La edición número 38 de la Feria del Hogar se inicia esta semana en Lima, se podría llamar a esta versión: “la del regreso” pues ha pasado más de una década que había dejado de realizarse. Aquí un breve repaso de la presencia de la música, sobre todo de la nuestra, en la mencionada feria y, en su gestora: la Feria Internacional del Pacífico.
Feria Madre

Cuando hablamos de Feria del Hogar creo que es necesario no sólo mencionar a la Feria Internacional del Pacífico (FIP), que fue su antecesora, sino indagar un poco más en su trayectoria. La Feria Internacional del Pacífico fue un feliz globo de ensayo para lo que vendría después.  

Ambas Ferias fueron planeadas por el sueco Gösta Lettersten. Él era representante comercial de marcas extranjeras y tuvo la ocurrencia de reunir a todas en un solo lugar, con esa idea nació la FIP, entonces su intención inicial no era lúdica.

imagen: arkip peru

La primera Feria Internacional del Pacífico se realizó en un parque, el parque conocido como la Pera del Amor (última cuadra de la Av. Salaverry, San Isidro). Era 1959. Participaron más de un decena de países. En el mismo lugar, dos años después, se efectúo una segunda edición, que tuvo a Luciano Ruiz de Navarra, periodista que escribía bajo el seudónimo de “Rrráfagas”, como su coordinador, según me comenta Hugo Lévano de nuestro colectivo de autores “Sótano Beat”.

En 1963, la III edición de la mencionada feria fue la primera que se realizó en el distrito de San Miguel, en el terreno de la Av. La Marina -que muchos conocimos-, y que Gösta Lettersten compró a la Pontificia Universidad Católica del Perú. El recinto que la albergaría empezó a construirse a inicios de los sesenta. El diseño del ámbito ferial estuvo a cargo de Kali Englünd, un baterista sueco que radicaba en Lima.

Englünd estudió música en el conservatorio y participó en el grupo de jazz del Club Astoria, además de formar parte de Los Alfiles y grabar con los Astoria Twisters y los Sunsets, es decir militó en las primeras bandas, digamos, modernas de la ciudad. Años después, en 1966, Kali con su grupo de entonces, Los Astoria Trío, se presentaban ya en las noches feriales, anota Lévano.

En 1963, se editó el primer LP dedicado a la feria, se tituló: “Homenaje de Martha y Pablo a la Feria Internacional del Pacífico” (Odeon – LD-1362). Incluía valses y dos marineras: “Casi me despepito” y “El ferreñafano”. De este disco hemos encontrado una referencia en Internet pero no así el audio. Lévano dice que vendrían otros vinilos dedicados o con alusiones a la Feria, queda como tema a investigar.

1967

La IV edición (1965) tuvo a José García Ronceros como jefe de prensa, y contó con la participación de 33 países. La sexta edición, realizada en 1969, sería la más recordada por los rockeros de la época, pues contó con las participaciones de los York’s, de los Saicos y de la banda canadiense: Marshmallow Soup Group –que trajo un teclado que fue envidiado por los músicos locales-.

Una nueva formación de Saicos: Erwin, “Papi”, Alex “El diablo” Rodríguez (ex primera guitarra de Los Dream’s) y el baterista beatlemaníaco Jorge Blondet, debutaron en un concierto de la Feria Internacional del Pacífico, el cual se llevó a cabo en noviembre de 1969. Al parecer esa presentación no les satisfizo, sobre todo a “Papi”, que abandonó el proyecto. Ante ello, Erwin supo que había llegado el final… hasta ese entonces. Esta última presentación de los Saicos, en los 60s, marcó el fin de la década y de una época.

En suma, son algunos ejemplos que dan a conocer que la música estaba presente en la FIP. Siempre se ha tomado a esta Feria como meramente comercial, casi industrial, pero comprobamos que tenía alma pues ¿qué es la música? Sino es darle alegría al corazón.

Feria hogareña

Sobre la aparición del concepto “Feria del hogar” el colega Jorge Loayza ha referido que, en 1966, Gösta Lettersten “organizó el Primer Festival Cultural de Lima en los 240 mil metros cuadrados del recinto ferial durante los días de Fiestas Patrias como alternativa para el entretenimiento de los limeños.  

El éxito de ese primer evento para la familia hizo pensar a Gösta Lettersten que al año siguiente debería realizar otro. Entonces lo llamó El Festival del Hogar, el cual ofreció exposiciones de pintura, música, peñas criollas y bailes, entre otras diversiones. Y es también en esos primeros años que se introduce la oferta comercial con pabellones llenos de productos para el hogar. La acogida del público le dio nombre propio a la tradición y desde los años setenta fue bautizada como la Feria del Hogar”.

En resumen, el año mencionado, la Feria del hogar nació como un anexo de la Feria Internacional del Pacífico, una versión local de una internacional, y con una nueva imagen de entretenimiento y cultura para la familia. Es decir, la Feria del Hogar no sólo fue, prácticamente, el primer centro comercial del país, exitoso por cierto. Durante los 70s y los 80s, ambas Ferias corrieron casi paralelas, en algún momento se fusionan, o mejor dicho, el concepto Feria del Hogar prevaleció.

En la edición de 1974 se llevó a cabo el “Primer Festival de Música Moderna Andina”, en donde triunfaron Los Belking’s, Los Ecos y Salsa 74. “Tal vez de eso provenga uno de los temas más caletas de los Belking’s”, sostiene Lévano, dejando un signo de interrogación. “La gente creía que éramos extranjeros y con ello vino un aplauso mayor cuando mencionaron que éramos peruanos de pura cepa”, rememora Wilfredo Sandoval, fundador de los míticos Belking’s.

Casi como un anticipo de lo que vendría en las siguientes décadas, lo que más recuerda la gente de la edición 1975 de la Feria, es un hecho musical: la presentación de la Parranda de Panamá. Parranda es sinónimo de murga, género musical ejecutado por grupos de músicos callejeros propio de los Carnavales de provincia, en Panamá. Hasta la aparición de la música disco era lo que más se bailó en Lima.

Eso sería un antecedente de las fiebres musicales que se desatarían desde la Feria en los 80s y 90s. En épocas donde no eran frecuentes las visitas de bandas extranjeras, las pocas que venían pasaban por la feria, en jornadas ciertamente históricas.

gran charly, gran estelar

En la órbita del rock, son varios los conciertos inolvidables en el auditorio masivo que era el llamado “El gran Estelar”: Charly García en 1984, inaugurando el boom del rock en español. Concierto donde uno se descubría parte de una historia, la del rock, que ya era latinoamericana.

Formar parte del pogo más grande que había presenciado cuando tocó por primera vez en Lima: Los Fabulosos Cadillacs; el chongo que armaron La Orquesta Mondragón con sus personajes de circo, de feria de pueblo, en medio de rocanroles para el desmadre; Virus sonando del carajo con un Federico Moura conmovido tras una piedra que le cayó en el pecho, lanzada por un imbécil –en épocas donde las diferencias se resolvían con sangre-. Jamás se me olvidó la lección que nos dio Moura, recogiendo la piedra y dejándola en un lado, mientras decía algo así como: “Vengo de un país donde estamos hartos de la violencia, solo deseo que si alguien lanza una piedra, esa no vuelva contra él”. 

el registro de los virus

Nunca escuché un silencio y luego un estruendo de aplausos tan sentidos. Muchos no sabíamos esa noche, que Federico había perdido a un hermano en manos de los militares y muchos aun no habíamos experimentado la enorme tristeza de perder a un familiar, a un amigo, a un colega, en una guerra civil que nos alcanzó… poco después.

Claro, muchos no olvidarán los conciertos de salsa, que abundaron, seguramente porque su mentor, Luis Delgado Aparicio, fue maestro de ceremonias y consultor de las presentaciones de El Gran Estelar durante ocho años. Recientemente en una nota periodística Gabriela Machuca ha mencionado que el show de Héctor Lavoe -quizá el principal show de salsa que se llevó a cabo en el recinto ferial-, reunió 80 mil almas, mientras el de Charly llevó a 90 mil. No deseo crear controversia, solo mencionar que la popularidad de un género trasciende a pesar que hay quienes creen que “hay que darle lo que le gusta a la gente”, la mentira que han promocionado los mass media y sus empleados. Claro, no digo esto por un vital creador como Lavoe sino por otros que subieron al gran escenario sin mayores méritos que ser “el artista de moda”.

En “El Gran Estelar” se presentaron también algunos solistas y bandas peruanas, mainstream sobre todo, así como populares artistas de nuestro folklore, sobre todo en los días de fiestas patrias. No puedo decir mucho de eso pues prácticamente no asistí a ninguna de esas fechas. Sobre todo porque la popularidad del momento no me va.

Caso contrario, si puedo mencionar las presentaciones de músicos nacionales que tocaban en un ambiente más pequeño que el del GE, denominado “El auditorio”. Baladistas, nueva-oleros, poperos, rockeros y punks pasaron por ese espacio, siempre colmado no necesariamente por fans sino por familias enteras. La lista de quienes tocaron ahí sería extensa de mencionar y no deseo hacerlo pues creo que muchas bandas, independientemente de mis gustos, tomaban esa presentación como importante y se esforzaban en el escenario.

Solo traeré a esta nota un hecho sucedido en el auditorio, porque reflejó la época que vivíamos en un recinto que por unos días se convertía en el epicentro de la vida en Lima, la querida Feria del Hogar. Me refiero al concierto de Voz Propia, banda post punk incluida dentro de la movida del “Rock Subterráneo”, concierto realizado en 1988.

voz propia

“... Lo único que recuerdo era que en esos días actuábamos según dictaba el corazón, así que un par de días antes se nos ocurrió que era un buen momento para opinar. Luego de pegar un dibujo del Che Guevara atrás nuestro, empezó el concierto, lanzamos una paloma muerta al público como señal de la Paz, mientras cantábamos una canción que hacía alusión a la matanza de los penales (‘Hacia las cárceles’). Luego, en otro momento, escupí en una bandera norteamericana que habíamos confeccionado, canté sobre ella y la destrocé al final. Mil volantes fueron confiscados justo antes de ser repartidos. El concierto no podía ser parado porque el público estaba eufórico. El accionista principal de la Feria del Hogar había ido a escucharnos porque le habían hablado de nuestra música. Él era norteamericano, ¿te imaginas? La DIRCOTE (Dirección Contra el Terrorismo) nos fichó y los grupos que seguían en las otras fechas quedaron muy resentidos con nosotros porque suspendieron las restantes presentaciones de los grupos subterráneos”.
(Entrevista a Miguel Ángel Vidal para “Alta Tensión. Los cortocircuitos del rock peruano” libro de Pedro Cornejo en Emedece Ediciones, 2002).  

Mi último recuerdo de la Feria también fue… surrealista. Lo recuerdo entre brumas pues estaba borracho. En El Gran Estelar tocaría La Ley. Fui con un colega que estaba tanto o más ebrio que yo, y empezamos a poguear… solo que antes que empezará el concierto, causando tal alboroto que el público protestó, fue así que los miembros de seguridad nos acompañaron, no muy amablemente, a abandonar el recinto ferial quitándonos las credenciales. Papelón.

No sé si iré a esta edición de la Feria, ni sé quiénes tocan, pero si le deseo éxitos a la hija del recordado Gösta, Michele, administradora de la actual Feria del Hogar, qué duda cabe, su familia nos dio un lugar donde descubríamos que la magia existía, donde descubríamos que cantábamos no solo en la ducha, en suma, que Lima no era solo un pueblito al sur de los Estados Unidos.