Ya sea que se dibuje o se escriba, cuando se interviene la página en blanco se acaba con la plenitud que hasta ese instante poseía su inmaculada superficie. Solo a partir del contraste entre lo trazado y el soporte —que no es más que un encuentro entre la oscuridad y la luz— es posible no solo la existencia del sentido, sino también su descifrado. 

Si se quiere representar el vacío —la ausencia de elementos— se puede optar, entonces, por no intervenir o, en todo caso, por devolverle esa plenitud perdida a la página. Un solo color —sin importar cuál sea al fin y al cabo— puede ser un simulacro de lo que no está presente. 

¿Pero qué sucede si uno quiere ir más allá y prefiere librarse de estos artificios? En la serie 'Quemados', un conjunto de ilustraciones que Natalia Revilla (Lima, 1981) realizó en 2011, encontramos aquella pretensión.

Estos dibujos hechos con tinta china, según indica la artista en su página web, fueron creados "a partir de dos grupos de imágenes: fotografías de algunos de los períodos de tensión política en el Perú, y fotografías de álbumes familiares".

La memoria colectiva y la memoria íntima son las materias primas de las que se vale la artista para indagar en un aspecto en particular: el lugar del vacío. Y es que al contrario de lo que dicta la lógica, Revilla percibe la densidad y el volumen de la ausencia en cada una de sus imágenes. Por lo que, para lograr mostrarla con precisión, recurre a una técnica poco usual: dibujar con fuego. 

El verdadero color de lo ausente

Revilla es consciente de que tanto en fotografías, las periodísticas como las familiares, la ausencia se manifiesta de distintos modos, apenas perceptibles, pero innegables. Bien puede ser el cuerpo de alguien que ha muerto, o bien una especie de aura que escapa de aquellos segmentos de la realidad en los que algo se ha extraviado para siempre.

La artista quema el papel porque sabe que es la única manera de evidenciar la ausencia que late en esas fotografías. Porque de solo contentarse con trazarla —como con el par de artificios mencionados líneas más arriba—, apenas la estaría sugiriendo. Pero al permitir que el fuego altere la condición física del soporte, la reproduce.

Las marcas del calor sobre el papel no solo fungen de pigmento para retratar la ausencia y lo ausente, sino también para revelar cuál es el efecto que esta tiene sobre nosotros en la realidad: consumirnos.

A continuación, una selección de algunos de los dibujos que son parte de la serie:

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