vincent en su lecho de muerte: "¿Tuvo usted la intención de suicidarse?". El pintor, según relatos posteriores, respondió perplejo: "creo que sí".

Los testimonios de dos personas que conocieron a Van Gogh durante su residencia en Auvers fueron también tenidos en cuenta. Una de ellas fue Adeline Ravoux, la hija del dueño de la Ravoux Inn, donde Van Gogh se alojaba en Auvers y donde él murió. La otra persona era el hijo de Paul Gachet, un médico homeópata que posó alguna vez para el pintor.

Adeline, quien recién compartió su testimonio en 1953, ofreció una narración dramática que variaba constantemente. Asimismo, repitiendo lo dicho por su padre, habló de otros intentos fallidos de suicidio del pintor. Paul Junior, por su parte, quien solo tenía 17 años cuando la muerte de Van Gogh, fue quien introdujo la idea de que el hecho ocurrió en los campos de trigo, a las afueras del pueblo.

"[La iglesia de Auvers-sur-Oise, vista del presbiterio" (1890)

¿Cómo caló, entonces, con tan pocos datos para corroborarlo, la idea de que Van Gogh se suicidó? 

Para Naifeh y White Smith, el mundo del arte, de entonces y de más adelante, encontró en esta historia un postrero acto de martirio que ayudaría a alzar la fama del pintor holandés. Sin duda, tendría que sostenerla y conservarla. Así tendrían al genio que necesitaban.

Pero, y esta es la interrogante principal a ser resuelta, si Van Gogh no se disparó a sí mismo, ¿quién le disparó?

A los ojos de los biógrafos existe un responsable: René Secrétan. Un muchacho que en 1890 tiene 16 años y es hijo de un importante farmacéutico de París que vacacionaba con el resto de su familia en Auvers. 

Mientras que René es un muchacho pretencioso que pertenece a la burguesía local, Vincent es un sujeto extraño y que causa cierto repudio entre los demás. De allí que los jóvenes veraneantes encontraran en el pintor a la víctima idónea de sus travesuras y maltratos. El muchacho revoltoso, con el tiempo, se convertirá en un respetado banquero aficionado a la caza. 

'vincent and theo' (1990), una serie holandesa sobre la vida del pintor,

En 1930, el investigador John Rewald viajó a Auvers para recoger información sobre el episodio final de la vida de Van Gogh. Fue allí que escuchó una versión que indicaba que el pintor había sido atacado, en un suceso confuso y calificado de accidental, por un grupo de escolares. Se le dijo también que los muchachos nunca fueron perseguidos y que el artista prefirió reservarse aquel dato.

Consultado sobre la muerte de Van Gogh, muchos años después, René negó tener participación alguna, así como negó haber proporcionado el arma. Según declaró, para aquel fatídico día él ya había partido de Auvers. "¿A mitad de la temporada?", reflexionan no sin sospecha los biógrafos.

Por último, la descripciones de las heridas producto del disparo dejan ver que no fue un tiro realizado desde una distancia corta. Aparte está el hecho que la posición de la mano derecha para situarse a la altura del abdomen hacen muy difícil accionar del arma. ¿Si quería morir, por qué no hacerlo de forma que no falle?

un recorte de la época

Por supuesto, las inferencias de Naifeh y White Smith no han caído en saco roto. Han provocado la reacción inmediata de los especialistas en Van Gogh, así como la ansiedad de buena parte de la prensa por afirmar, lo que no es más que una mera hipótesis, el asesinato del pintor.

Lo que sí es un hecho es que las circunstancias en las que se produjo no son ni serán nunca del todo precisas. Solo nos queda continuar admirando el perturbado y precioso mundo que nos legó en sus lienzos.

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