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Josefin Ekermann  inicia el viaje que la confrontará con el pasado de su familia

"Tempestad en los Andes": Historia familiar en tiempo de guerra

El documental de Mikael Wiström, que puede verse desde mañana en el CC de la PUCP, entrecruza las historias de Josefin Ekermann, sobrina de Augusta La Torre, primera mujer de Abimael Guzmán y Flor Gonzales, hermana de una víctima de la masacre del Frontón. 

Publicado: 2014-08-24

Josefin Ekermann nació en Estocolmo, Suecia. Hija del hermano de Augusta La Torre, conocida como Camarada Norah y por mucho tiempo número dos de Sendero Luminoso, creció con una visión bastante parcializada e incluso idealizada de la guerra interna que asoló a nuestro país durante las décadas de los ochenta y noventa. Su padre contribuyó a construir esta forma distorsionada de entender las causas y las consecuencias de la aparición del grupo subversivo en nuestro país. 

Flor Gonzales y sus padres han pasado los últimos años buscando justicia para su hermano Claudio. El hermano de Flor, estudiante de literatura en la UNMSM, fue apresado por el simple hecho de que un poema suyo sugería cierta afinidad con la lucha armada. Posteriormente fue llevado al penal de El Frontón y murió durante la masacre de los penales, en 1986. Se desconoce el paradero de sus restos hasta el día de hoy.

La idea del documental Tempestad en los Andes , bastante acertada y de la cual no puedo recordar un precedente en nuestro medio, es entrecruzar estas historias. Así, a través del testimonio y la experiencia de Flor y su familia, Josefin será capaz de aproximarse a una mirada más cercana a la realidad sobre la guerra interna en el Perú. La película registra entonces el viaje que realizan Josefin y Flor hacia la localidad de donde viene su familia, la confrontación de Josefin con el pasado de su tía, la búsqueda incesante de la familia de Flor por justicia para Claudio.

Matrimonio de Abimael Guzmán y Augusta la torre en ayacucho, 1964 / Foto: Wálter alejos

Todas estas instancias sirven para conectar de manera introductoria al espectador con los procesos que llevaron al país a la atroz guerra interna. Uno de los aciertos de este documental es relatar brevemente la larga historia de opresión y conflictos sociales de nuestro país desde la conquista española. Una mención a Guamán Poma, el cronista indígena del siglo XVII, autor de la Nueva Corónica y Buen Gobierno, recuerda de manera efectiva como dentro de la cosmovisión andina el mundo quedó al revés luego de la conquista española. 

A esto se suma la particularidad de la historia de Flor: su padre fue uno de los líderes campesinos que participó en la toma de tierras durante los años setenta. Esto permite al realizador Mikael Wïnstrom, aunque de manera parcial, ofrecer un panorama de la realidad nacional. Esto es un mecanismo efectivo dentro del documental y contribuye a situar la historia dentro del contexto global. Como comenta Wïnstrom: "El surgimiento de movimientos milenarista fanáticos como Sendero, que surgen en otras partes del mundo y bajo otras ideologías, proviene de una herencia colonial. El movimiento yihadista tiene elementos que son muy parecidos a Sendero. Incluso un razonamiento muy parecido en varios aspectos. Ojala que se dé una discusión en ese sentido."

La voluntad de Josefin de conocer y entender su herencia personal se intuye sincera y sobre la búsqueda de justicia de Flor no existen dudas. El problema es que el tratamiento de la confrontación de sus protagonistas dentro de la película puede derivar por momentos en un tono melodramático y hacer la narración un tanto redundante. Sin embargo, la película logra consolidar su propuesta por introducir una instancia de diálogo que permanece ausente dentro de las iniciativas del estado y la sociedad civil. 

Josefin y Flor en una playa de lima durante las reflexiones finales de la película.

El mayor mérito de Tempestad en los Andes es asumir el riesgo de discutir la guerra interna a través de sus herederos y en este caso específico, herederos tanto de víctimas como de victimarios. Hilar las historias familiares permite actualizar la historia y demostrar que se trata de un proceso inconcluso. Es en ese sentido que debemos valorar Tempestad en los Andes, más allá de sus desaciertos y de que por momentos su mirada sea muy ajena a nuestra realidad. Como mencionaba su director luego de la proyección de la película en el LUM, la semana pasada: “Quizá se abrió una rendija en el momento de la historia que vivimos, quizá es posible empezar a hablar sobre las cosas que han pasado. (…)La película despierta muchas inquietudes, preguntas y discusiones que van a ser vigentes por mucho más tiempo."

La justicia en el sentido más práctico es algo que corresponde al aparato estatal, pero la reconciliación es un proceso que nos compete a todos como ciudadanos. Es nuestra capacidad de saber insertar nuestro pasado de manera acertada dentro del imaginario que compartimos lo que nos permitirá cerrar las heridas que heredamos. Para citar a Flor: "Durante estas dos semanas, en la publicidad y la prensa para la película se le ha dado mayor énfasis a ella (Josefin). A veces me preguntaba: ¿Y el resto qué? ¿Al fin quienes son las víctimas? Los campesinos son las víctimas. Las victimas somos nosotros. Esta historia nos pertenece. Y es nuestra obligación curar las heridas. Pero no se cura olvidando, se cura haciendo justicia."


A continuación el trailer: 

Tempestad en los Andes se proyectará dos veces por día, en el cine del Centro Cultural de la Univerisdad Catolica desde este lunes 25, puedes consultar la programación aquí


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Escrito por

Andrés Hare

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Publicado en

Redacción mulera

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