Se trata de una auxiliar de enfermería de 44 años, casada y sin hijos, que formó parte del equipo sanitario que atendió en el hospital Carlos III de Madrid a los dos españoles enfermos de ébola, Miguel Pajares y Manuel García Viejo, ambos religiosos y contagiados del virus en Liberia y Sierra Leona respectivamente. Pajares y García Viejo fueron repatriados a España para ser atendidos en su país de origen, aunque ambos fallecieron tras recibir atención hospitalaria.
Se está investigando qué pudo fallar en los protocolos de seguridad, ya que el virus del ébola no se contagia por el aire ni tampoco por el agua. La sanitaria ha sido aislada en una habitación y su marido está siendo sometido a las pruebas pertinentes para comprobar si también está contagiado.
La ministra de sanidad española, Ana Mato, ha declarado en una rueda de prensa de urgencia que “se está verificando si se siguieron todos los protocolos”, ya que hasta hoy insistía en que el riesgo de contagio en España era muy bajo y en que se habían tomado todas las precauciones necesarias para evitar el contagio dentro del equipo sanitario que atendió a los infectados.
Ya en el mes de Agosto, un enfermero del hospital Carlos III denunció a través de un blog que el hospital no contaba con la infraestructura necesaria para ingresar a los enfermos en habitaciones aisladas y que los protocolos originales del Ministerio de Sanidad se modificaron para adaptarse a las carencias del hospital, entre otras irregularidades.
Desde el ministerio de Sanidad se ha querido hacer un llamamiento a la tranquilidad. La ministra Ana Mato ha asegurado que “tanto el ministerio como las autoridades de la Comunidad de Madrid trabajamos de manera coordinada para garantizar la atención a la paciente y la seguridad para el personal y toda la población”, aunque son ya muchas voces las que exigen la dimisión inmediata de la ministra por los fallos cometidos en la crisis del ébola.
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