Piratear poesía en el Perú
La publicación de unas supuestas 'obras completas' del poeta Jorge Eduardo Eielson reaviva la polémica entre la libre difusión de la cultura y el respeto de los derechos de autor.
En un aparente desafío a los prejuicios existentes en torno al estado actual de la lectura en nuestro país —más aún de obras literarias de autores peruanos—, a un grupo de piratas se le ocurrió comercializar los primeros tomos de una supuesta 'obra poética reunida' de Jorge Eduardo Eielson, lanzada por el fantasmal sello Fabro Editore.
El aviso, en tono de denuncia, lo hizo el editor Víctor Ruiz, director de Lustra Editores, el sábado 16 de agosto, a través de su cuenta en Facebook:
"Hace unos días aparecieron en Lima estos dos primeros tomos de lo que sería "la obra poética reunida" [se refiere a los ejemplares que aparecen en la imagen sobre esta nota] de Jorge Eduardo Eielson, estos libros han sorprendido a propios como extraños pues no cuentan con ninguna clase de permiso y tampoco han sido trabajados con el más mínimo cuidado al momento de editarlos. Estamos efectuando las investigaciones necesarias para tomar las acciones legales correspondientes, pero por lo pronto invoco a los siempre fieles lectores de Eielson para que no se dejen estafar por los inescrupulosos que han llevado a cabo este acto de piratería. Sabemos, de antemano, que nuestros amigos libreros de Quilca y Amazonas nos apoyarán, así que desde aquí les agradezco por eso".
La reacción de Ruiz resulta comprensible en cuanto se trata del único editor en el territorio peruano con la debida autorización para publicar y comercializar la obra de Eielson. Ya en 2008 lanzó la primera edición peruana del poemario Habitación en Roma, y en 2009 hizo lo propio con el poema largo Ptyx.
Esta situación, aunque plenamente legal, genera más de un conflicto para quienes se consideran amantes del legado de Eielson. Desde su perspectiva, el hecho de que no se pueda difundir 'libremente' la obra de un autor tan valioso, solo porque un determinado sello editorial tiene la exclusividad sobre ella, es considerado como un acto injusto y mezquino. Abundan en la discusión argumentos como "nadie debería lucrar con la cultura" o "la piratería es una actividad necesaria".
Hay un problema desde el punto mismo de partida de tales argumentos. Ruiz no es dueño de la obra, sino de la distribución y comercialización de la obra en un determinado formato y en una región específica. En este caso, los tradicionales libros de papel y solo en Perú. Para lograrlo, ha debido llegar a un acuerdo con los actuales poseedores de los derechos patrimoniales de la obra de Eielson.
Es la dinámica acostumbrada en el ámbito cultural.
Esto no significa que sea el único modo de dar a conocer a Eielson. Existen otros, claro que sí. Y son gratuitos y al alcance de las mayorías. Así que responsabilizar a un solo sello —independiente, por cierto— de la poca divulgación de un autor como este en nuestro país es insostenible.
'Condenarlo' por ello viene a ser aun más absurdo, y asimismo revela un absoluto desconocimiento del funcionamiento del sistema editorial.
¿Ventana de oportunidad?
Cierto es que Eielson, luego de José María Eguren y César Vallejo, es uno de los poetas peruanos más importantes de nuestra historia. Para que el lector se dé cuenta de su trascendencia, basta observar las actividades planificadas para este 2014 como parte de las celebraciones por el nonágesimo aniversario de su natalicio: dos congresos académicos interdisciplinarios que irán a celebrarse dentro de unas semanas, tanto en el Perú como en el extranjero; y el estreno, en el marco del Festival de Cine de Lima, de un nuevo documental sobre los últimos meses de Eielson.
¿Pero acaso todo esto justifica —o ampara— el accionar de los piratas?
La libre difusión de los productos culturales es un ansiado sueño colectivo que ojalá algún día sea llevado a cabo. Pero, por más postura romántica o 'rebelde' que se quiera exhibir, no es nada inteligente celebrar esta edición ilegal de la poesía de Eielson.
¿Por qué? Porque son los mismos piratas quienes actúan llevados únicamente por el lucro. No solo porque las dejaron en exhibición en una de las librerías más emblemáticas del boulevard de Quilca, conscientes de que su público quedaría cautivado de inmediato por estas 'obras reunidas' de Eielson; sino porque también ofrecieron esos ejemplares a un precio que no se corresponde —se le mire por donde se le mire— con la calidad final de los ejemplares. El resultado tiene que ser calificado, como ya se ha dicho en otra oportunidad en este portal, de odioso.
Hay que apuntar que este librero de Quilca, quien adujo ser víctima de un engaño, aceptó retirar dichos ejemplares de circulación, además de devolver el dinero al cliente que las compró antes de que se hiciera pública la denuncia.
¿Apoyar a los piratas es el modo más adecuado de 'castigar' la 'dejadez' de Lustra editores por no haber publicado aún el resto de la obra de Eielson?
Veamos. Si se mira el panorama editorial contemporáneo en el Perú, la impresión, distribución y venta de libros de poesía —por más que sea de autores consagrados— no es del todo satisfactoria, en lo que a cifras e inversión refiere. Probablemente este ha sido uno de los motivos por los que Ruiz optó por 'aguantar' un tiempo más la publicación y la hiciera coincidir con 2014, por el motivo ya señalado.
Según indicó el propio Ruiz, a través de su cuenta en Facebook, este año, bajo otro de los sellos de Lustra (Santuario), se editarán las dos novelas de Eielson: El cuerpo de Giulia-no y Primera muerte de María. "Quizá también este año saquemos el primer tomo de la poesía completa de Eielson, ya que este acto contra nuestros derechos debe ser contestado no solo en el terreno legal", ha dicho el editor.
Pero más allá de por qué no lo hizo antes o por qué esperó que fuera víctima de los piratas, el reclamo de Ruiz es válido.
Por otra parte, llama la atención que se esté pirateando poesía en el Perú. Si se piensa el hecho con mayor cuidado, se estaría diluyendo algunos de los prejuicios más extendidos en la actualidad sobre el estado de la lectura en nuestro país: que no se lee poesía, y que la piratería se reduce únicamente a los productos mediáticos, o a hacer eco de la oferta de las casas editoras transnacionales.
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