“Vive rápido, muere joven, y deja un bonito cadáver”

La mítica frase que han hecho suya los músicos de pop y rock apareció por primera vez en la película “Llamar a cualquier puerta” (1949). Ahora, un estudio revela que las estrellas del pop multiplican entre 5 y 10 veces las probabilidades de morir accidentalmente, y entre 2 y 7 veces las de cometer suicidio. 

Famosa es ya la leyenda del “Club de los 27” a la que pertenecen estrellas de la música que han muerto a esa edad, entre los que se encuentran, entre otros: el guitarrista de los Rolling Stones, Brian Jones (ahogado en una piscina); Jimi Hendrix (ahogado en su propio vómito, después de combinar alcohol y somníferos); Janis Joplin (sobredosis); Jim Morrison (existen contradicciones sobre la causa de su muerte); Kurt Cobain (suicidio) o Amy Winehouse (intoxicación etílica), la última incorporación a este macabro club. 

Según el estudio que se acaba de publicar, las estrellas de rock no tienen más posibilidades de morir a los 27 años, pero sí de morir más jóvenes.

La autora del estudio, Diana Kenny, profesora de psicología y música de la Universidad de Sidney, ha estudiado a más de 12 mil intérpretes que han fallecido entre 1950 y el 2014 para corroborar si realmente las estrellas de la música mueren antes, y si es así, las razones de su fallecimiento. El resultado de su análisis ha sido que las estrellas del pop mueren 25 años antes que la media de la población estadounidense.

expectativas de vida de la población estadounidense vs. las estrellas de la música

Las estrellas del pop tienen muchas más probabilidades de morir en un accidente, por suicidio, y asesinados

Las conclusión a la que ha llegado Diana Kenny, después de realizar este estudio, es que los músicos no son lo suficientemente maduros para asumir el éxito y la fama, y afirma que nadie los prepara para este estilo de vida, sino que se hace precisamente lo contrario, premiar el comportamiento escandaloso.

La raíz del problema, según ella, no son las drogas, el alcohol o el suicidio, que son síntomas de un problema mucho más profundo. "La escena de la música pop es tóxica, y necesita rehabilitación" concluye Diana Kenny en su investigación.

El estudio completo


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