#ElPerúQueQueremos

Solo te quedan 48 horas para visitar la FIL...

Publicado: 2014-07-31

¡Mamita, los chilenos!

Vine a la presentación de la antología literaria de escritores latinoamericanos sub 30 publicada por la editorial chilena Ebooks Patagonia porque me dijeron que aquí encontraría a una nueva generación de escritores peruanos abarrotando el recinto con sus letras furiosas. Pero, ¡horror! los asistentes frisaban, con suerte, la base seis. Nuestros viejitos. Recé para que nuestros chibolos, estuvieran donde estuvieran, no siguieran en los bares, escribiendo poemitas en servilletas, en lugar de estar aquí parando oreja. Tras escuchar a nuestro representante en la mesa, el querido Gonzalo Casusol, me quedé con ganas de oír otros nombres de jovenzuelos locales nacidos en los ochentas. Ya viene/ la fuerza, pensaba yo. Pero allí estaban dos especímenes de lo mejor de la joven chilenidad que nos invadió estos días de pisco literario. Claudia Apablaza (1978) –a la sazón, coordinadora de “Voces-30”, autora del revulsivo “Diario de las especies”, ciberescritora, tuitera más que rara @lamujerrota, bebedora de pisco souer sin clara de huevo– y Diego Zúñiga (1987)–”EL” escritor joven de la feria, de risa volcánica, de ahora en adelante adorador del guiso de mollejitas y última fichaje de Random House en España tras el éxito de su micronovela “Camanchaca”–. Ellos me contaron por qué Zambra y Fuguet ya fueron.

Almada y Cachetada

En eso estaba cuando me encontré con Selva Almada, que tiene el nombre más literario de todas las escritoras que he conocido. La noté extraña, en un estado entre la conmoción y la hilaridad. Yo lo achaqué al principio a su vena faulkneriana. Me contó que volvía de una entrevista en la radio. Al parecer, dos mundos, mucho más alejados que la ciudad y el campo, que el norte y el sur, que la salud y la enfermedad, que la provincia y la capital, habían colisionado dejando un reguero de pólvora y risas enlatadas. ¿Qué pasa cuando a alguna mente deliciosamente enferma se le ocurre juntar a la Carson McCullers argentina con la Dra Cachetada y su pseupsicodoterapia de porrazo? Veamos.

Ese dedito meñique

Este grupo se llama “Señoras de buenos modales que toman duchas frías todos los días para apagar los calores, se persignan y presentan libros en la Feria del Libro de Lima” y arrasan. Sí, esa irreconocible mujer rubia que sonríe desde una gigantografía es Gisella Valcárcel con photoshop, que ha escrito un libro después de descubrir –escucho en RPP– a Jesucristo. Qué bueno sería leer un buen perfil cronístico, con los claros y los oscuros de la señito y no esta autocelebración presumiblemente escrita por un Negro. La otra señora que firma su nueva obra es la ex miss Perú, Frieda Holler, experta en la espeluznante ciencia de enseñar a las chicas a cruzar bien las piernas sin que se les vea el calzón, y a quien homenajeamos con este video en el que se explican casi todos los usos del dedo meñique.

Sobredosis de mujeres

Oye, ¿por qué no tienen más escritoras peruanas en su catálogo, ah?, pregunté inocentemente al representante de un gran grupo editorial. “¡Es que no hay pues, Gabriela!”, me contestó. ¡¿No hay?! ¿En serio? ¿No hay? Por eso, cuando Claudia Salazar, la autora de la celebrada La sangre de la autora, me invitó a participar en su proyecto de visibilización ya no me sonó tan delirante. Quería juntar en la FIL a 30 escritoras peruanas, en cinco mesas con distintos debates, en seis horas de intensas conversaciones literarias. Parecía un plan infumable –soy de las que no aguantan una jornada tan larga sin una copa en la mano–, pero el resultado fue todo un éxito, con salas llenas en cada presentación y un público que iba y venía, escuchando a las autoras leer sus textos y poner sobre el tapete temas como la iniciación literaria, inclusión y exclusión en el mundo editorial, o memoria y violencia en la narrativa reciente. Los libros de Claudia, Karina Pacheco, Tilsa Otta y muchas otras se encuentran en los stands de las mejores editoriales independientes del país. Dónde más. La buena salud de nuestra narrativa también tiene que ver con ellas y con ellas. Aquí la organizadora y servidora, exhaustas.

Soy la jefa y sé de lo que hablo

A Vanadis Phumpiu la conocí en el colegio. Me llamaron siempre la atención su frente amplia, sus achinados ojos separados, su pelo fino y su díscola inteligencia. La chica era un vendaval. Años más tarde se ha convertido con todo derecho en una de las más activas y respetadas productoras y animadoras culturales de esta ciudad. Por trabajar duro. Que haya llegado a convertirse en la Directora Cultural de la FIL vino por añadidura. Para los curiosos que se preguntaban quién ha quedado en lugar de Doris Moromisato, la respuesta es Vanadis, la culpable de que este año hayan sonado más los nombres de Javier Cercas y Susan Orlean, que los de Pedro Suárez Vertiz y Gisella. La encontré en la sala de prensa y compartió con todos nosotros sus recomendaciones para estas 48 horas que nos quedan. No vayaaaaan!!


Escrito por

Gabriela Wiener

Es escritora y periodista. Colabora en El País Semanal, La República y en La Mula. Su último libro es "Llamada perdida".


Publicado en

Redacción mulera

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