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El animal poético

El bestiario de la enorme poeta peruana Blanca Varela, comentado en una conversación con Edgar O'Hara registrada en 1982. 

Publicado: 2014-08-11

Bajo el título 'El recuerdo del recuerdo' Edgar O'Hara publicó en 1997 * una entrevista a Blanca Varela, una entre las siete que sostuvo con poetas peruanos en 1982 y que reúne quince años más tarde en el volumen "Partición de los bienes" (Lluvia Editores, con fotografías de Herman Schwarz, Lima, 1997).

Aquí comparto apenas el fragmento inicial de la conversación, en la que Varela comenta el "bestiario" que asoma entre sus materiales poéticos. En ese punto, Blanca llevaba publicados tres libros: Ese puerto existe (1959), Luz de día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), además de la reunión de su obra en el volumen Canto Villano (1978). Se había mudado a Barranco el año anterior y allí recibe a O'Hara y Schwarz para la entrevista. Es 1982. Faltan más de diez años para el consagratorio Ejercicios materiales, y casi veinte aún para el definitivo -y pertinente para el tema del bestiario- Concierto Animal (1999).

Ya que la conversación repasa pasajes de algunos poemas, para deleite del lector, he agregado al final de la transcripción de la entrevista, aquellos mencionados directamente por Varela.

[Imagen superior: 'Perro', Jean-Michel Basquiat, 1982. La idea de usarla para esta nota la he tomado del excelente sitio en Facebook Archivo Blanca Varela]


* Debido a los retrasos del proyecto original de O'Hara de publicar las conversaciones en un volumen único, la entrevista a Varela apareció antes en el Nº 2 del Boletín del INC, en Lima (1984), y en México en Gaceta del Fondo de Cultura Económica, Nueva Época, nº 178 (1985).


Hay una presencia zoológica en tu poesía, ¿no? En distintos poemas aludes a la realidad utilizando animales. ¿Cómo llega este bestiario a tu poesía?
No sé, pero me parece que hay una especie de identificación, más bien, con los animales. Me reconozco en algunos, encuentro una humanidad increíble en algunos. Es curioso.
Sin embargo en ciertas escenas con animales hay un trasfondo de crueldad y una mirada de compasión... En un poema de Ese puerto existe hablas de una res que van a degollar...
Bueno, pero eso tiene que hacer con otras cosas, tiene que hacer más bien con la zoología de mi paisaje, el peruano, evidentemente. Yo creo que esa imagen viene de alguna lectura, no sé si de Arguedas... Porque hablo de una vaca ciega. No es una figura que haya inventado en el sueño, no creo. Es algo que me parece haber leído, que los cóndores se comían los ojos de las vacas. Podría ser en Yawar Fiesta, no recuerdo. En este momento tengo una cosa muy extraña como recuerdo preciso de esa imagen...
El poema se llama 'Mediodía" y los dos primeros versos dicen: "Todo está preparado para el sacrificio,/ la res muge en el templo de adobe..."
Es un paisaje del Perú, fíjate... Hay un momento en el que vuelvo de Europa y vivo muy tomada, prendida del recuerdo del paisaje peruano, que me hacía mucha falta en Europa, sobre todo esta cosa fuerte como de inclemencia de la naturaleza, en la sierra o en la costa, ese dedierto, grandes murallas... Era esa sensación y una interrogante que me acosaba permanentemente: el preguntarme de dónde salíamos (y creo que lo digo en un poema, en uno que pregunto de qué perdida claridad venimos...). No sé, yo tenía como un enorme interés por ese Perú indio, casi lo llamaría mi época indigenista, por decirlo de alguna manera... Ese Perú indio a mi me preocupaba mucho, por esta identidad.
¿Identidad que surge vinculada a una experiencia particular?
Fue el descubrimiento de la costa. No esta costa de La Herradura a la que vamos todos los días y vemos desde aquí, sino una costa vacía, desierta... Eso me oprimía mucho y al mismo tiempo me exaltaba. Recuerdo, por ejemplo, las noches estrelladas en Supe sin luz eléctrica. Es una cosa impresionante, me sentía de lo más sorprendida, abismada. Eso me obligaba a escribir algo. Es curioso, ¿no?.
Ahí también van apareciendo ciertos animales marinos.
Animales de la costa, ¿no? Entonces, mira, yo creo que en ese poema, no sé, también en "Puerto Supe"... Hay dos poemas de esa familia, digamos la familia peruana, por decirlo entre comillas, la familia con paisaje. Veo la poesía con paisaje, con animales, vegetación; por otro lado vi una higuera... Hay otro poema, "Frente al Pacífico", que está en "Luz de día"... Después, más tarde, me vuelvo urbana. Entonces te puedo hablar de animales urbanos, el perro es uno de ellos.
¿Paulatinamente vas incorporando estos elementos?
Creo que sí. Creo que fue algo que vino como la recreación de un mundo. Es como el primer día, el segundo, el tercero... Voy poniendo elementos, ¿no? Yo creo que así debería ser la obra de creación. Mejor dicho, la realidad no te satisface o no la puedes abarcar de alguna manera y entonces tú haces tu propio mundo, tu propia realidad, tu microcosmos, y lo manifiestas en poemas, cuadros o en una novela.
Esa anécdota con el perro, ¿la recuerdas?

Sí, sí... Eso fue una cosa muy particular... Yo creo que volvía de Estados Unidos... El retorno al Perú -cada vez que he estado fuera- siempre me produce una especie de inmensa depresión. Porque encuentro, bueno, las cosas que sabemos que existen pero no vemos cuando estamos aquí. Viviemos cada uno dentro de un túnel que mira más o menos sus cosas; y es la pobreza, la aridez, el abandono. Entonces un día caminando por la calle, así, crucé la esquina y había una animal, un perro, no recuerdo si era uno de esos perros chuscos, amarillo, verde... Lo cierto es que el perro me miró, ese perro me miró... Yo sentí una cosa terrible, algo que se me quebraba interiormente, tremenedo. Sentí toda la compasión del género humano concentrada. Es decir, me pareció una mirada con toda la dignidad de un animal, que es el hombre también para mí, no sé... Yo creo que ahí entro el perro a mi vida y a mi poesía. Ya te había contado esto en algún momento, ¿Te lo conté igual?

la foto del día de la entrevista, tomada por herman schwarz. esta imagen corresponde a una captura de la expuesta en "al ras del suelo, la imagen documental", la muestra antológica de schwarz organizada por el icpna en 2012.

Claro, exacto...
Y hasta creo que me acuerdo dónde fue... Caminando por la avenida Wilson, me parece que por ahí, por el colegio La Recoleta... Hace tanto tiempo...
Y qué otro animal...
Bueno, hay un primer animal interior... Hay un loro que me preocupa... Hay un poema que se llama "Las cosas que digo son ciertas" y que está en Ese puerto existe. A ver. fíjate... (A mí las fotos me matan, me están matando, ya me puse colorada, Herman, se me tuercen los ojos y la boca... No es a color, ¿no?) Sí, en ese poema hay muchos animales: moscas, caballos, un loro...
¿El loro que te preocupa tenía una existencia fuera del poema?

No en particular, qué curioso. Yo creo que este poema lo escribí en París. Recuerdo que teníamos planeado con Octavio Paz hacer una revista que se iba a llamar El pobrecito hablador, como un libro de Larra, ¿no? Y no sé por qué en ese momento entré en la onda de que el poeta era un pobrecito hablador. ¿Y qué es lo más próximo a un pobrecito hablador sino un loro? El loro, físicamente... Aquí en Barranco, en la casa de una tía vieja había un loro que decía lisuras... Además del loro físico, digamos, yo era una india tropical en París, ¿te das cuenta? ¿Y qué debe tener una latinoamericana india en París? ¡Un loro! No puede tener otra cosa, ¿no te parece? Además los franceses son muy exóticos, esperan que uno tenga plumas, un loro... No había nada qué hacer.

POEMAS


blanca, circa 1981, "en la casa de la calle Junín 325, Barranco, Lima", según detalla el sitio en fb "archivo blanca varela", de donde se ha tomado la fotografía, de autor desconocido)


MEDIODÍA

Todo está preparado para el sacrificio.

La res muge en el templo de adobe.

Lágrima dura y roja,

canchales de fuego,

silencio y olor fuerte de girasol,

de gallos coronados.


Ni una hoja caerá,

sólo la especie cae, 

y el fruto cae envenenado por el aire.


No hay centro, 

son flores terribles

todos estos rostros clavados en la piedra,

astros revueltos, 

sin voluntad.


Ni una hora de paz en este inmenso día.

La luz crudelísima devora su ración.


El mar está lejano y solo,

la tierra impura y vasta.


- ESE PUERTO EXISTE (Y OTROS POEMAS) Prólogo de Octavio Paz. Xapala, Veracruz, México, Universidad Veracruzana, 1959)


LAS COSAS QUE DIGO SON CIERTAS

Un astro estalla en una pequeña plaza y un pájaro pierde los ojos y cae. Alrededor de él los hombres lloran y ven llegar la nueva estación. El río corre y arrastra entre sus fríos y confusos brazos la oscura materia acumulada por años y años detrás de las ventanas.

Un caballo muere y su alma vuela al cielo sonriendo con sus grandes dientes de madera manchada por el rocío. Más tarde, entre los ángeles, le crecerán negras y sedosas alas con qué espantar a las moscas.

Todo es perfecto. Estar encerrado en un pequeño cuarto de hotel, estar herido, tirado e impotente, mientras afuera cae la lluvia dulce, inesperada.

¿Qué es lo que llega, lo que se precipita desde arriba y llena de sangre las hojas y de dorados escombros las calles?

Sé que estoy enfermo de un pesado mal, lleno de un agua amarga, de una inclemente fiebre que silba y espanta a quien la escucha. Mis amigos me dejaron, mi loro ha muerto ya, y no puedo evitar que las gentes y los animales huyan al mirar el terrible y negro resplandor que deja mi paso en las calles. He de almorzar solo siempre. Es terrible.

- ESE PUERTO EXISTE (Y OTROS POEMAS) Prólogo de Octavio Paz. Xapala, Veracruz, México, Universidad Veracruzana, 1959)


FRENTE AL PACÍFICO

Sangre amarilla en las dunas.

Día en ruinas.

Algo miraba antes hacia arriba.

No hace mucho

alguien intentaba volar.

Sembrada en la arena

la oscura melodía de la higuera,

absurda la sonrisa de la sal

entre la parda espuma de la playa.

Poderosos, llenos de secretos

llegarán los astros, puntuales.

Venus, impasible y celeste

dejará caer un rayo de olvido.

Aire libre,

día en ruinas,

revueltos lechos de la tarde.

Las cosas hablan entre ellas,

se mueven hacia ellas mismas.

El viento cuenta y ordena.

- LUZ DE DÍA (Ediciones de la Rama Florida, Lima, Perú, 1963).


SECRETO DE FAMILIA

soñé con un perro

con un perro desollado

cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba

pregunté al otro

al que apaga la luz al carnicero

qué ha sucedido

por qué estamos a oscuras

es un sueño estás sola

no hay otro

la luz no existe

tú eres el perro tú eres la flor que ladra

afila dulcemente tu lengua

tu dulce negra lengua de cuatro patas

la piel del hombre se quema con el sueño

arde desaparece la piel humana

sólo la roja pulpa del can es limpia

la verdadera luz habita su legaña

tú eres el perro

tú eres el desollado can de cada noche

sueña contigo misma y basta

—VALSES Y OTRAS FALSAS CONFESIONES (Lima: Instituto Nacional de Cultura, 1972)


CAMINO A BABEL

un alma sí un alma que anduvo por las ciudades

vestida de perro y de hombre

un alma de gaznápiro

pájaro errante que acostumbra anidar

a la intemperie a la hora precisa de

las catástrofes y de las grandes migraciones

pájaro de la urbe

pájaro de la cocina

escoria azul de la mañana que interrumpe

nuestras meditaciones nocturnas

un súbito un impensado un imperioso cacareo

de pajarraco solar encaramado en el árbol mañanero

que destila café instantáneo

y angustiahiel áurea amarga conciencia ausencia

automática de dios inminencia de la mirada

extraña y delimitadora

orfandad amorosa.

- (Fragmento) CANTO VILLANO (Lima: Ed. Arybalo, 1978)


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