PHER, además, es baterista de Los Brujos Negros y es así que alimenta su estilo con la música, el cine, la portada de discos, la gráfica metalera, la onda skate californiano y las propuestas visuales de Ed Roth y su Rat Fink, y también Jim Phillips y sus seres con ojos saltones. También el grito de la mano viva, y desde mucho antes la cultura Moche, los huacos y guerreros, el contraste del blanco y negro e incluso lo tétrico/salvaje pero armonioso, como las calacas. Un mix de conexiones gráficas que han llevado a cultivar el estilo que hoy brota en cada pieza que vemos con su nombre y con su marca de nacimiento, sus intenciones con el color cuando lo usa, de las texturas cuando la tinta china da vida a esas criaturas que rasgan su existencia más allá del circuito cerrado de la cabeza del artista.

¿Dibujar o pintar? PHER cuenta que “más me gusta dibujar, cuando le entro a la línea me divierto”. Fuera del papel, la experiencia de los muros le ha permitido explorar ese espacio salvaje en comunidad, con amigos a los que empezó a visitar mientras intervenían algún muro, quedándose con las sobras e ingeniando algo sin frustrar su apetito por la gráfica urbana. “Son mundos diferentes, el asunto de la calle es más eufórico, vertiginoso porque es compartir más allá de pintar, la interacción con la gente, el riesgo, la aventura, la rivalidad sana entre toda una movida del mundo del grafiti”. Procesos distintos que recrean atmósferas diferentes, como cuando con el lienzo eres tú y el blanco, tú y esa criatura que vas alimentando poco a poco. “Al estar solo es un proceso más largo e íntimo, te permite loquear de otra manera”.

PHER ha tenido varias muestras antes pero no le afana el recorrido de su obra por galerías, al menos no las más convencionales. Ha montado su trabajo en casas abandonadas o como ahora un café donde se exhibe su más reciente individual, una serie de dibujos a tinta sobre papel que revelan un exhaustivo interés por reflejar nuestro lado animal y absurdo, incluso la locura. “Mucha gente que conozco está un poco loca donde la automedicación es costumbre, tienes algo y tomas esto o sabes que deberías medicarte y no haces nada”. 

Todos los dibujos de la serie que podremos apreciar en "Matasanos y anómalos", siendo no más grandes que un A4, explayan un mundo fantástico que se esconde en cada trazo de la tinta, de su línea abundante en detalles. “Tuve tiempos de locura en la calle pero también estuve recluido en mi casa, necesita ese espacio y compré cartulinas para empezar a dibujar, todo el día me tomaba terminar uno, un proceso bien orgánico, escuchar crujir sobre el papel, como me decía un amigo sino suena, no corre”.

Tentativa invitación a descubrir cuáles son nuestras anomalías imaginativas, qué tanto matasano transita por la línea de la cordura cuando dibujar monstruos es algo innato y la propuesta transfiere lo suyo con un vínculo gráfico que PHER extiende hasta cada universo que podremos encontrar en los muros de la ciudad. Solo hay que estar atentos a esos asaltos de rareza en el día a día.

PHER (Lima, 1983) Es bachiller en diseño gráfico Toulouse Lautrec y master en Motion Graphics – Buenos Aires. Ha participado en diversas muestras locales como en el Centro Cultural Británico, Centro Cultural de España como también en colectivas internacionales en Chile, Colombia y Argentina. Además participa de la publicación Street art CookBook de Benke Carlsson Graffiti en Suecia y el Sticker Bomb 2-SRK studio de Japón, entre otros. "Matasanos y anómalos" va en el café Arábica (Recabarren 269) hasta el 4 de noviembre.