La casta Prado
Congresista Víctor Andrés García Belaúnde realiza meticulosa indagación respecto a las maniobras del polémico presidente Mariano Ignacio Prado Ochoa (1826 – 1901).
El próximo 25 de julio, Víctor García Belaúnde presentará el libro "El Expediente Prado" (Fondo Editorial de la Universidad Particular de San Martín de Porres, 2014) en la Feria Internacional del Libro de Lima.
En la publicación, el político e investigador desentraña el controvertido papel del mandatario peruano decimonónico y su actuación en la Guerra del Pacífico (1879 – 1883).
¿HUYÓ?
No obstante la defensa que realizan algunos historiadores y periodistas de la figura del Presidente Prado, de acuerdo a García Belaúnde, Prado Ochoa –quien gobernará el Perú en dos ocasiones (1865-1868 y 1876-1879)- no tuvo reparos en dejar el país en plena efervescencia del conflicto que sumió al Perú en una de las más profundas crisis económicas y políticas de su historia. Sin embargo, el autor no tiene certeza respecto a las razones de la huida de Prado del Perú un 18 de diciembre de 1879, ocho meses después de iniciada la Guerra del Pacífico.
“Según mi teoría, él huyó porque era casi un chileno"- ha dicho García Belaúnde en un programa de tv, comentando el libro-. "Era un general de Chile, con sueldo y espada dados por el Congreso chileno y toda su fortuna la tenía en Chile, que la había hecho en el Perú con la venta de dos barcos (el Atahualpa y el Manco Capac) después de la guerra con España (1866) y ese dinero se lo lleva a Chile y hace grandes inversiones”, explica.
LAS MEDALLAS DEL GENERAL
De acuerdo al García Belaúnde, Prado realizó negocios en Chile antes, durante y después de la guerra. Estos emprendimientos explicarían lo que la postre se conoce como el “Imperio Prado” que abarcaba las finanzas (Banco Popular y Seguros La Popular), la agricultura, el comercio, minería, inmobiliaria y sector eléctrico.
García Belaúnde cita algunos de los negocios del expresidente previos al conflicto “Compra minas de cobre, compra oro…compra una casa en la Quinta Vergara, ¡al General Vergara! Que fue el general ministro de guerra en el Perú durante la guerra con Chile, jefe de Lynch y Baquedano”. “Tengo escrituras públicas de Prado haciendo negocios -en plena guerra- él (estando) en el exilio…tengo escrituras públicas donde Prado se acerca al cónsul chileno en Londres –quien es el causante de que los barcos peruanos comprados allá no lleguen a Lima- y ¡hace poder (Prado) para vender y comprar cosas en Chile en plena guerra!”, escribe García Belaúnde.
El político explica que Prado llegó hasta comprar –durante su exilio en Guayaquil- muebles saqueados de las casas y mansiones del balneario de Chorrillos, depredación que se dio durante la invasión del ejército expedicionario chileno del sur en 1881.
EL TRABAJO
Como respaldo, el investigador indica que posee más de 30 escrituras públicas que sustentan lo dicho en el libro, todo recabado durante dos años de investigaciones en archivos históricos y bibliotecas de Chile, Colombia, Ecuador y Estados Unidos. Todas naciones usadas como plataformas –por el exmandatario peruano- para sus negocios y a la postre para construir el imperio económico y político que duraría hasta la década de los 70 del siglo XX.
EL LEGADO
El autor y sociólogo Felipe Portocarrero, en su libro “El Imperio Prado: 1890-1970” describe el proceso de ascenso y declive de una 'casta' cuyo poder económico y político fue clave –sobre todo en la década de los 70- para entender un Perú en plena transición social.
No sólo el Banco Popular y la Compañía de Seguros Popular y Porvenir fueron empresas emblemáticas para este clan. Diversificaron sus negocios en la industria que incluía la Fábrica Nacional de Tejidos, el Ferrocarril Eléctrico de Lima y Callao, la refinería Conchán y Cementos Lima y un medio periodístico, La Crónica.
Todas empresas y conglomerados que terminaron sus días de poder político y económico un 8 de octubre de 1968, cuando la Revolución del General Juan Velasco Alvarado produjo un punto de inflexión para la añeja familia Prado.
Mariano “Marianito” Prado Sosa –fallecido hace cinco años- fue el playboy y aristócrata venido a menos de esta casa familiar, y quien mejor representaría esta forma de vida, pasado y cambios dramáticos de una clan poderoso en un país latinoamericano que mutó.
Marianito y su familia, como sus antiguos establos y caballerizas ubicados en La Molina y que fueron expropiados por el ejército -donde funciona ahora el Club Hípico Militar- ya perdieron el glamour. Ya un Prado no cabalga con reinas de belleza internacionales, magnates estadounidenses ni estrellas de cine. Sólo es un recuerdo que inició el tío bisabuelo, el presidente que huyó en plena guerra: un general en un laberinto de poder económico, político y de recuerdos de un Perú que ya no existe más.
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Economista, periodista, docente. Corresponsal para Latinoamérica de iForex financial news, consultor y analista. Sígueme en @eduardo_recoba
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