Era el único centro penitenciario que quedaba en el centro de Lima. Esto llevó a San Jorge a convertirse en una especie de penal cinco estrellas para los delincuentes de saco y corbata: aquellos que tenían los medios suficientes para hacer que su estadía en la cárcel se convierta en poco menos que unas vacaciones (forzosas).

Estamos hablando, por tanto, de un lugar atípico, especial, de esos que ya no quedan (ahora, literal). ¿En serio vamos a dejar que se convierta en un montón de tiendas, estacionamientos y casas? ¿Vamos a perder parte de nuestra identidad carcelaria? No, no, no. Nos resistimos. Y ya que todo parece indicar -aunque desde el INPE lo den ya casi casi por hecho-, que aún no hay nada cerrado respecto al futuro de dicho terreno, lanzamos una propuesta: que el penal se quede donde está, pero eso sí, sin presos. ¿Para qué? Para levantar nuestro Museo de la Corrupción.

O sea, cómo vamos a traernos abajo los pasillos recorridos por aquellos que lograron embarrar hasta el último despacho del sistema institucional de nuestro país. ¿Nos olvidamos acaso de las joyitas que purgaron -y aún purgaban- condenas en San Jorge?

Imaginemos el recorrido turístico. Con guía del INPE, obviamente. El mayor atractivo, claro, lo encontraríamos en el tan evidiado 'pabellón de prevención'. El corruption resort. El que albergaba a la people. La crème de la crème. Con celdas interactivas y figuras de cera a tamaño natural de tan ilustres inquilinos. Aquí adelantamos elementos para el guión museográfico.


                                      Bienvenidos al Museo de la Corrupción

Nicolás Hermoza Ríos

Mano derecha de Montesinos. O sea, mano derecha de la mano derecha de Fujimori. Comandante general del Ejército durante la dictadura. Miembro del triunvirato. Garante del orden cívico-militar que fue el gobierno de Alberto. Condenado a 25 años de prisión por ser responsable de los delitos de homicidio calificado, secuestro, desaparición forzada y asociación ilícita para delinquir. Enmarcado, el cheque por 21 millones de dólares que Hermoza tuvo que devolver al Estado, directo desde su cuenta bancaria en Suiza. En la pared de la celda, fotografías de Barrios Altos y el Santa y una panorámica del general y sus tanques, los que sacó a la calle para acallar las protestas por los estudiantes desaparecidos de La Cantuta.

Víctor Joy Way

Esta no sería cualquier celda. Hablamos del precursor de la moda lobby allá por los noventa. Un visionario, un adelantado a su época. Investigado por las millonarias comisiones que recibió supuestamente por las compras hechas por empresas chinas al Perú.  Su historial de acusaciones recoge enriquecimiento ilícito, asociación ilícita, patrocinio incompatible de intereses privados y receptación, además de cómplice del delito de rebelión durante el autogolpe del 92. Vamos, un fundador. Logró sacudirse de todo lo anterior, pero igual terminó condenado por defraudación tributaria. Una banderita suiza y otra de la Sunat sobre el retrete de la celda sería ideal.

Alberto Kouri

El popular 'Beto'. Este lugar del museo tiene que ser especial. Con plasmas -de esos que abundaban en el penal-, reproduciendo el vladivideo más famoso de los 'grandes éxitos' del exasesor. El hit de los duetos con el 'doc'. El mismo que le costó una condena de seis años por cohecho pasivo propio y enriquecimiento ilícito por los 60 mil dólares que recibió de sus manos. Pero, aguanta, que 'Beto' es figura ilustre, ya que en 2004 recibiría otra sentencia por -chachachán-, corromper al entonces alcaide del penal, Aurelio Vilca Soto, para que le entregara copias de las llaves de su celda y su pabellón. ¿Por qué? Por que 'sufría' de claustrofobia. Un grande.

José Francisco y José Enrique Crousillat

La familia que vendió la línea editorial de su televisora a la mafia montesinista. El área dedicada al binomio televisivo sería sin duda la dedicada al 'turismo penal'. Porque mientras uno se hacía el viejito achacoso para que le entreguen un indulto por lástima que le permita irse corriendo a comprar en chancletas a Wong y tomarse un cafecito con los patas, el otro salía a pasear por la ciudad como si no pasara nada.

Rómulo León

Habría que pensarla antes de colocar una estrella en la celda, porque con lo que hoy lo quiere el partido que se hizo el loco cuando llegó a San Jorge, no sabemos si el popular 'rata' (ojo, lo dijo Alan), estará muy a gusto con la idea. Treinta y seis meses sin ver la calle por los famosos 'Petroaudios'. 

Miguel Chehade

El hermanísimo. En nuestro particular lugar de la corruptela no podía faltar el más digno representante del gobierno actual en el penal. Bueno, por lo menos indirectamente. Aunque ni eso, porque la palomillada de pedirle al general Guillermo Arteta que proceda al desalojo de la azucarera Andahuasi, le costó la vicepresidencia a su hermano y  cuatro años de prisión efectiva por delito de cohecho activo genérico para él. Aún se los está comiendo.

Facundo Chinguel

Y volvemos a la estrella. Otro al que el expresidente del ego colosal quería y defendía, y hoy que está 'en la sombra', si lo vio, no se acuerda. Casi año y medio sin ver la calle por su vinculación con los 'narcoindultos'. La pita se rompe por el lado más débil, dicen.

Guillermo Alarcón

Desechemos la idea de pintar esta área de blanquiazul porque nos cae el comando sur. A cambio podríamos decorarla a modo de cuarto de hospital, ya que sus cinco años de prisión efectiva se vieron reducidos gracias a la misma estrategia de papá Crousillat. 'Hazte el enfermo, hijito'. No le habrá salido tan bien que de indulto no logró nada, pero si al menos cuatro años de prisión suspendida. Si le tocaba un juez de la U, otra sería la historia.

C̶h̶a̶u̶c̶h̶i̶l̶l̶a̶ Yapa

Y, claro, también se podría habilitar la zona farandulera. Con las respectivas estatuas de cera de Carlos Cacho maquillando a Cromwell Gálvez mientras comenta las ultimitas con Ney Guerrero. Esta zona iría al final del viaje, obviamente. Y es que tanto tufo a corrupción durante el recorrido bien vale cerrarlo con una carcajada.

¿Y así nos van a quitar San Jorge? No pues. Como él no habrán dos.