Jordi Borja: Elogio de la ciudad y derecho a la belleza
"La ciudad se desnaturaliza cuando la lógica del mercado produce segregación social", afirma el urbanista Jordi Borja. Esta semana visita Lima invitado al Seminario "Derecho a la Ciudad en América Latina"
"Derecho a la ciudad y ciudadanía. El dilema entre los derechos sociales y los derechos políticos" es la conferencia con la que el geógrafo urbanista Jordi Borja participará en el Seminario El Derecho a la Ciudad en América Latina, organizado por el grupo de trabajo del tema de CLACSO. El encuentro se llevará a cabo en el campus de la Universidad Católica en Lima, los días jueves 21 y viernes 22 de agosto de 2014.
Como previa a la conferencia, compartimos un texto breve que forma parte de las conclusiones del libro Revolución urbana y derechos ciudadanos, uno de los más recientes de Borja (publicado originalmente en España por Alianza Editorial en 2013. Una segunda edición, argentina, ha sido publicada por la Editorial Café de las Ciudades en agosto de 2014). El acápite, titulado "Elogio de la ciudad y derecho a la belleza" viene acompañado de una breve anécdota contada por Borja:
"En ocasión de una misión profesional en la región del ABC, en la periferia de Sao Paulo, una zona de dos millones de habitantes con mayoría proletaria, visité un sector de favelas extremadamente pobre, casi inhabitable a la orilla del río. Se me acercó una señora negra a la que acompañaba su nieta y me preguntó que iba a pasar con ellos. Le dije que a corto plazo se haría una actuación para introducir mejoras indispensables y que luego, en el marco del proyecto, se construirán viviendas cerca, etc. Respuesta, “me lo creo, tengo confianza en el gobierno del municipio (del PT) pero por favor pongan mucha atención a que se haga bien, pues los pobres también tenemos derecho a la belleza”.
Elogio de la ciudad y derecho a la belleza
Jordi Borja
“La ciudad es la insurrección estética contra la cotidianidad” escribió Henri Lefebvre.
Para algunos que nos ocupamos de la ciudad lo que nos atrae especialmente de ésta es que es el lugar de la libertad conquista y de la aventura posible, individual o colectiva, la multiplicación de los encuentros imprevistos, de los azares insospechados. La ciudad puede sorprendernos en cada esquina (Breton, en Nadja) y allí queremos vivir “per si hi ha una gesta” (Salvat Papasseit, poema La casa que vull).
La ciudad es vivencia personal y acción colectiva a la vez. Sus plazas y calles y sus edificios emblemáticos son el lugar donde la historia se hace, el muro de Berlín, la plaza Wenceslao de Praga, el Zócalo mexicano, la plaza Tiananmen… Y si miramos a un pasado más lejano el palacio de Petrogrado y las escaleras del Potemkine o la Bastille y el salón del Jeu de Paume junto a la Concorde del Paris revolucionario. Precisamente en este salón se proclamaron Les droits de l’homme “los hombres nacen y se desarrollan libres e iguales”.
El mito originario de la ciudad es la Torre de Babel, gentes distintas pero iguales, juntas construyendo su “ciudad” como desafío al poder de los dioses, como afirmación de independencia. En la ciudad el héroe es el personaje de Chandler: duro y tierno: “si no fuera duro, señora, no estaría vivo, y si no pudiera ser tierno no merecería estarlo”. Porque la libertad se conquista cada día, cada derecho debe ser conquistado y defendido. El ciudadano no nace, se hace, se construye por medio del conflicto, no puede ser sumiso, vivir la ciudad exige una cierta dureza. Pero a la vez la ciudad es lugar de intercambio y de cooperación, de convivencia y de solidaridades, a ciudad es cálida y es el contrapeso a la democracia que es frígida como dijo Dahrendorf [1].
La ciudad, real e imaginaria, la ciudad compacta y heterogénea, se caracteriza por la mezcla de la población y la velocidad de las conexiones que hace posible, es decir que multiplica las interacciones entre actores muy diversos. La ciudad se desnaturaliza cuando un planeamiento tecnocrático impone un zoning separador, cuando la lógica del mercado produce la segregación social, cuando el espacio público se privatiza o especializa. Sennett en una de sus primeras obras ya alertaba contra los efectos perversos del urbanismo funcionalista y reclamaba una ciudad que fuera lugar de encuentros múltiples entre gentes diferentes. Y el director de urbanismo de la City de Londres exponía en un encuentro internacional que los “pubs” eran el lugar más idóneo para la innovación económica y cultural pues los encuentros informales eran muchas veces los más productivos [2].
Notas
[1] La democrazia in Europa, Diálogo entre Ralf Dahrendor, François Furet y Bronislaw Geremek, dirigido por Lucio Caracciolo, Laterza, roam-Bari, 1992.
[2] The uses of disorder: Personal Identity and City Life, New York 1970 (versión castellana, Ediciones Península, 1975). La cita del director de urbanismo del Distrito de la City de Londres se refiere a una intervención en el Seminario de Grandes Ciudades, Centro Cultural San Martín, posteriormente publicado por el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (1997).
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