En la Cumbre del Clima de la ONU, de setiembre pasado, no sólo Leonardo di Caprio dio un discurso muy aplaudido, y que fue muy difundido. Hubo otro muy sentido y que levantó a los asistentes de sus asientos. Fue cuando Kathy Jetnil-Kijiner, ciudadana de las Islas Marshall, se manifestó en nombre de su pueblo ante los líderes mundiales y recitó un poema para su hija de siete meses, un mensaje de esperanza en medio de la alarmante realidad del cambio climático. 

La poeta de 26 años, cofundadora de la ONG Jo-JiKuM, fue elegida por Naciones Unidas para pronunciar el discurso de apertura. Ella es oriunda de esa isla del Pacífico, un archipiélago que está a 2 metros sobre el nivel del mar y que, a causa del calentamiento global, teme que lleguen a perderse miles de años de cultura y de historia.

FOTO: WWW.UN.ORG

"Mi poesía siempre ha sido una forma de comprender el mundo que me rodea, de concienciar sobre las amenazas a las que se enfrenta mi pueblo, como los ensayos nucleares llevados a cabo en nuestras islas, el militarismo, el aumento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático o las migraciones forzosas", dice Kathy.

A pocos días del inicio de la COP20, vale la pena recordar su discurso y poema.

merecemos algo más que simplementesobrevivir

Querida Matafele Peinam,

eres un amanecer de sonrisas de siete meses de edad

eres calva como un huevo y calva como el Buda

eres muslos que son truenos y chillidos que son relámpagos entusiasmada por los plátanos, los abrazos y nuestros paseos matutinos junto a la laguna.

Querida Matafele Peinam,

quiero hablarte acerca de esa laguna

esa clara y tranquila laguna recostada hacia el alba

los hombres dicen que un día esa laguna te devorará

dicen que va a roer la costa

masticando las raíces de tus árboles del pan

engullendo tus malecones y haciendo añicos los desmenuzados huesos de tu isla

dicen que tú, tu hija

y también tu nieta

vagarán desterradas con tan sólo un pasaporte al que llamar hogar.

Querida Matafele Peinam,

no llores

mamá te promete

que nadie vendrá y te devorará

ninguna ballena codiciosa perteneciente a una empresa estafando a través de mares políticos

ningún intimidante estanque de aguas muertas perteneciente a negocios con la moral rota

ninguna burocracia ciega va a empujar

a esta madre océano

hacia la costa

nadie va a ahogarse, bebé

nadie va a irse

nadie va a perder su tierra natal

nadie va a convertirse en un refugiado del cambio climático

¿o debería decir?

nadie más.

A los habitantes de las Islas Carteret de Papua Nueva Guinea

y a los de las Islas Taro de Fiji

yo aprovecho este momento

para pedirles perdón

estamos marcando nuestro límite aquí

porque nosotros, bebé, vamos a luchar

tu mamá, tu papá,

Bubu, Jimma, tu país y también tu presidente,

todos lucharemos,

y pesar de que hay quienes,

escondidos tras de títulos de platino,

suelen fingir que no existimos,

quienes suelen fingir que las Islas Marshall,

Tuvalu,

Kiribati,

Maldivas,

el tifón Haiyan de las Filipinas,

y las inundaciones de Argelia, Colombia, Pakistán,

y todos los huracanes, terremotos, y maremotos no han

existido,

aun así

hay quienes

nos ven

con nuestras manos alzadas,

puños en alto,

pancartas desplegadas,

megáfonos resonando,

y somos canoas bloqueando buques carboneros,

somos el resplandor de aldeas solares,

somos el fresco y limpio suelo del pasado agrícola,

somos florecientes demandas adolescentes,

somos familias en bicicleta, reciclando, reutilizando,

ingenieros construyendo, soñando, diseñando,

artistas pintando, bailando, escribiendo,

y estamos difundiendo el mensaje,

y hay miles fuera en las calles,

marchando,

mano con mano,

coreando por un cambio AHORA,

y están marchando por ti, bebé,

están marchando por nosotros,

porque nos merecemos algo más que simplemente

sobrevivir

merecemos

crecer sanos

Querida Matafele Peinam,

eres ojos pesados

cargados de somnolencia,

así que cierra esos ojos

y duerme en paz,

porque no te vamos a defraudar,

ya lo verás.


Conoce las Islas Marshall en este video con el poema Dear Matafele Peinem