En una divertida canción, Miki González le dice a un tal “Rochel” que si no se llevaba al gato, Filomeno (Ballumbrosio) se lo iba a comer. “Rochel” era Alfredo Rosell. Falleció hace unos días. Muchos lo recordarán como el fundador de la revista “Ave-rok”, que 30 años atrás unificó al rock nacional y realizó los primeros festivales de los años 80. Quienes lo conocimos de cerca lo evocaremos como alguien que generosa y literalmente se fajó en tiempos violentos.
antes del vuelo

A inicios de la década del 80, Alfredo Rosell había dejado la Pontificia Universidad Católica del Perú – donde fue dirigente estudiantil- para estudiar Economía en la Universidad del Pacífico. En algún momento su vida dio un giro, el rock entró en sus venas y se transformó. Quizá en ello fue crucial su encuentro con Franklin Jáuregui, un cachimbo de Contabilidad, quien años después sería el fundador de la revista “Esquina”. Ambos se convertirían en gestores culturales y tendrían rotunda participación en el rock nacional de esa década.

“En 1981, el hijo del Ministro de Pesquería de Belaunde, Valentín Quesada nos presentó y desde ahí nos dedicamos más a la juerga y al rock and roll que a estudiar, por eso no terminamos nuestras carreras… éramos unas joyitas” me dice Franklin Jáuregui, vía Face, desde Arizona, EE.UU. Ante tanto relajo de sus hijos, sus padres tomaron decisiones. Alfredo salió del país y Franklin empezó a trabajar: “Nos separamos, él viajó a Boston, USA, mientras que yo, entré a trabajar en la empresa Gestetner”. La universidad quedaría atrás pero el rock, no.

Creo que el amor a la música los mantuvo unidos pese a la distancia. “Yo lo estimaba mucho, mi único hijo se llama Miguel Alfredo, Alfredo en honor a él, a mi pataza Rochel”, confiesa un emocionado Jáuregui. Esa fuerte conexión no se perdería, sus destinos volverían a encontrarse para cumplir una misión.

El ave alza vuelo

“Nos reencontramos a fines de 1983 y ahí hicimos un pacto de sangre para hacer realidad nuestro sueño común: crear una verdadera revista de rock, esa revista sería “Ave-Rok” [conocida también como Ave Rok, sin el guión ortográfico].

Fue toda una aventura que los dos amigos incursionaran en prensa, Rochel tenía algo de experiencia pues había editado una publicación llamada “Ciencia y crítica”, en su etapa universitaria, pero Franklin no la tenía, aunque en el colegio había mostrado ciertas inquietudes comunicacionales al hacer revistas artesanales de rock con artículos de sus grupos preferidos, dibujos y ¡hasta avisos de publicidad!

“Mi chamba en Gestetner era buenaza, con el billete que saqué ahí financié la revista. Junto a nuestro amigo, el pintor Ángel Valdez, quien la diseñó, lanzamos la primera edición hacia mitad del 84, la imprimimos, justamente, en Gestetner, y los 1,000 ejemplares se agotaron en poco tiempo. Fue alucinante...” rememora Jáuregui.

En “Ave Rok”, Rosell asumía la dirección y Jáuregui aportaría en la redacción y en ventas -como director del área-. “El nombre aludía a una ave prehistórica, Rock sin c, fue una locura de Alfredo, lo trajo en un logo que mandó a diseñar en Boston. Me explicó la razón del nombre y estuve de acuerdo porque era original”.

En esa época, sin Internet y con publicaciones locales de ediciones esporádicas, se podía acceder, limitadamente, a información internacional de pop o rock por las escasas revistas extranjeras -que llegaban mayormente con retraso- o libros –sobre todo de editoriales españolas-, por algunos programas radiales, por los puestos callejeros de ventas de vinilos o por afortunados a quienes sus familiares o amigos les traían discos y medios impresos del exterior. O se los prestaban. Muchos no compartían ese material sino lo “caleteaban”, solo lo intercambiaban con otros que tenía material similar. En otros casos, proponían hacerte grabaciones a casetes, cobrándote caro.

“A mí siempre me había interesado informarme sobre los grupos de rock de mi preferencia pero en ese entonces, en el Perú, lamentablemente, no existían revistas que trataran el tema y había que recurrir a la argentina Pelo y a la alemana Pop para estar enterados del acontecer mundial”, dice Jáuregui. Ave Rok, entonces, nacía para llenar un vacío, inicialmente les interesaba informar sobre el panorama rockero internacional, los contenidos respondían a los gustos de quienes lo generaron, creo que nadie imaginó, el viraje al rock nacional que tomaría después.

ave rok y su época

Hacia 1984 se habían extinguido las publicaciones rockeras que circulaban, limitadamente en Lima, entre fines de los setentas e inicios de los 80, nos referimos a “Bemol”, “Saund”, “Rock del sur” y “Rocka”. En Arequipa, hacia su propia historia “Mordisco”, lamentablemente no se distribuía en la capital. De “Bemol” se lanzaron tres ejemplares entre 1979 y 1980, sus editores eran: el músico Santiago Guardia y Ricardo Montañez (hermano del músico Raúl Montañez); de “Saund” se lanzó solo un número, en 1980, y estaba dirigida por Juan Enrique Krateil -quien haría debutar, como redactor, a su amigo Daniel F.-; “Rock del sur”, tras hacer la lucha unos años, desaparecía en 1980, su director fue Estanislao Ruiz Floriano, diseñador gráfico publicitario y conocedor de nuestro rock, quien había lanzado la primera revista de rock, nacional, a inicios de los 70; y “Rocka” fue editada por el melómano y stoniano Toribio Marallano Carrillo, quien lanzó su primera edición a fines de 1980 y, después, a fines de 1984, pondría en circulación otra revista: “Son”.

En 1984, en la ciudad de Lima, antes de la salida de Ave Rok, solo circulaban dos publicaciones musicales, “Lima Rock” y “Luz Negra” (Ex “Nave de los locos”). La efímera “Lima Rock” auspiciada por Doble Nueve, la denominada “radio rock”, era al uso, básicamente orientada al rock mainstream -según quienes la recuerdan-, la manejaba el disc jockey conocido como “Chapu”. “Luz Negra” es mejor recordada pues fue una destacada publicación, estuvo a cargo del filósofo y “gritante” de bandas “subtes” Pedro Cornejo y del artista y coleccionista discográfico Carlos Troncoso. Entre sus colaboradores, se encontraban destacadas plumas que después harían sus propias historias como la comunicadora Gina Gogin y el músico y musicólogo Julio Mendívil.

En “Luz Negra” escribía pues gente con vuelo. A sus gestores, no les interesaba hacer manejo publicitario, tenían espíritu subte, justamente su apuesta era por el underground y los músicos de vanguardia de la órbita anglo –para graficarlo más directamente incluían artículos de publicaciones extranjeras- y, de forma creciente, fue incorporando contenido de bandas subterráneas locales de impronta punk o no.

En su segundo número, en julio 1984 –la primera edición había salido cinco meses antes-, anunciaron la salida de Ave Rok. Lo que dicen es interesante para el análisis: “Nos enteramos que acaba de salir otra revista de música. Esta vez se trata de Ave Rok. Situada explícitamente dentro del circuito Doble Nueve-Lima Rock-Toilet Paper-Up and down (N.deR.: radio-revista-banda de covers-discoteca “ficha”).

Este número impresiona por la ‘modernísima’ diagramación hecha posible sin duda, por una buena cantidad de guita [N.deR: dinero]. Gran variedad de información. Desde noticias de ‘último minuto’ sobre discos y grupos de actualidad hasta notas sobre conciertos recientemente realizados aquí (parque Salazar y Camino Real), pasando por pequeños artículos dedicados a grupos novísimos como Nena, The Alarm e incluso uno dedicado a los ya clásicos The Doors. Todo esto acompañado por un poster, una encuesta sobre la marihuana (fumas o no fumas) y una historieta del excelente Moebius. En suma treinta páginas llamativas con mucho color pero con escaso vuelo.

Nuevamente llama la atención –como ya ocurriera en el caso de Lima Rock- la sordera y/o ceguera de este circuito de rockeros para con todo acontecimiento que se realice fuera de su reducido y exquisito recinto. Según ellos no hay más conciertos que los que organizan sus radios, ni más revistas que las patrocinadas por ellos, ni más música que la propalada por sus frecuencias. Actitud muy propia, a decir verdad, de cierto sector no solo musical de nuestra capital. Y que incluso tiene la falta de tino de colocar como editorial una cita de Peter Townsend en la cual el guitarrista de los Who señala el carácter contestatario del rock and roll. No vemos, ciertamente, ningún ‘grito que pida verdad’, ni ningún ‘señalamiento de lo que está mal’ en esta revista. Siendo fieles a la cita debíamos decir que no se trata de una revista de rock.

Para colmo la editorial va acompañada de un epígrafe, accidentalmente parecido al de nuestro número de febrero de este año, y que reza, “somos la avanzada del futuro”, ¿De qué futuro o del futuro de quiénes? Lanzarse al futuro sin haber preparado con criterio y amplitud el presente es de hecho riesgoso. En todo caso es mejor tratar de capturar, comprender y promover lo que está sucediendo”.

La propia trayectoria de “Ave-rok” respondería a ese análisis. Pensando positivo: quizá esa excelente crítica les sirvió para reflexionar y abonó a su rápida evolución como medio. 

Otra crítica, sobre los primeros números de “Ave-Rok”, es de Frank Huamaní, en un ensayo colectivo, “Lima a través de la prensa”, publicada por la PUCP:

… los primeros 4 números los dedicó a rock comercial de formal tal y como lo hacen todas las revistas que salen de música... En sus páginas anuncian que se está gestando una ‘escena rockera en el Perú’ formada por Micky Gonzáles, Chachi Luján, etc. Pero no toman postura a ninguna recurrencia social o política, solo se limitan a describir los principales actores rockeros a nivel mundial y latinoamericano. Pero a partir del número 5, se puede apreciar que las temáticas empiezan a tornarse más locales y apoyan a diversos grupos nacionales que recién salían, tales como Micky Gonzáles, TV Color, Del Pueblo, Narcosis, prueba de ello es el ‘Primer concierto Ave rock’ donde participan dichas bandas…”.

Eso no es tan exacto: “… Son tantos los que ignoran la existencia de un movimiento subterráneo que se está gestando. Los conciertos subterráneos se suceden con frecuencia…” se lee, en el segundo número de Ave-Rok -setiembre de 1984-, en referencia al rock subterráneo en el más amplio sentido del término, es decir no sólo a los “subtes” –entre comillas- llamados en ese instante, punks. Ojo, en el segundo número.

“A partir del número dos empezamos a indagar sobre grupos nacionales, porque lo que conocíamos hasta ese momento sólo eran un par de grupos reciclados de los fabulosos 70's, que incluso continuaban cantando en inglés (como Pax) y algunos conjuntos de covers (como Toilet Paper). Nuestra búsqueda al inicio fue deprimente, prácticamente no existía rock peruano y los pocos grupos que encontrábamos continuaban cantando en inglés, hasta que por fin nos topamos con dos grupos que cambiarían el curso de la historia, me refiero a Leusemia y a Del Pueblo…” escribió Franklin Jáuregui para el blog de “Esquina”.

Es decir, la publicación tomaba partido por un rock, ciertamente marginal y lo que es más importante, adquiría pronto -en su segunda edición- una postura cuestionadora del status quo, sino que otra cosa significaba en los jodidos 80s estar por el cambio, por lo nuevo -¿mencionar al punk de Leusemia no lo era?-, y todo ello, cosa que me parece alucinante, sin perder el norte empresarial.

El rocanrol hace caja

Desde sus inicios, las cosas empezaron a ir bien para la revista, un ex estudiante de economía y uno de contabilidad, estaban haciendo empresa de su pasión, ello no era nada fácil en esa época pre-boom del rock en español. “Todo empezó a pasar rápido, para el segundo número decidimos alquilar una oficina pequeñita en la esquina de Colón y Benavides, a un paso de la Av. Larco -ubicada justo al frente de lo que es ahora Music Market-, Miraflores, y por ahí pasó todo el mundo, incluso fue ahí que, Leo ‘Escoria’ imprimiría en serigrafía los afiches del concierto el Rock Subterráneo Ataka Lima… ¡si esa oficina hablara!” rememora Jáuregui.

En el editorial del cuarto número (abril 1985), Rosell decía que habían madurado gráfica, editorial y empresarialmente e iban hacia una nueva dimensión, tenían como meta la periodicidad mensual. En esa edición Ave Rok presentaba diferencias en relación a las otras publicaciones mencionadas, tenía una estructura laboral como cualquier revista extranjera que se preciara, con redactores, colaboradores, corresponsales en el extranjero, departamento de arte, de fotografía y hasta asesorías, legal y contable.

Sin embargo lo que la hacía más resaltante aun, en relación a lo que se había conocido antes en publicaciones de rock en el país, era el hecho de contar con un departamento de ventas –formado por ¡media docena de personas!- y un área de producción de espectáculos. Ave Rok era una marca registrada y una publicación de Ave Rok Producciones S.A.

Creo que Ave-Rok constituyó el primer intento profesional de hacer una revista de rock en nuestro medio. No sé si “Lima Rock” lo intentó, lamentablemente no la conocimos. Y no sólo eso, sino como veremos más adelante, organizaron conciertos, actividades que vinieron a confirmar su compromiso con su época y su amplia perspectiva, en suma, no sólo estamos desarrollando la trayectoria de una publicación sino de una productora.

Otro anuncio importante que había hecho su director en el número cuatro era el lanzamiento de un programa de Ave Rock, vía radio Doble Nueve, cuyo nombre sería “Insomnio”, incluso colocaron un aviso en la revista. Algo así era inédito en nuestro medio pero… no se concretaría.

Dicho programa sería presentado por Ave Rok y la coproducción y conducción recaería en Cucho Peñaloza –que en esa época tenía su tienda de discos llamada “Grabaciones Accidentales” y auspiciaba la revista-. El programa “no salió porque para Manuel Sanguinetti –N.deR.: se refiere al dueño Radio Doble Nueve- éramos ¡muy subtes!”, evoca Jáuregui. Es decir, Ave Rok, al final de cuentas no estaba en el circuito del rock semi-mainstream, en el que estaba la emisora en cuestión, que a lo largo de su historia ha difundido muy poco rock nacional.

Imaginamos que la decisión de cancelar el programa llegaría quizá luego de leer esa edición cuarta donde se incluye reportes sobre la represión contra el “rock subterráneo” en el inolvidable concierto “Rock en rio Rímac” además de la declaración del director mostrándose solidario con la banda Narcosis “por las agresiones de que fueron presa”, y llamando a la libertad de expresión. ¿Se pudo esperar lo contrario? No creo.

Como hemos precisado, en el número 4 editado en abril de 1985, la revista ya tenía una posición ideológica –libertad de expresión-; se interesaba por las distintas escenas nacionales presentando informes sobre las movidas de rock en tres de las principales ciudades del país: Arequipa -cortesía de Rosell-, Trujillo -a cargo de Jáuregui- y Lima, de la cual dateaban sobre bandas desconocidas, algunas de ellas incluso no habían grabado; y había efectuado algunos conciertos donde presentaba diversas opciones musicales e incluso políticas.

Ave Rok, por muy comercial o banalista ke haya sido, significó un importante punto para el despegue de la música alternativa en nuestro país. Le mostró a medio mundo ke existían bandas ke cantaban en castellano, ke componían y ke tenían intenciones muy distintas a la de los rockeritos connotados de entonces, ‘rockeritos’ a quienes Ave Rok también promocionaba”, escribió Daniel F en su libro “Los sumergidos pasos del amor”.

Y si nos vamos a referir a información sobre músicos extranjeros que presentaba la revista podemos mencionar, por ejemplo, un informe sobre las variedades de jazz en Japón, realizada por un músico peruano que tocó en ese país –durante dos meses-.

“Recordemos que para ese entonces, 1984-85, no muchas bandas angloamericanas habían llegado a Sudamérica. Lo primero que hice fue hablar con mi mamá… me dijo: ‘Te doy la plata pero no le digas a tus hermanos’. Ese fue solo el comienzo del sueño. El siguiente paso fue comunicarme con Alfredo Rosell en Ave Rock, que empezaron a promocionar el festival...” ha referido el recordado disc jockey Javier Lishner sobre su viaje al Festival “Rock in Río” (Brasil). El testimonio de Lishner refleja la época, si acceder a información de rock, sea mainstream o underground no era fácil, imagínense, lo que fue conocer por corresponsales de una revista local lo que pasó en un festival extranjero en los tiempos en que era impensable tener uno en nuestra ciudad. Los informes sobre Rock in Río que hizo Ave Rok conformaron la primera cobertura que hacía una revista peruana de rock de un festival internacional, y nada menos que la de un festival-ícono de la época, nos haya satisfecho o no su cartel.

Los conciertos subtes de Ave Rok

“… La publicación de Rosell y Co. tenía el ingrediente de combinar, sin ningún tapujo, tanto lo nuevo como lo clásico, tanto los sonidos de ruptura como aquellos que tenían intenciones abierta y descaradamente comerciales, lo cual lo convertía en una apuesta bastante singular y muy lejos de fundamentalismos idiotas o de autocensuras… Con el tiempo, Ave Rok creció en factura y contundencia, organizando los primeros Festivales de Rock Subterráneo que empujarían a esta singular corriente hasta el conocimiento público… hizo de todo aquello algo popular y al alcance del conocimiento de muchos jóvenes ke no tenían ni la más vaga idea de la existencia de un rock ‘pensante’ y crítico”, Daniel F.

imagen tomada de subte rock

De alguna manera ellos representaron una generación local de rockeros que empezaron en lo anglo y de repente se encontraron con la efervescencia del rock local, se adentraron en éste y tomaron partido. Rochel y Jáuregui no solo lo difundieron sino que optaron por impulsarlo, por hacer producción de conciertos.

Y sí, concuerdo con Daniel F, Ave-rok tuvo un rol destacado en los inicios de la movida de “rock subterráneo”, movida que nacía también en ese entonces en la ciudad capital, y discrepo con quienes dicen que “aprovecharon la coyuntura”, quizá no compartirían el credo “subte” a rajatabla pero tuvieron el olfato para seguirles la pista a una movida que era lo más excitante que existía en esa Lima, movida con la que ya habían tomado contacto en el año 1984.

“Descubrimos a Leusemia y a Del Pueblo, el problema era que ambas bandas tocaban esporádicamente e incluso en muy precarias condiciones, entonces no nos quedó otra solución que organizar nosotros mismos un concierto que los sacara del anonimato y los presentara con todas las de la ley. Nunca habíamos hecho un concierto, empezamos a planificar, averiguamos donde alquilar los mejores equipos de sonido y luces de ese entonces y luego vimos como íbamos a hacer la propaganda respectiva… fue precisamente Leo Escoria, bajista de Leusemia, quien diseño el afiche titulado “El Rock Subterráneo Ataka Lima”.

“Se puso en contacto con Leo Escoria (bajista de Leusemia) y, tras habernos visto en el New Carnaby Discotek, se ofrece a ser ‘una especie de manager’. Se entabló entonces una pequeña sociedad medio simbiótica, resultando de ello los conciertos organizados por la revista, bajo el titulazo de ‘El rock subterráneo ataka Lima’… Es en esos días en ke se va acentuando la etiqueta de ‘subterráneo’ y va perdiendo la de ‘punks’. Justamente es por nuestro lado, ke, al negarnos a ke el evento se presente como un concierto de ‘punk rock’, Rosell y Co., junto con Leo Escoria, optan por el de ‘subterráneo’” escribió Daniel F.

El F se refiere al acercamiento de Alfredo Rosell a Leusemia, en el concierto celebrado el sábado 6 de octubre de 1984, en el que participaron Masacre, Narcosis y Leusemia –creo que era la primera vez que tocaban juntos-, y si Rochel no llegó a ser su manager, la relación que entablaron instauró la denominación “rock subterráneo” para una movida emergente. Lo pongo entre comillas para diferenciarlo del rock subterráneo que al parecer siempre ha existido en Perú como en otras partes del mundo, entonces “rock subterráneo” –con comillas- es un término usado básicamente para las bandas locales de influencia punk.

“El Rock Subterráneo ataka Lima” fue un ciclo de dos conciertos organizados por la revista Ave Rok en 1984 en “La Taberna”, al costado del conocido local “La Palizada”. El primero de los dos conciertos se llevó a cabo el 3 de noviembre con Del Pueblo presentando su ópera rock “Posesiva de mí”, el segundo se llevó a cabo dos semanas después y presentó a los grupos Nieve Negra, Leusemia, Narcosis, y Benito Lacosta y sus exigentes, excelente banda que musicalizaba poemas de Jorge Eduardo Eielson, y estaba conformada por Octavio Susti, Jaime Bedoya y “Chini” Polar. Octavio es hermano del cantautor Alejandro Susti y “Chini” es Humberto Polar, ahora destacado publicista.

“Llegamos en el momento en que Alfredo Rossell de Ave Rock (organizadores del Concierto de Música Subterránea) discutía con un policía –problemas de permiso y esas cosas–mientras el grupo Narcosis interpreta ‘Sucio Policía’” escribió el poeta Róger Santiváñez en un artículo que publicó la revista “Oiga”, el 3 de diciembre de 1984.

A fines de noviembre por Canal 4, un programa noticioso llamado “Primer Plano”, conducido por Sonia Goldenberg, presentó un reportaje realizado por la documentalista Delia Ackerman, un especial sobre la “nueva música” donde se dio a conocer la naciente movida “subterránea” de Lima. Ese reportaje incluyó entrevistas a los músicos de bandas que eran consideradas como parte de un renacimiento del rock nacional: Pico Ego Aguirre (Pax, ex Shains), Raúl Pereyra (Ex El Polen y Sudamérica), Miki González y el trío Kotosh, pero la sorpresa se produce cuando sale Leusemia, con su formación original de trío, tocando en vivo y dibujando esvásticas en la calle y cuando Alfredo Rosell habla sobre del naciente rock “subterráneo”. Era la primera vez que se mostraba en la televisión a algunos protagonistas de, efectivamente, una “nueva música”, con algunas imágenes de Leusemia en una tocada de Ave Rok.

El “Súper Concierto Ave Rok” se llevó a cabo en la Concha Acústica del Parque Salazar, Miraflores, el 31 de Mayo de 1985, y participaron las siguientes bandas: Narcosis, Del Pueblo, Benito La Costa, Miki González y TV Color. Pero sería sin duda, el festival “El rock subterráneo vuelve a atakar Lima”, es el que más se recuerde de los organizados por Ave Rok. El motivo fue porque la TV estuvo ahí y grabaron diversas escenas para un reportaje que causaría revuelo al ser emitido en un noticiero nocturno, tras el reportaje hubo un debate con dos prestigiosos psicólogos que, ante la sorpresa de la conductora de ese debate, entendieron a los “subtes”.

ave stop
“De Ave Rok salieron seis ediciones durante año y medio, llegándose a imprimir 5,000 ejemplares a partir del número tres –mil del primer número, dos mil del segundo-, los que se distribuyeron a nivel nacional. Lamentablemente la relación con Rochel se acabó tras el número doble, 6-7, que fue diseñada por el artista gráfico Herbert Rodríguez” expresa Jáuregui. Alfredo no pudo continuar sacándola a pesar que Jáuregui, afirma, le cedió los derechos que le correspondían, por eso él dice: “siempre he pensado que ‘Esquina’ número 1 fue como la ‘Ave Rok’ 8… porque toda la gente de esa revista me siguió a la nueva”.
El primer manager subte

“Las cosas iban bien, teníamos un buen grupo de trabajo, nuestro diseñador, Martín Moratillo, un chiquillo anarquista, era alucinado, dejé el trabajo para dedicarme de lleno a la revista y a los conciertos. Yo hacía toda la parte empresarial… Alfredo era el director editorial, aprendí a hacer la revista y me relacionaba con los auspiciadores: Monark, Donofrio, Chiclets Adams, Nike, Pilsen, Goliat, Nestlé, mientras a él le gustaba más manejar grupos” nos cuenta Jáuregui.

Rochel intentó trabajar con las otras dos bandas que acudió a ver en su primer concierto subte, en el Carnaby: Narcosis y Masacre. Wicho (Voz de Narcosis) ha mencionado en su cuenta de Facebook que la fabricación de 200 casetes originales de su banda se pagó con un concierto organizado por Ave Rok. Otro momento en que estuvo cerca de Narcosis fue en la grabación de su más antiguo audiovisual -que se hizo en la casa de Wicho-, se prestó una cámara beta para la ocasión, cámara que manipuló Pepe Yompian –después gerente general de Yamaha. Además ahí estuvo presente colaborando Coqui Salomón, quien participó también en la revista.

Rochel si llegó a vincularse, más adelante, con la banda de metal Masacre (Metal Avanzando Siempre Ante Cualquier Rechazo Existente), “fue el primer manager de Masacre y responsable de que grabemos el ‘Sin Piedad’. Si no fuera por él ese disco no existiría” dice Coqui de Tramontana, ex – Masacre. “Sin piedad” se grabó en 1988 pero recién se editó en 1991 -en Venezuela-, dado a que en su momento, no lo pudo lanzar CBS Perú, la compañía con la que se había planificado hacerlo, y es que debido a la fuerte crisis económica que vivía el país, cerró sus oficinas en Lima.

Alfredo si bien no pudo manejar a las dos bandas importantes de los 80s, Leusemia y Narcosis, si manejó a otra de las más destacadas: Del Pueblo. “Alfredo fue nuestro primer manager, con él hicimos el 45 “Escalera al infierno”, y por él, la radio Doble Nueve apostó por nosotros. Rochel se fajó por nosotros en la disputa con Del pueblo del barrio” confiesa Piero Bustos.

"Cuando estuvimos en Radio Nacional le pedimos, con Jáuregui, que nos dejara utilizar el nombre de Ave rock para el programa de radio que íbamos a sacar y él, muy gentilmente, nos lo cedió para ese fin. Era bacán Alfredo” agrega Bustos.

El manejo que se recordará más de Rochel fue el de Miki González, quien, como decíamos al inicio, lo menciona en una de sus canciones. De la cuenta de Facebook de Wicho García, quien formó parte de la banda de Miki, extraemos un par de anécdotas que ha compartido sobre esa experiencia:

Estábamos en Tacna, bajo a desayunar y encuentro a Alfredo mechándose a patadas en el lobby con el promotor porque lo encontró a punto de irse sin pagar el hotel. Finalmente quedamos plantados en Tacna y sin forma de regresar a Lima. Rosell separa una habitación para Miki en un hotel ni fu ni fa y luego, subrepticiamente, nos hace pasar uno a uno a esa habitación para que podamos todos dormir esa noche, bien apretujados y silenciosos en lo posible. Él enrumba hacia Arequipa. A la mañana siguiente nos llama y dice que abordemos el avión hasta allá porque consiguió que unos ‘patas’ corran con pasajes, hotel 5 estrellas y comida para todos nosotros por tocar en una parrillada... no sé qué hizo ni cómo lo hizo pero fuimos de la inopia al lujo 5 estrellas, tocamos, tragamos, chupamos y regresamos a casa sanos y salvos... aunque sin un mango... pobres pero felices

miki gonzáles + alfredo rossel

Otra: Alfredo corre a defender a uno de los nuestros en una pelea de borrachos después de un concierto... pero resbala en un charco de chela y cae... entonces empieza a defenderse con patadas y puñetes ahí en el piso... suena gracioso y, ciertamente lo fue después... porque esta escena ocurrió en Uchiza durante el reinado de los narcotraficantes en la zona y prácticamente toda la gente portaba un arma ahí... era peligrosísimo entrar en conflicto con cualquiera pero Alfredo no lo pensó dos veces y se mandó a defender a un amigo. Días después nos reíamos diciendo que ahí Rochel había involucionado varios millones de años en un segundo y se había convertido en una cucaracha dando patadas al aire... ¡qué terror y qué vacilón! el de aquellos años. Y de esas hay muchísimas”.

¡Rochel Presente!

El reconocido fotógrafo de la época Oscar Huapaya, Oscarix, ha prometido una exposición dedicada a su amigo Alfredo Rosell, imaginamos que será el primer reconocimiento de otros que vendrán al loco Rochel.