Moisés Mieses, el candidato más joven que busca sentarse en el sillón municipal, ha construido una imagen de sí mismo exacta para empatar con esa nueva Lima hecha de migrantes, que se ha convertido en la clase emergente de la ciudad, y cuyo voto tiene el peso suficiente para inclinar la balanza en las elecciones del próximo 5 de octubre. Los hitos de su vida entremezclan los orígenes humildes que antes políticos como el expresidente Alejandro Toledo bien han aprovechado, con el discurso del emprendedor exitoso que desde los extramuros de la política pretende ingresar en ella para transformarla, y que podría encontrar en el chef Gastón Acurio a su máximo exponente si se decide a postular a la presidencia en 2016.
Con apenas 37 años Mieses, sin mayor preparación académica, es un hijo del Agustino, uno de los barrios más pobres y populares de Lima. Su ascenso social, que recita como un credo en su local de campaña del Paseo Colón, transita desde el escolar que vendía pescado en los mercados hasta el próspero empresario que posee tres empresas —aunque ya solo administra una, su familia maneja las otras dos— y que dispone de S/.100.000 para autofinanciar más de la mitad del costo de su campaña. Cuando recién se conoció su postulación, el especialista en temas de narcotráfico, Jaime Antezana, quien se ha encargado de fustigar la presencia del narcotráfico en la política, sugirió la posibilidad de que Mieses estaba ligado a este negocio ilegal, aunque luego se desdijo. Él prefiere, en cambio, comerciar con los medios la imagen del hombre probo, de pasado intachable, que con esfuerzo surge en la vida; quizá por eso, mientras le entrevistamos, ruge en los parlantes la canción de música chicha “Soy provinciano”, que inmortalizó Chacalón. La letra que cuenta la historia de un muchacho de provincia que sueña con progresar ha sido adaptada a las pretensiones políticas de Mieses.
El discurso del candidato del partido humanista también contiene el estribillo que arremete contra los políticos tradicionales. Despotrica contra ellos “son un asco”, dice. Sin embargo, sus orígenes en este campo residen en el partido más antiguo del país, el Apra. Mieses militó en él hasta el 2008. Afirma que se contactó con la organización de la juventud aprista cuando impulsaba una organización civil que apoyaba el emprendimiento de negocios. “Pero me fui cuando sentí que mi ciclo había pasado. Yo me inclinaba más por los negocios”. Ahora, en cambio, postula cobijado como invitado en el partido humanista del legislador Yehude de Simon, un ex militante de izquierda, que como él estuvo ligado al Apra, cuando fue premier por menos de un año del gobierno de Alan García (2006-2011).
Otra sombra que se empeña en cuestionar la imagen de Mieses, que va muy rezagado en las encuestas (en el grupo de “Otros”) como para soñar siquiera con pelear la elección, es la sentencia de tres años de prisión suspendida por el delito contra la fe pública y falsedad genérica que recibió cuando presidía la Confederación Nacional de Comerciantes (Conaco), que agrupa a cerca de 27 mil miembros. Cuando se le pregunta por este tema, Mieses se incomoda “ya lo he explicado mil veces”. La sentencia, en primera instancia, se convirtió, en segunda, en una conciliación con los trabajadores. “Todos me dieron la espalda, hasta los abogados que debían defender porque yo entré a reformar la Conaco. Eso no les gustó a los trabajadores que no querían perder su poder”.
De los 13 candidatos a la alcaldía de Lima, Mieses es el único que ha anunciado no cobrará un sol de erario público. La ley no le faculta a renunciar a su salario, en todo caso tendría que donarlo, aunque no ha detallado el asunto. “[El anuncio] no es demagogia. La gente debe percibir que la política no es para servirse, sino para servir”. “De qué va a vivir”, le preguntamos. “De mis ingresos como empresario”. Según el candidato del partido humanista sus ingresos suman aproximadamente 20 mil soles mensuales por las tres empresas que tiene y el alquiler de un edificio en Lince de cinco pisos. A estas alturas de la entrevista, preguntado por sus finanzas, ya más que incómodo ha propuesto postergar la entrevista para el día siguiente, pero, en parte porque el entrenador que iba a prepararlo para el debate en el que participaría esa tarde no había llegado, decidió proseguir con la entrevista.
Mieses se ha autoproclamado el alcalde amigo de los ambulantes. “Yo fui uno de ellos”, explica. Ha planteado aprovechar el espacio de las fábricas vacías en la avenida Argentina para reubicar a los ambulantes del centro de Lima. Además, propone cambiar la Ley Orgánica de Municipalidades para dotar de mayores atribuciones al alcalde y de este modo poder combatir la delincuencia, que es junto con el aún caótico transporte la mayor preocupación de los limeños. Una primera medida para combatir la inseguridad, afirma, será dotar a los serenos de armas. “Los serenos van cachiporras mientras los delincuentes están armados. Por supuesto que con el actual serenazgo más habría denuncias que otra cosa porque son matonescos, amigos de los alcaldes, gente en su mayoría que no está preparada. Pero yo tengo una empresa de seguridad y conozco cómo implementar a la gente para que defienda. Con el control sicológico, un supervisor, asegurándose de que las armas las deje en el depósito. Serenazgo como si fuera una empresa de seguridad”.
“La delincuencia no solo aumenta en número sino en intensidad. Cada vez los asaltantes son más violentos. ¿Cree que armar a los serenos los va a disuadir?, le preguntamos. “Un delincuente no tiene miedo ni a Dios, pero esos serenos van a complementar el trabajo de la policía. Por lo menos se va a percibir una reducción de delincuentes porque los serenos van a tener poder de repeler a los delincuentes”. Durante el debate que sostuvo esa tarde con los otros 13 candidatos, Mieses volvió a repetir su propuesta que no tuvo eco en la mayoría de postulantes.
El candidato del Partido Humanista es quien más frontalmente ha anunciado que dará marcha atrás en las medidas asumidas por la gestión de la alcaldesa Villarán. De saque afirma que parará el Corredor Azul para corregir sus fallas y que convertirá el terreno del exmercado La Parada, destino a la construcción de un parque, en un mercado ordenado para los mismos comerciantes que fueron removidos. “Ahí no puede haber un parque, se va a convertir en zona de prostitución y fumaderos. Esa es una zona de comercio y ahí tiene que haber un mercado moderno. Nadie va a ir hasta Santa Anita para comprar”. Para finalizar refuerza su imagen de emprendedor de éxito. “Me gustaría que en Lima se eligiera a gente como Gastón Acurio o Nano Guerra, gente que tiene éxito como yo y que ahora le toca devolver con lo que nos han bendecido. No me interesa hacer política. Yo estoy haciendo emprendedurismo”, concluye.
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