Dándole la vuelta al sur del continente americano en una pequeña motocicleta, Luis Carlos Echeverry, fotógrafo colombiano de 40 años, nacido en Buga ciudad a 50 kilómetros de Cali, inició un épico viaje que –en su primera etapa- lleva recorridos sus buenos kilómetros hechos (y no tan 'derechos') porque saliendo de Colombia, subió y bajó literalmente las estribaciones y contrafuertes andinos de Ecuador, Perú, Bolivia y Chile. Ahora, al cierre de esta nota, anda rumbo a Argentina. 

Pero no se trata de un viaje cualquiera, un capricho de un hombre que vive (dicho con respeto) su segunda adolescencia de los cuarentas; tiene que ver con un proyecto de tres etapas que comprende 'moticeclear' parte de Sudamérica primero, Brasil en segunda instancia y en último lugar Centroamérica y México. El proyecto estará plasmado en un documental, “Manos de Latinoamérica”, que el mismo colombiano pondrá a punto en tres años, cuando el viaje esté capturado en las cámaras y editado en su totalidad.  

“…es un proyecto documental que se divide en tres etapas y durará alrededor de 2 años, más un año de post edición, primero un recorrido por todo Sudamérica, luego el recorrido por Brasil que por su tamaño lo dejamos para una segunda etapa, y después recorreremos Centroamérica o México, ojala podamos cumplir con la meta, pues serán más de 60 mil kilómetros (…) ahora, pararemos en Buenos Aires un par de meses pues comenzaremos la edición de la primera etapa, el viaje tiene un gran registro audiovisual”, dijo el fotógrafo quien –de momento- está financiando el audiovisual con recursos propios.

echeverry ingresando a chile por bolivia. foto: luis carlos echeverry.

No es poca cosa, sobre todo si estamos hablando de un viaje que se capitaliza con muchos “Me Gusta” en las fotografías que Echeverry cuelga en su red social. Son likes orgánicos tan sólo porque el aventurero no rentabiliza estos amagues de admiración en la web. No obstante, el caleño viajante planta cara a esta tendencia de realizar documentales y reportajes aupados con medios financieros de terceros, usando tan sólo sus propios peculios y mucha maña para sortear los costos que implica la mentada bitácora.

Así las cosas, ahora toca preguntar por el vehículo usado para el ambicioso trayecto. ¿Se trata de un viaje realizado con una potente Ducati Monster 1200 o una impresionante BMW K 1600 GTL?

descubriendo el altiplano peruano. la constante de echeverry en su LEGENDARIO viaje es eso 'descubrir' y no 'recorrer' tan sólo. foto: luis carlos echeverry.

Nada de eso, es una moto de 115cc, una Yamaha Fino para mayor seña y como no existen las casualidades en la vida, lleva el mismo nombre de un equino criollo colombiano: el caballo de paso 'fino'. Tan sólo una scooter (urbana ciertamente) que como sastrecillo valiente ya lleva miles de kilómetros entre sabanas calurosas, selvas ponzoñosas, acuosas marismas, quebradas empinadas, gélidas sierras y yermas punas. Yendo más allá, la pequeña motocicleta ha llegado al caótico tráfico limeño hacia mediados del mes de julio. Y eso, créanme, es peor que cualquier estribación o contrafuerte andino. 

Nada de eso, es una moto de 115cc, una Yamaha Fino para mayor seña y como no existen las casualidades en la vida, lleva el mismo nombre de un equino criollo colombiano: el caballo de paso 'fino'.

De esta forma, a Echeverry, al 'colombiano sin fronteras', no le da miedo, menos pavor ‘montarla’ literalmente contra lluvia, heladas y granizadas.

en la captura puneña, echeverry combina paisaje y personas, que es lo sólido en su fotografía. ¿el color? pues latinoamérica tiene mucha miga para esto y el colombiano lo rentabiliza muy bien. foto: luis carlos echeverry.

Y es que como dice el fotógrafo caleño: “Llegó Colón con un mundo de ratas en tres canoas, ¿y no voy a llegar yo? el que quiere llega con lo que tiene y el que no quiere, le dan alas y se va de jeta”.

echeverry o cuando el color y la sonrisa con rojas mejillas son claves. foto: luis carlos echeverry.

Así las cosas, aquí presentamos un testimonio hecho en ‘modo’ homenaje hacia el vehículo por Luis Carlos Echeverry, ‘motico’ que desde luego acusa una extraordinaria línea clásica y fortaleza que serían la envidia de una Vespa GTS125 y una Ducati respectivamente. Pero no, esta pequeña moto urbana demostró que el tamaño, pues, no interesa. Veamos lo que dice Echeverry de esta máquina:

"La ‘motico’ es chiquita pero tiene el estilo que más de una grandota quisiera tener. Pesa poco, y si se fatiga (cosa que no ha pasado) solo, o entre dos, la montamos hasta en un bus. Tiene buen corte y consume poco combustible, seguramente con lo que costo me compro una china con el triple de cilindros, pero jamás cambiare el diseño y la clase por un motor que solo hace más ruido: la idea no es aturdir, solo quiero conocer y aprender, entre más silencio mejor.  

Es amigable con el medio ambiente y sus repuestos aunque no son económicos tampoco son los más costosos. Esto no es una publicidad paga pues a esta 'motico' como la llaman algunos, no le jode nada. Igual, puedo dar garantía de que es una de las mejores máquinas que vi en mi vida (no entre más grande se es mejor) desarrolla hasta 110 kph, la que creo que es una velocidad bastante considerada, aunque la ando entre 80 y 90 casi todo el tiempo, ¡A diferencia! No tengo que andar matándome, pues las vacaciones no me duran un mes. Lo mejor es que no tengo que andar de rudo para que me respeten en el camino, a ratos se logra más sonriendo que haciendo cara de malote, y cuando toca afilar los cuchillos pues se sacan sin ningún temor.

Es una maquina potente mas no prepotente y en el camino a socorrido a más de uno que se quedó en la mitad de la pista hasta con el cuádruple de cilindrada.

Cuando me preguntan por qué me decidí por una de estas, solo contesto: ELLA ME SEÑALÓ CON EL DEDO, y dijo: ‘hazme tuya’.  

caballito de paso fino colombiano: sin miedo al camino o las heladas pero con mucho amor hacia la 'motico'  en los andes chilenos. foto: luis carlos echeverry.

También le da personalidad al proyecto de descubrir LATINOAMÉRICA (¡DESCUBRIR! NO RECORRER). Soporta más peso que cualquiera de su gama y ante todo es acorde a mi sentir, a mi pensar y a mi querer y para los que esperan una moto de 35 mil dólares para emprender su viaje, solo les puedo decir, JAMÁS UNA MOTO LLEGÓ SOLA A SU DESTINO, ARRANQUE CON LO QUE TENGA QUE EL QUE LLEGA ES UNO, investigue antes y hágale que la vida es un ratico y si lo que quiere es hacer ruido COMPRE UN EQUIPO DE SONIDO y a Yamaha Perú , gracias por el reportaje, seguro no será las más vendida, pero le auguro que será un clásico en algunos años, espero ser parte de su historia y esto espero que algún día lo lea el estético diseñador que la dibujo y el sabio ingeniero que la realizo, GRACIAS A LOS DOS".

De momento, ‘Manos de Latinoamérica’ en su etapa previa espera el financiamiento que cubra la edición y puesta en cartel. Promete el reportaje y desde luego, promete la fotografía y ese “descubrir” de Echeverry que –en él- es un observar y no sólo mirar, cosas muy distintas ambas. 

¡Suerte entonces!

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