La crítica a los defensores de los animales, o también llamados animalistas, ha solido reducirse a unos cuantos eventos que no los describe a todos, y que están relacionado con hechos de violencia. Por ejemplo, cuando a finales de enero de este año se difundió un video en YouTube donde Tadashi Shimabukuro aparecía estrangulando a un pequeño gato, hasta matarlo. Una protesta llegó a las puertas de su casa, y una vez allí él fue golpeado por uno de los manifestantes, a pesar de que pidió disculpas, y explicó que cuando grabó ese video él tenía problemas psicológicos.

Otro caso, las constantes protestas al frente de la Plaza de Acho, en contra de las corridas de toros, que acabaron en noviembre del 2013 con heridos entre los manifestantes y la policía. Hubo primero una protesta antitaurina en octubre en el mismo sitio, y en esa, alguno que otro medio de comunicación quiso reducir el evento con un titular que solo aludía a una mujer que protestó mostrando sus senos.

En agosto del 2013, un grupo de manifestantes se presentó al frente del Centro Antirrábico. Algunos de ellos trataron de ingresar a la fuerza, con el objetivo de retirar a los perros que, según ellos -no eran alimentados- eran vendidos a estudiantes de medicina, además de ser bañados en pleno invierno sin los cuidados respectivos. A pesar de sus buenas intenciones, sacar a los animales, estén o no en cuarentena, podría haber generado un grave problema sanitario en el peor de los casos.

Esos eventos son solo la punta del iceberg de un conflicto, en la medida en que hay sectores de la población que cree que sus intereses, asociados con el bienestar de los animales y por consiguiente con el de las personas, están en contradicción con lo que hacen o dejan de hacer las autoridades, sea por una normativa legal ineficiente, sea porque las autoridades poco hacen por velar por la preocupación de ese sector. Ellos, protestantes y activistas, pueden justificar sus manifestaciones por su propia indignación, y por una suerte de desesperación ante la desidia de las autoridades. Cualquiera que fuesen los argumentos, las protestas de distintos grupos animalistas ya nos hablan de algo irresuelto, y que se verifica en varios colectivos. 

Disgregados

Cabe mencionar que un problema de estos grupos que salen a protestar en contra del maltrato animal y sus variantes, es que no están unidos, cada uno de ellos sale por su cuenta, en muchos casos, a manifestarse. Sucede también que aquellos que tienen un peso o contacto ante instancias gubernamentales son tan solo unos cuantos. Hasta ahora no han sido capaces de agruparse para formar un red más grande con mayor representatividad. Y es que están separados por sus preocupaciones, a pesar de que buscan el mejor trato posible para el animal.

Esto se explica en términos de principios. Algunos abogan por el veganismo (abstinencia de comer productos de origen animal), como la Acción Antiespecista, organización que realizó una protesta en la inauguración de la feria gastronómica Mistura 2014, en contra de la culinaria que utiliza carne animal, o sus derivados. Esta ética es compartida por la Agrupación la Defensa Ética de los Animales (ADEA), quienes promueven una visión comprensiva de la vida del animal. Sin embargo, una organización tan importante entre las iniciativas animalistas como Perú Antitaurino, que está centrada en luchar contra las corridas de toros, y esa es su principal bandera, no se focaliza en el veganismo, aun cuando sostienen que están interesados en general en el bienestar de los animales.

Este grupo recibe el apoyo de importantes organizaciones animalistas, además de artistas y del sector civil en general. El grupo es capaz de movilizar mucha gente para sus manifestaciones. Este 26 de octubre por ejemplo han organizado una marcha antitaurina al frente de Acho en plena temporada de corridas. Quizá sea una de las mas grandes asociaciones animalistas en el Perú. No obstante, como se dijo, tienen elegida una 'bandera', y esto no deja de ser emblemático, en esa lucha que significa apostar por el bienestar de los animales. La gente de Abogados Animalistas, por ejemplo, ofrecen asesoría gratuita jurídica, y todo lo relacionado sobre la defensa y cuidado de los derechos de los animales, además de ofrecer consejería a asociaciones que busquen trabajar en pro del bienestar animal.

La lista de estas organizaciones en el Perú es enorme. El formato de esta nota no permite incluir a todas: las registradas y las que no, los albergues de animales, las personas que a través de las redes sociales favorecen el no abandono de animales así como la tenencia responsable a través de la adopción, aquellos que denuncian los actos de crueldad contra ellos, los que velan por reservas ecológicas y también por los animales en peligro de extinción, los políticos que promueven proyectos de ley contra el maltrato animal; todos ellos hacen su trabajo desde distintos principios y profesiones, desde distintas plataformas y servicios. 

Sin duda vale la pena mencionar algunas de ellas: Asociación Peruana de Protección a los Animales, Apareom, Animalistas Sin Fronteras, Animalista Perú, Grupo Caridad, Adepa de Ica, Unidos por los Animales, Abogadog Abogadog, Grupo Animalista Peruano, Refugio-Animal Perú, Animales libres de crueldad y opresión, Huellitas Callejeras de Amor, Gatos Kennedy,  entre otras.

La normativa animal

La naturaleza jurídica de una animal en el Perú es la de ser un bien mueble. Por mencionar un ejemplo, el Código Penal peruano considera un delito el daño a los animales en la medida en que afecta el patrimonio de las personas. Ver el Capítulo IX en los "Delitos contra el Patrimonio".

La ley 27265, ley de protección a los animales domésticos y a los animales silvestres mantenidos en cautiverio, que puedes leer aquí, solo llega a multar, suspender actividades, clausurar locales, decomisar herramientas y suspender permisos a los infractores que, por ejemplo, cometan actos de crueldad, generen lesiones o muerte a animales. Cabe mencionar que esta ley del año 2000 aún no ha sido reglamentada; esto quiere decir que no tiene un aparato administrativo que permita que la norma se aplique. Y esto se mantiene así desde hace más de trece años.

Asimismo existe otra ley sin reglamentar, que no pretende ser tan transversal ni integral como la promulgada durante el gobierno de Alberto Fujimori. La ley 29763, Ley Forestal y Fauna Silvestre, promovida por el congresista nacionalista Jose Urquizo y la ONG Animal Defenders International, pretende que se excluya a los animales salvajes de las presentaciones de los circos, realidad de muchas regiones del país. En ellos los animales son mal alimentados, domesticados de forma violenta, los espacios que habitan son reducidos, y en algunos casos dejados en estado de abandono.

Por otra parte, el congresista Carlos Bruce presentó en marzo de este año el proyecto de ley N° 3266/2013-CR. Esta iniciativa busca penar el maltrato de animales domésticos de compañía. En una conversación telefónica con LaMula.pe, el congresista conocido por promover también el proyecto de ley de la Unión Civil, nos dijo que el 3266 tiene un beneficio: "la principal ventaja es que la policía podría intervenir en caso de flagrancia", sostiene, además que con la ley se pasaría de la infracción menor al delito. El proyecto propone una modificatoria del Código Penal, que apunta a la pena privativa de la libertad por cometer actos que conlleven al maltrato, el sufrimiento o la crueldad contra un animal doméstico.

Asimismo, nos explicó que si bien el proyecto no incluye a las corridas de toros ni las peleas de gallos, ya que estas serían, para él, ante todo un "problema cultural" más complejo, consideró que es un primer paso en favor del buen trato a los animales (lee el proyecto aquí). Al respecto, también conversamos con el congresista Juan Carlos Eguren, quien fue acusado por el congresista Bruce, a través de su cuenta de Facebook, de no priorizar el debate sobre este proyecto.

Eguren, presidente de la Comisión de Justicia del Congreso, nos dijo que el proyecto no le ha tocado el orden para entrar a la agenda, debido a una priorización. "Estamos a la espera de opiniones para un predictamen", afirmó. Si bien no le corresponde al congresista Eguren evaluar si el proyecto de ley está completo o no, él no dejó de opinar al respecto y decir, por ejemplo, que el proyecto de ley de Bruce "debió incorporar las corridas de toros". Nos dijo que por el principio de proporcionalidad las corridas debieron ser consideradas en el proyecto debido a que "el tema de fondo es uno solo" y para Eguren se debió "empezar con lo más grave", las corridas, a las que calificó de "alevosas, sanguinarias".

Mientras estos dimes suceden, dos leyes, una de ella más transversal que la otra, se mantienen sin ser reglamentadas.

Justificación animalista

Las protestas van a seguir, desde distintos grupos, y se viene una grande el 26 de octubre. La reflexión ética de estar a favor del buen cuidado de los animales tiene muchas implicancias y variantes. Una de ellas, la que viene siendo una justificación para asuntos jurídicos, es la antropocéntrica: el maltrato, la violencia y la crueldad contra los animales no solo incide en el bienestar del mismo, sino cómo pueden establecerse correlaciones entre la violencia contra el animal y la violencia doméstica, además de ser ejemplo moral negativo para una comunidad.

Además, está la perspectiva del principio de igualdad, no en términos de derechos, sino como justificación moral: los animales también sufren. Tal como lo sostiene un filósofo emblemático del pensamiento animalista, Peter Singer: "si un ser sufre, no puede haber justificación moral alguna para negarse a tener en cuenta este sufrimiento. Al margen de la naturaleza del ser, el principio de igualdad exige que —en la medida en que se puedan hacer comparaciones grosso modo— su sufrimiento cuente tanto como el mismo sufrimiento de cualquier otro ser", escribe en Liberación Animal, lectura obligatoria para entender críticamente el especismo promovido por la gran mayoría de nosotros.

Bajo esa misma visión, y quizá no tenga peso alguno en términos jurídicos o técnicos, es la mirada espiritual del budismo, que contempla a los otros animales como 'seres sintientes', los cuales también pueden experimentar el dolor y el placer, lo que debería guiar nuestros actos y comportamientos hacia ellos.

Filósofos como Fernando Savater, en cambio, han criticado que se pretenda, en el caso específico de las corridas de toros, eliminar las corridas, ya que para él no hay ningún argumento moral para hacerlo. Para el filósofo español, los animales no tienen las mismas obligaciones que nosotros los humanos, y por ende no es factible que reciban nuestros derechos. Para él, comparar las corridas de toros con los campos de concentración, o con los nazis, significaría algún tipo de barbarie al no diferenciar entre el hombre y el animal. "Puede que haya muchos que no encuentren simbolismo ni arte en las corridas, pero no tienen derecho a establecer que nadie sano de espíritu puede verlos allí", más o menos acorde también con el pensamiento del premio nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, quien considera que la tauromaquia es una "fuente riquísima de inspiración".

Los animalistas tienen un largo camino que recorrer, van a tener que contemplar más abandono y más sufrimiento de muchos animales en el país, quizá seguirán viendo más leyes sin reglamentar. A pesar de ello, se mantienen a través de sus protestas y luchas simbólicas, y todo el trabajo que logran hacer en equipo (si no, mirar cómo en redes sociales se cultiva una cultura de tenencia responsable de las mascotas).

Enfrentarse a un pensamiento homocentrista milenario que legitima el sometimiento inhumano (doblemente literal) de otras especies, es una tarea ardua y que no tendrá resultados rápidos; sin embargo, hay miles de personas que ya se han adjudicado la tarea de ofrecer una mirada alternativa al trato del animal.