Las aves migratorias no conocen de naciones. Viajan de un lugar a otro en busca de clima y alimentos adecuados para la supervivencia de su especie. Pero lo que probablemente pocos saben es que su paso no solo beneficia a los animales, sino también a las personas. Por eso los especialistas consideraron que debía hacerse una convención dedicada a discutir cómo debemos proteger a estos visitantes migratorios.  

Así nació la Convención de Bonn, en 1979, con el fin de regular su conservación y los espacios en los que viven los animales sin fronteras. La décimo primera edición de esta cumbre tuvo lugar en Quito (Ecuador) hace pocos días. Ahí se reunieron los 120 países adscritos al pacto. Cada una de estas naciones representa un punto de parada fijo de diversos animales migratorios (no solo aves). 

Por eso uno de los objetivos del convenio internacional consiste en delimitar, en cada país, un área adecuada para que aves y otras especies, especialmente marinas, cumplan su circuito sin percances.

En palabras de Franz August Emde, vocero de la Agencia Federal para la Protección de la Naturaleza, con sede en Bonn:

“Es muy importante que todo trayecto de los animales que pasan o vuelan de un Estado a otro sea seguro. No tiene sentido que los animales sean protegidos en un país, mientras en el otro son cazados o sus hábitats destruidos.”

Italia y Grecia, cuenta Emde, son dos de aquellos países donde la caza de aves es un deporte y también una fuente de insumos para la comida tradicional. Para evitar esto, la Convención de Bonn busca establecer bases legales que protejan a los animales de la depredación humana.

Pero además de la caza, existen otros problemas que afectan directamente la supervivencia de los animales que no conocen fronteras, entre ellos el cambio climático, la contaminación de los mares y los conflictos armados.

  

aves muertas por contaminación/ foto: Maulee.cl

Como no es posible proteger a todos los animales, la cumbre establece ciertas prioridades. Una de ellas es, por ejemplo, el nivel de impacto sobre el ambiente en beneficio de los humanos. Los murciélagos, aunque de apariencia desagradable, son los candidatos perfectos: su función en el ecosistema es útil, ya que se alimentan de insectos que podrían ser nocivos para las persona (los mosquitos, por ejemplo).

En el territorio europeo, además de los murciélagos, se privilegia el cuidado de ballenas, lobos y ciervos; mientras que en América Latina se busca proteger a las mariposas monarcas, las ballenas que emigran del norte al sur y los peces migrantes de las costas del Pacífico.

Para cuidar a los animales, es preciso empezar por el cuidado del mar, por ejemplo, la pesca intensiva. Este es un problema que no afecta solamente a un país, sino que repercute en todas aquellas naciones en donde los peces, delfines y ballenas usualmente migran.

En ese sentido, “la Convención de Bonn aboga aquí por la introducción y el cumplimiento de cuotas de pesca, como también por la prohibición de redes que se convierten en una trampa para delfines, ballenas y otros animales marinos. Para lograrlo, la Convención de Bonn es un importante instrumento internacional”, puntualiza Emde.


(foto de portada: www.imagenesdeanimalessalvajes.com)

Más información en nuestra sección LaMulaVerde.

notas relacionadas en lamula.pe

¿Cómo afecta a las aves el cambio climático?

Palomas 'contrabandistas' evaden bloqueo a Cuba

Aves del paraíso