Algunos entran a la Feria Internacional del Libro de Lima con la intención de gastarse el sueldo mensual en unas pocas horas, comprando las versiones de Batman creadas por Frank Miller, comprando en los stands de Estruendomudo y Peisa lo último de la literatura peruana y latinoamericana (Llamadas telefónicas de Gabriela Wiener, El führer en la niebla de Luis Freire, Sueños bárbaros de Rodrigo Núñez Carvallo, Los Lemmings de Fabián Casas, Los bosques tienen sus propias puertas de Carlos Yushimito), otros, recorrerán la feria buscando alguna que otra novedad en filosofía y ciencias políticas (no hay muchos libros ni demasiados stands en la feria que vayan de eso, por lo demás), y otros, buscando comprar libros para niños y literatura infantil.
Pero también hay gente, por lo que se puede observar, señoras y señores mayores, que se detienen en una serie de stands donde los libros no se venden, se regalan, y si no se regalan, se venden por precios simbólicos: un sol, dos soles a lo sumo, y donde, además, los lectores se llevan con ellos cuartillas, trípticos y estampitas, todos con el mensaje de algún profeta, o directamente, el mensaje de Dios.
Son los puestos de literatura religiosa que hubo en la FIL, una de las características y de las más curiosas atracciones de esta feria del libro. En la Mula.pe visitamos tres de ellos, y lo que encontramos fue sorprendente.
Heraldos del evangelio
El primero de ellos es el Heraldos del Evangelio, una congregación de origen brasileño con varios años ya en el Perú. La mayor parte de los libros que allí se encuentran se regalan, y una pequeña minoría se venden. En este último caso, cuenta uno de los heraldos del evangelio, Juan Claudio Vásquez, el dinero ingresado por la venta de libros se destina a una a una campaña denominada “Salvadme Reina”. Se trata de una iniciativa en la que los sacerdotes miembros de esta congregación hacen visitas a hogares de familias católicas con una imagen de la Virgen María de metro y veinte centímetros de altura. Durante esas visitas se lee el Rosario y se corona a la virgen como Reina del Hogar.Esta primera participación de los Heraldos del Evangelio en la FIL surgió luego de tomar parte de la Feria del Libro Católico organizada en la Facultad de Teología de Lima. Como parte de esta labor de apostolado, la idea de la congregación es comenzar a hacerse conocida y reunir a las personas y a las familias que deseen recibir la visita de esta imagen de la Virgen en sus casas. En el stand hay unas fichas en las que los visitantes y lectores interesados toman los datos de aquellos que quieran recibir la visita de la Virgen María, a partir del 3 de agosto. De acuerdo con Vásquez, todo tipo de personas han mostrado algún interés en la literatura que difunden: seminaristas, sacerdotes, laicos, niños, laicos comprometidos con la iglesia, y hasta personas que profesan otras religiones, que se han llevado uno o más libros para iniciarse en el conocimiento del catolicismo.
El noble Corán
Ocupando la posición central del mostrador y rodeado por distintas ediciones de textos explicativos, unas suertes de catequesis de divulgación religiosa, posa abierto el Corán. Sin percatarme del letrero que dice “No tocar”, intento levantarlo y hojearlo, como habría hecho con cualquier otro libro, pero Osmán, quien atiende en ese momento, me detiene en un incipiente castellano:
– Ablución, ablución.
Se refiere a que para tocar el Corán tengo primero que haberme lavado las manos y haber hecho las abluciones del caso.
La gente se acerca. Se observa a las señoras leyendo los textos de explicación coránica, dos señoras entablan una conversación con Osman.
– Ojalá es una palabra que viene de Alá –le dicen.
En el puesto de Süzler Turquía, atendido, además de por Osman, por Ibrahim Enes Abigdoglu, un musulmán suní, de nacionalidad turca. Es él quién está al frente en el Perú de la colección Risale i Nur, una colección de 14 libros de interpretación y explicación del Corán, uno de ellos, que muestra con bondad, es Los frutos de la fe, que habla del valor de la fe no sólo en el más allá sino en este mundo, y de la utilidad para la fe para lograr la tranquilidad y la paz interior.
El de Süzler publicaciones no es un puesto nuevo en la Feria. Este año repiten la experiencia del anterior –en la que consiguieron que tres de los asistentes a la Feria se convirtieran en musulmanes– lo que habla, dice Enes Abigdoglu, del interés que tienen los peruanos en el Islam, la cultura islámica y el Corán.
– Sólo hay un libro sagrado –dice– es el libro sagrado del Corán.
Se refiere a que los suníes leen una única versión del Corán
– Alá es uno y único.
La mayor parte de las personas que se acercan al puesto de Süzler no conocen el Corán.
– No hay muchas ediciones del Corán ni textos de explicación coránicos en América Latina –explica Enes Abigdoglu– no hay muchos libros islámicos, pero sí hay mucha gente interesada. Nos preguntan qué es el Islam, quién es el profeta Mahoma, qué diferencias hay entre el catolicismo y el islamismo. Y también nos han visitado varios poetas y escritores peruanos.
Pero Ibrahim no recuerda sus nombres.
Ecumenismo evangélico
César Terán es un venezolano al frente del stand de la editorial cristiana Jucum. No se trata de una editorial que profese una religión en particular sino que, en esta propuesta ecuménica, edita libros cristianos (tanto para católicos como evangélicos) en general, sin cortes dogmáticos ni doctrinarios. La literatura que se expone en el puesto de Jucum la leen evangélicos, católicos, adventistas, etc.
Jucum, explica Terán, está en la FIL gracias a que se encuentra en una buena cantidad de colegios a través del Plan Lector, en particular de su colección Héroes de la fe, libros de motivación personal que buscan dar a conocer a los jóvenes o a las personas viviendo en situación de pobreza historias de personas que, “gracias a su esfuerzo y a su fe han logrado cosas en la vida”.
La editorial Jucum es parte de la Universidad de Naciones, con sede en Hawaii. Los fondos que se recogen de la venta de libros se destinan exclusivamente a la producción de más material.
Dentro de los que se acercan al stand de Jucum, explica Terán, están las madres de niños que estudian en colegios evangélicos, pastores adventistas y evangélicos, y sacerdotes católicos.
– Es muy emocionante ver cómo algo que se está escribiendo sin la intención de llevar a una persona a una religión causa un impacto: que esa persona tenga una relación con Dios, y no necesariamente con una religión.
Uno de los best sellers de Jucum es Joel, el niño de Galilea. Es la historia del niño que le alcanzó a Jesucristo los panes y los peces para que los multiplicara. Otro de sus best sellers, explica Ana de la Fuente, otra de las encargadas del stand de Jucum, ha sido el libro Esperanza de los Andes, basado en la historia del hospital Diospi Suyana, de Curahuasi, Andahuaylas, fundado por el Dr. Klaus Dieter John y su esposa.
Y un libro que recomiendan tanto Terán como de la Fuente es Discipulando a las naciones. Según ellos se trata de un libro que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, regaló a todos los congresistas del vecino país del norte.
Este trío de casos son un ejemplo de la diversidad de personas, intereses y lecturas que han confluido en la pasada Feria del Libro. Ejemplos que llevan a considerar el papel que juegan las religiones en lo que leen los peruanos y por qué.
Tal vez en la expresión "Los peruanos no leen" haya contenido un prejuicio: que la única lectura posible o recomendable sea la de la literatura como arte y la de los escritores como artistas. La realidad demuestra que no puede haber nada más falso que eso.
Tal vez, es sólo que algunos peruanos estén más interesados en leer sobre religión que sobre literatura.
Y nada más.
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Todo la cobertura de LaMula.pe sobre la FIl Lima 2014, aquí.