Cuando Nora Bonifaz Carmona llegó hasta Flor de Amancaes, una zona del Rímac que se ha convertido en el foco de concentración de los transportistas desplazados por la puesta en vigencia del Corredor [vial] Azul, no encontró ni chóferes ni cobradores, solo una flota de combis estacionadas sobre un terreno baldío, y un grupo de mujeres que preparaban en una olla común, arroz blanco y sopa de menudencias, para aquellos hombres aún invisibles que la candidata de Somos Perú a la alcaldía de Lima había ido a buscar.  

Eran cerca de la una de la tarde y allí en medio de una humeante atmósfera producto del carbón quemándose bajo el fogón y una llovizna lánguida, Bonifaz, una pequeña mujer de menos de 1.55 centímetros, de 60 años, divorciada y con un hijo politólogo, se encaramó sobre un tablón, pidió un megáfono e improvisó un breve discurso de solidaridad con los transportistas. “Vamos a recoger todos sus pedidos y me van a escuchar, cuando tenga la oportunidad, por los medios de comunicación defenderlos”. Los oyentes eran básicamente una cuarentena de militantes de su agrupación que se distinguía del resto porque llevaban una casaca blanca con el corazón rojo, símbolo del partido, y que la venían siguiendo en su recorrido por las calles y mercados del tradicional distrito.

Pocos minutos después, avisados de la presencia de la candidata y también porque ya era hora del almuerzo, llegaron en una combi, con el ánimo caldeado, unos cincuenta chóferes y cobradores . Uno de ellos, un hombre robusto y ceñudo, de unos cincuenta años, se plantó delante de Bonifaz y con un tono perentorio le increpó: “Ya no queremos promesas, digamos que nos ha traído. Todos los candidatos vienen y prometen. Aquí hay una olla común, y mi hijo tiene que comer. Diga con que nos va a colaborar”. La candidata por un instante fingió no escucharlo, luego se recompuso, llamó al candidato distrital Walter Becerra y le preguntó delante del círculo de transportistas que se había formado, cómo los habían apoyado. Becerra habló de dos cajones de naranjas y de que había puesto a disposición de los transportistas sus servicios de abogado. Los transportistas empezaron a reclamarse por el cajón de naranjas y Bonifaz aprovechó para desmarcarse del tumulto que ya le estaba siendo incómodo. Bajar al llano siempre tiene sus percances.

“YO SOY DE IZQUIERDA CENTRO”

Los orígenes políticos de Bonifaz se remontan a la izquierda peruana de los ochenta. Formada como socióloga en la universidad La Soborna de París, la ahora candidata de Somos Perú militó en el Partido Unificado Mariateguista (PUM) uno de los movimientos más radicales de aquel entonces, formado por Javier Diez Canseco, Carlos Tapia y el congresista en funciones Manuel Dammert. Antagonismos y discrepancias, la historia de siempre en la izquierda peruana, catapultaron su salida del PUM junto a una ola de disidentes, aunque afirma nunca rompió con su ideología. 

“Yo sigo siendo una mujer de izquierda centro, o centro izquierda como le dicen ahora”. “¿Qué la alejo del PUM?”. “Tenía discrepancias con algunas posturas. Por ejemplo, yo trabajaba con las rondas campesinas y me decían que éstas eran pequeño burguesas porque solo les preocupaba su patrimonio. Imagínate. Tenía discrepancias con Javier Diez Canseco, a quien apreciaba. Pero yo pienso que cuando te involucras en la gestión pública debes ser una persona feliz, no una amargada y triste y llena de complejos”, apunta con un dardo acerado en la sede rimense de su partido. De aquella época también data la amistad que ahora dice terminada con la alcaldesa Susana Villarán que busca la reelección.  

Varios años después, Bonifaz fue reclutada por su primo hermano Alberto Andrade para formar Somos Lima, que devino, con miras a las elecciones presidenciales del 2000, en Somos Perú. “Nos juntamos perro, perico y gato. Alberto venía del PPC y a mí no me convencía unirme al movimiento”. Hoy, en cambio la gestión de Andrade como alcalde de Lima (1996-2002) es quizá su mayor aval electoral. Bonifaz lo sabe, lo reconoce y se vale de este antecedente político para llevar agua para su molino. 

En la última encuesta de Datum, no figura entre los seis primeros candidatos que encabezan la intención de voto. Pero en una simulación con cédula, Somos Perú alcanza el tercer puesto en un empate técnico con el partido Patria Segura de Salvador Heresi. Pero esta no es una elección por el segundo puesto, y Castañeda parace infranqueable con el 51% de la intención de voto. Un eventual triunfo parece imposible. “El tablero no se ha movido mucho, pero sabía a lo que me metía. Quizá comenzamos tarde, dos meses es muy poco tiempo para hacerme conocida, más si tengo poca exposición mediática. Pero soy una persona de partido [actualmente ocupa la segunda vicepresidencia] y como tal nosotros no postulamos solo cuando los vientos van a favor”. Aun así, el elector limeño es gitano, emocional, voluble y Bonífaz confía en que antes del 5 de octubre, día de la elección, su suerte cambie. Más parece un sueño que una esperanza.

PROPUESTAS

Entre las propuestas de Bonifaz están para el transporte: la ampliación de las rutas del Metropolitano (al sur y norte de la ciudad), así como la ejecución de la segunda etapa de las inversiones en los corredores de la red troncal exclusiva para buses articulados, la creación de una autoridad autónoma del transporte en la que coordinen el ministerio del sector, la municipalidad metropolitana, Lima provincias y el gobierno regional del Callao. 

En cuanto a la seguridad, que dice es su "caballito de batalla",  propone la instalación de 7 mil cámaras de vigilancia por las principales arterias del crimen en la ciudad, así como castigar con trabajo comunal y luego cárcel los robos de menor cuantía, amparados en la ley que promulgó el Congreso y que presentó el legislador Fernando Andrade.  

En su plan de gobierno de 33 páginas colgado en la página web del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), figura además desarrollar un sistema de administración policial basado en información para en la ciudad similar al sistema utilizado en Nueva York, crear escuela de oficios (electricidad, carpintería, tornería); entre otros. 

Bonifaz sabe que todo apunta a que no tendrá la oportunidad de ejecutar ninguna de estas propuestas, su meta parece centrada en llevar la mayor cantidad de regidores a la gestión metropolitana y ganar todas alcaldías distritales que sean posibles. Jugar a ocupar el segundo puesto, aunque le cueste admitirlo. Lo que no le cuesta admitir es lo nocivo que será para Lima que Luis Castañeda Lossio vuelva al municipio, tras la denuncia periodística de la revista Poder que vinculan los actos de corrupción de su gestión en el caso COMUNICORE con el narcotráfico. "La denuncia salió muy tarde y no le ha dado la oportunidad a las personas de reaccionar. Castañeda viene con el hambre retrasada, y lo lamento por Lima".