Javier Portocarrero, Director Ejecutivo del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), realiza un sucinto repaso en una columna publicada en el Diario Gestión a propósito del historial electoral regional, las causas de las divergencias y cambios en el espectro político territorial y sugiere una fórmula para evitar anomalías en los gobiernos regionales que derivaron –en los últimos años- en corrupción y mal uso de los dineros presupuestados desde el canon en algunas regiones. 

DIVERGENCIA ENTRE ECONOMÍA Y POLÍTICA

Para el investigador del CIES, es claro el desbalance entre el desempeño económico y la práctica política local. Según Portocarrero, las cifras de crecimiento contrastan con una magra cultura política, sobre todo en las regiones: 

“Mientras vemos empresas privadas florecientes, cada vez más globalizadas, los partidos nacionales languidecen en las regiones, sin poder satisfacer la demanda por representación política originada en la descentralización de 2002”. 

DESPLOME DE PARTIDOS TRADICIONALES EN LAS REGIONES

De acuerdo a Portocarrero, en 2002 los partidos nacionales tradicionales triunfaron electoralmente en 18 de las 25 regiones; en 2010, estas agrupaciones -vinculadas a la capital- ganaron en tan sólo nueve regiones. 

Por otro lado, señala, en 2002 el 75% de las candidaturas regionales correspondieron a los partidos nacionales. Hoy, en 2014, tan sólo el 25% de estos grupos participan en elecciones regionales.  

Así las cosas, las razones que esgrime Javier Portocarrero para explicar esta suerte de ‘pareto’ o ‘fragmentación electoral’ son dos. Por un lado, la emergencia de un sector ciudadano vinculado a una clase media que ha dinamizado la actividad política en el ámbito regional. De otro lado, los incentivos económicos para la participación política, lo que además para Portocarrero es la principal causa de esta fragmentación.

Pero este fenómeno, donde las agrupaciones tradicionales fueron desplazadas en las regiones por movimientos políticos locales, no fue necesariamente para mejor de acuerdo al analista. "El reverso de la moneda fue la proliferación de movimientos regionales, con las mismas debilidades de los partidos tradicionales", explica Portocarrero.

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y CAMBIO ELECTORAL

Respecto al 'estímulo financiero' en la carrera política regional, Portocarrero explica que  “como resultado del auge económico y el canon (…) las transferencias por canon y sobrecanon a regiones y municipios pasaron de S/.157 millones en 2002 a un máximo de S/.6.7 mil millones en 2007”. Esta dinámica supuso jugosas partidas presupuestales a disposición de los interesados, muchos de ellos aventureros políticos.

“La coyuntura atrajo a todo tipo de intereses”, dice Portocarrero. Ejemplo del “peor caso”: la región Ancash.

¿FRAGMENTACIÓN ELECTORAL- REGIONAL = INESTABILIDAD?

“En demasiados casos, la fragmentación política (electoral) ha fomentado la inestabilidad. Como muchos presidentes o alcaldes ganan las elecciones por estrecho margen, los opositores suelen promover sus revocaciones. Hasta ahora han sido revocados cerca de mil quinientos alcaldes o regidores. Por otro lado, la fragmentación incentiva la oposición al gobierno central y complica la gobernabilidad del país”, explica Portocarrero.

A esto se añade el análisis que realizó a propósito de las encuestas electorales en las regiones, el periodista Mirko Lauer en una entrevista para RPP el mes pasado, donde apunta que un factor importante es la historia regional: donde hubo un contexto (histórico) de enfrentamientos políticos, ya sea contra el gobierno central de turno o una empresa o simplemente un 'clan'.

UNA SUGERENCIA

De este modo, Portocarrero ensaya una propuesta de salida a la fragmentación tanto político como electoral en las regiones. El diseño de una ley que impida el desarrollo de mecanismos de parcelación electoral-política-regional puede ser la fórmula que salve el 2018. “Por ejemplo, podría exigirse que una organización no pueda presentarse a un solo gobierno regional, sino por lo menos a tres”, concluye Portocarrero.

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