"El Mercurio miente" fue la consigna que estudiantes de la Universidad Católica de Chile escribieron en un pancarta en protesta por las falsas informaciones que publicaba el diario chileno con respecto a sus demandas estudiantiles (década de los sesenta). Eran los tiempos de la reforma universitaria.

Con los años, el diario chileno se consolidó como guardián de la derecha en el país y utilizó su poder mediático para atacar a los movimientos de izquierda y a sus principales figuras, como Salvador Allende. Tras el golpe de estado de Pinochet en 1973, El Mercurio se convertiría en uno de los principales defensores de la dictadura (puedes ver un documental sobre el tema aquí). Pero, ¿quién comanda a este medio de comunicación?

El periodista chileno Víctor Herrero ha publicado una biografía de Agustín Edwards, el dueño del diario.

Agustín Edwards Eastman: Una biografía desclasificada del dueño de El Mercurio explora la participación de Edwards en el fallido complot para evitar que Salvador Allende llegué a la presidencia (luego tendría un papel preponderante en el derrocamiento del gobierno socialista).

El libro estará disponible en las librerías chilenas la próxima semana (lee un adelanto aquí). A propósito de su lanzamiento, el sitio web The Clinic entrevistó a Herrero.

En la conversación, el periodista da algunos detalles de su investigación, especialmente del contacto que estableció Edwards con la CIA para las elecciones presidenciales de 1964:

"En ese contexto Edwards, por un lado, organiza un grupo de empresarios en Chile para apoyar la campaña de Frei, pero también viaja muchas veces a EEUU, donde se junta con su amigo y socio David Rockefeller, quien le abre las puertas a los poderes más importantes de Washington –entre ellos la CIA, el Departamento de Estado, el Pentágono– y Edwards asume un rol como el mejor aliado político de EEUU en Chile. (...) Estamos hablando de que el empresario más grande de Chile, o uno de los tres más grandes, se reúne con el director de la CIA para planificar cómo lograr que en Chile salga presidente Frei y no Allende".

Asimismo, se expone la reserva ideológica que guía las acciones del clan Edwards:

Los Edwards son portalianos [en referencia a Diego Portales]: libertad y orden. Sobre todo libertad para hacer negocios y orden social para que nadie les revuelva mucho el gallinero. Creo que eso mismo hizo muy natural para Edwards apoyar a Pinochet. En el fondo para ellos no fue una dictadura, fue un segundo Portales que les dio lo que siempre han querido. Es una herencia ideológica familiar. 

Herrero hace hincapié en la importancia del dictador chileno para la supervivencia de El Mercurio. Estamos, entonces, ante una simbiosis perversa de la política y el periodismo que sirvió para 'pintarle la cara' al régimen inconstitucional. Por supuesto, el aspecto económico no fue ajeno:

"Gran parte del equipo económico que idearon las reformas económicas perteneció antes a empresas del grupo Edwards y a El Mercurio, por lo tanto hay una cercanía. Agustín Edwards siente que el modelo implantado en Chile es el modelo que él y su familia vienen craneando desde los años 50".

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Esperemos que este libro pueda llegar a las librerías peruanas ya que explora la perversa alianza entre un medio de comunicación y un gobierno dictatorial. Un fenómeno conocido en nuestro país y que no debe volver a repetirse.