La gota de Coca Cola fue la última que se derramó del vaso en el despacho de Luis Miguel Castilla. Antes, había enviado el Proyecto de Ley N° 3690, que beneficiaría a la Corporación Lindley e iría en perjuicio de la Municipalidad Metropolitana de Lima, ya que se reducirían en un 90% los ingresos del Servicio de Parques de Lima. Este fue el último escándalo de Castilla como ministro de Economía y Finanzas. Luego, renunció.

Castilla dice que renunció por motivos personales: “He servido tres años como ministro, a los cuales se suman dos años previos en la gestión pública; son cinco años y ahora me toca dar un paso al lado de este importante puesto para dedicarme a la familia, especialmente a mis hijas”.

Estas declaraciones del exministro de Economía pierden peso, ya que su renuncia se produce en medio de denuncias en su contra. Por el caso "Coca Cola", congresistas de la bancada Acción Popular Frente Amplio emplazaron a Castilla a explicar el motivo de la copia de los argumentos de la Corporación Lindley en la mencionada propuesta legislativa. El parlamentario Manuel Dammert criticó que el gobierno pretenda disminuir los ingresos de SERPAR poniendo en riesgo la continuidad de parques zonales y metropolitanos.

El Diario Gestión toma esto en cuenta y señala que "una de las razones que pesó en la decisión del presidente Humala [de aceptar su renuncia] es que Castilla sea interpelado".

Pero el caso Coca Cola no era la única crítica en contra de Castilla. Con la publicación de los #CornejoLeaks, se revelaron comunicaciones entre representantes de empresarios y funcionarios de Estado. Las acusaciones de lobbismo en contra de Castilla fueron adquiriendo mayor solidez y la interpelación era más probable.

La situación de Castilla no era nada favorable. Si no renunciaba, al menos iba a tener que pasar por la interpelación en el Congreso. Era el único ministro que quedaba del primer Gabinete de Humala, duró tres años en el cargo y sus críticos ya no podrán decir que el gobierno está "encastillado". Y quien ahora ocupa su lugar, el economista Alonso Segura, ya recibió la venia de la Confederación de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep). “Creemos que seguirá fundamentalmente en la misma línea de disciplina y modernidad económica que el Perú necesita”, dijo su presidente Alfonso García Miró.

Castilla seguirá presente en el gobierno, como lo dijo en declaraciones a la prensa: “Voy a seguir apoyando al presidente Humala en lo que él considere pertinente para lograr los objetivos trazados por su gobierno de un mayor crecimiento con inclusión y de generar políticas públicas más efectivas”.

La sombra de Castilla, aparentemente, seguirá en Palacio.


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