Una herida que no cierra
"Camino a la Hoyada", documental que se presentó ayer en el CCPUCP, pone en evidencia la falta de una política clara por parte del estado frente a las víctimas de la guerra interna.
Recoger y dar cabida a las voces que el Estado peruano posterga indefinidamente es el mayor acierto de Camino a la Hoyada, documental dirigido por Andrés Cotler y producido por CUADRO24 que se estrenó ayer en el Centro Cultural de la Universidad Católica y podrá verse pronto por televisión. El mediometraje se centra principalmente en los miembros de ANFASEP (Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú), sus testimonios y en la incesante búsqueda de una justicia que nunca llega. Camino a la hoyada incluye además la identificación, por parte de dos víctimas, de fosas comunes en Pampa Cangallo, al sur de Ayacucho, que no han sido investigadas.
Como menciona Cotler, el director, lo más doloroso es que la falta de justicia hace imposible a las víctimas continuar con sus vidas. El estado continúa permitiendo que la víctimas del conflicto interno vivan vidas truncas, detenidas en el tiempo: “Uno empieza a preguntar y la gente te dice el día, la hora, el año. Todo lo que pasaron. Es decir, han sistematizado la memoria de una manera que llega a ser casi ritual. Me imagino que con la experiencia de la CVR han aprendido a ser testimoniantes de una manera ordenada y detallada. Lo que sí sorprende es que es una cuestión que no pueden dejar de lado. Lo tienen presente y no pueden olvidarlo. Muchos de ellos pertenecen a asociaciones de víctimas, entonces es una cuestión que uno ve como memoria, pero allá se sigue viviendo. Sobre todo por las reparaciones y la relación con el estado. Ellos son testimoniantes y víctimas, lo tienen absolutamente presente”.
El documental demuestra además la terrible realidad que se vive en las zonas asoladas por el conflicto: para la población, discutir abiertamente las desapariciones y sus consecuencias es en muchos casos imposible. “En esas comunidades, víctimas y victimarios conviven. De hecho cuando estuvimos en Pampa Cangallo había gente en las esquinas, de vez en cuando uno se nos acercaba para preguntar que estábamos haciendo, se iba y luego venía otro. Nuestro personaje, Gilber, no quiso grabar en el pueblo. Nos dijo que podíamos grabar afuera, pero no dentro. Porque era muy riesgoso para él. (...) En las alturas la cosa todavía es muy fuerte. Hay muchas comunidades que no se van a allanar a decir lo que podrían decir. Es complicado y la memoria para ellos no es memoria, es el día a día", recuerda Cotler sobre los días de filmación del documental.
A estas condiciones se suman las contradictorias y en muchos casos inexistentes iniciativas del estado por brindar justicia y reparación a las víctimas. A pesar de la contundencia del Informe final de la CVR y de que las estadísticas actuales establecen el número de desaparecidos entre trece y quince mil versus los ocho mil que se consignaron originalmente. Las víctimas sienten que el monto ofrecido por el estado como reparación es en la mayoría de los casos insultante: “La lucha actual de las organizaciones es sobre las reparaciones. Son diez mil soles. Hay un total descontento con la cantidad. Porque la mitad es para las mujeres, la otra para los hijos. Hay gente que ha recibido setecientos soles luego de treinta años. Por otra parte a los líderes ronderos les han dado 39 mil soles y en muchos casos los ronderos fueron parte de los problemas. Hay muchos conflictos y envidia. La gente se pregunta por qué a una familia le toca reparaciones y a la suya no. Se sienten agraviados, porque es muy poco por haber perdido padres o hermanos. Muchos sienten que perdieron su educación, sus proyectos de vida. Han estado treinta años detrás de eso. El tema principal para ellos es las reparaciones. Van a decirte que eso no va a solucionar nada. Pero para ellos, para gente que es muy pobre, es bastante”.
La ausencia de testimonios que retraten el otro lado del conflicto, tanto de las Fuerzas Armadas como de los grupos subersivos, lejos de ser una carencia de este documental, es una evidencia más de cómo el silencio es la política adoptada por los actores con mayor responsabilidad dentro de la guerra interna que se vivió en nuestro país durante los ochenta y e inicio de los noventa. “Dentro de la investigación estuve tratando de contactarme con ex senderistas, ex militares, pero no quieren hablar. El único caso en la CVR fue el de Collins Collantes Guerra, un militar de rango medio, que hasta pidió perdón y fue el único que habló. Después, salvo que tengas una entrada distinta, te dicen que no. Hay un espíritu de cuerpo. Eso es parte del conflicto irresuleto. Porque si se establece un dialogo, algo puede salir de eso. Pero si tienes victimas por un lado y al estado y las fuerzas armadas que niega todo acceso, es una derrota para las victimas. El hecho también es que el Ministerio de defensa, las fuerzas armadas no proveen la información.”
Concentrándose en ser un vehículo denuncia, cosa que consigue bastante bien, el documental deja poco espacio para reflexionar sobre los alcances del trabajo que realizan las asociaciones de victimas o los procedimientos que permitirían acceder a la tan postergada justicia. Camino a la Hoyada se articula bastante bien a pesar de estos vacíos y de manera bastante efectiva insta al espectador a abandonar la idea de que el trabajo de justicia y reconciliación ha terminado.
Camino a la Hoyada se presentará, junto con otros quince documentales de la serie DOCTV Latinoamérica IV en TVPerú, canal 7, a partir del 25 de Agosto.
A continuación el trailer:
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