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pease en la marcha por la paz,contra el terror, de 1989

"La democracia es más firme que la subversión"

En 1989, como respuesta a Sendero Luminoso, Henry Pease convocó a una Marcha por la Paz. Este es el testimonio de alguien que escuchó su llamado: Mario Vargas Llosa

Publicado: 2014-08-10

El sociólogo, politólogo y ex presidente del Congreso Henry Pease falleció a los 69 años de edad la noche del 9 de agosto. Uno de los acontecimientos que marcó su vida política fue su convocatoria a la Marcha por la Paz en 1989, en pleno conflicto armado interno. Al respecto, compartimos el testimonio del escritor Mario Vargas Llosa:


"El 26 de octubre de 1989, El Diario, portavoz de Sendero Luminoso, publicó un comunicado en nombre de un organismo de fachada, el Movimiento Revolucionario en Defensa del Pueblo (mrdp), convocando a un «paro armado clasista y combativo» para el 3 de noviembre, en «apoyo a la guerra popular». 

A la mañana siguiente el candidato de Izquierda Unida a la alcaldía de Lima y a la presidencia, Henry Pease García, anunció que el día escogido por el senderismo para el paro armado él saldría a las calles con sus partidarios a fin de mostrar «que la democracia era más firme que la subversión». Yo estaba con Álvaro, en mi escritorio —todas las mañanas, temprano, antes de la reunión del kitchen cabinet, pasábamos revista al programa del día—, cuando escuché en la radio la noticia. Al instante me vino la idea de solidarizarme con la marcha y salir también con mis partidarios a manifestar el 3 de noviembre en respuesta al desafío de Sendero Luminoso. A Álvaro le gustó la idea, y, para evitar que se embrollara en consultas con los aliados, la hice pública sin pérdida de tiempo, en una entrevista telefónica con Radioprogramas. En ella, felicité a Henry Pease y le propuse que desfiláramos juntos.

Provocó sensación que se solidarizara con una iniciativa de la izquierda marxista alguien que, desde hacía años, era blanco de los intelectuales progresistas nativos, de los que Pease formaba parte, y a algunos de mis amigos les pareció un error político. Temían que mi gesto diera a la candidatura de Pease una suerte de espaldarazo (las encuestas lo situaban por debajo del diez por ciento de las intenciones de voto). Pero éste era un típico caso en el que las consideraciones éticas debían prevalecer sobre las políticas. Sendero Luminoso venía actuando cada día con más audacia y extendiendo su radio de acción; sus atentados eran diarios, así como sus asesinatos. En Lima, su presencia se había multiplicado en fábricas, colegios y pueblos jóvenes donde sus centros de adoctrinamiento funcionaban a la vista de todo el mundo. ¿No era bueno que la sociedad civil saliera a manifestarse en favor de la paz el mismo día que el terrorismo amenazaba con un paro armado? La Marcha por la Paz recibió una ola de adhesiones de partidos políticos, sindicatos, instituciones culturales y sociales, y figuras conocidas. Y atrajo una enorme concurrencia, deseosa de mostrar su repudio al horror en que venía hundiéndose el Perú por el fanatismo mesiánico de una minoría.

captura tomada de mundo-foto.org

Presionados por el ambiente, los candidatos del apra (Alva Castro) y de Acuerdo Socialista (Barrantes Lingán) se adhirieron también, aunque su falta de entusiasmo fue notoria. Ambos hicieron acto de presencia en el monumento a Miguel Grau, en el paseo de la República, y se retiraron con sus pequeñas delegaciones antes de que confluyéramos en el lugar la columna de Izquierda Unida y la del Frente Democrático, que habían salido, la primera, de la plaza Dos de Mayo, y, la nuestra, del monumento a Jorge Chávez, en la avenida 28 de Julio.

Luego de una lenta, entusiasta y disciplinada marcha, convergimos frente al monumento a Grau y allí Henry Pease y yo nos dimos un abrazo. Depositamos flores en el lugar y se cantó el Himno Nacional. No sólo militantes políticos conformaban la gigantesca muchedumbre; también, gentes sin partido y sin interés por la política, que sintieron la necesidad de expresar su condena por los asesinatos, los secuestros, las bombas, las desapariciones y demás violencias que en los últimos años habían ido devaluando tanto la vida en el Perú. Había muchos religiosos en las vecindades del monumento a Grau —obispos, sacerdotes, monjas, cristianos laicos— que, entre las barras y maquinitas de los partidos, hacían oír la suya: «Se siente, se siente, Cristo está presente.»

No me hubiera plegado a la Marcha por la Paz si la iniciativa no hubiera venido de Henry Pease, un adversario que, como intelectual y como político, me parecía respetable. Hay muchas maneras de definir lo respetable. En lo que a mí se refiere, me merece respeto el intelectual o el político que dice lo que cree, hace lo que dice y no utiliza las ideas y las palabras como una coartada para el arribismo"

En: Vargas Llosa, Mario. El Pez en el agua, 1993


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