ya acabó su novela

la república

Alberto Rossel es el nuevo campeón absoluto minimosca

Se acabó el interinato. En los nuevos rankings de la Asociación Mundial de Boxeo, el peruano figura como campeón regular de las 108 libras. 

Publicado: 2014-07-10

La tarde del 8 de julio, mientras el país presenciaba boquiabierto los siete goles alemanes en Belo Horizonte, el presidente de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) firmaba un documento importante para la historia del boxeo peruano en Panamá.

En virtud de la Resolución No. 201407080202, el peruano Alberto "El Chiquito" Rossel se convirtió en campeón absoluto de la categoría minimosca de la AMB. Es el segundo pugilista peruano, después de Kina Malpartida, que logra ese galardón.  El comunicado firmado por Gilberto Mendoza sustenta que 'Chiquito' obtuvo el campeonato interino en abril del 2012, cuando derrotó en 12 asaltos al campeón vigente, el campeón mexicano José 'El Torito' Rodríguez. 

Al haber renunciado a la corona regular el campeón Kazuto Ioka de Japón y teniendo en cuenta que el peruano había realizado cuatro defensas exitosas del cinturón interino desde el 2012, la AMB elevó a la condición de campeón absoluto a Alberto Rossel.

Hace un año y con ocasión de la defensa de 'Chiquito' contra el panameño Walter Tello, escribí una nota para el Diario La República que ahora reproducimos como homenaje al primer campeón masculino de la historia del boxeo peruano. Los que conocemos de cerca su carrera estamos aplaudiendo. Es hora de que los incrédulos y los indiferentes también lo hagan.

CHIQUITO SE HIZO GRANDE

“El boxeo es el teatro de lo inesperado”

La frase del comentarista estadounidense Larry Merchant sigue vigente para un peruano acostumbrado a sorprender a la adversidad y a la indiferencia. Tiene 1.57 metros de estatura y apenas 48 kilos de peso, nació en la comunidad campesina de San Agustín de Huayopampa en la sierra de Huaral y hace menos de un año le dio al pugilismo nacional su primer campeonato mundial masculino, un logro sin precedentes en un deporte en el que antes habían naufragado los Minas, los Romeritos y los Roccos de nuestra escueta historia boxística.

Mañana en el Callao, y otra vez sin la ayuda de los reflectores ni de las bocinas que acompañan a la farándula, Alberto ‘Chiquito’ Rossel, se dispone a defender ese cinturón mundial por segunda vez. Para el boxeador peruano se trata de un capítulo más de una carrera en la cual nadie le regaló nada.

UN TROTAMUNDOS

Pestañear es lo que nunca hizo ‘Chiquito’ en su larga experiencia como boxeador. Fue el último peleador peruano en llegar a clasificar a los Juegos Olímpicos en 1996 y solo recibió un diploma y una palmadita en el hombro del IPD. En ese entonces vivía de un estipendio mensual que apenas alcanzaba los 1,000 soles y viajaba en combi todas las mañanas desde Villa El Salvador hasta la Bombonera del Estadio Nacional mientras se las ingeniaba para mantener a su esposa y a una hija con una enfermedad congénita.

Después, cansado del callejón sin salida que puede ser la vida de un atleta que no se dedica al fútbol en el Perú, se montó en un avión rumbo a los Estados Unidos y con su pasado olímpico y talento innato en el entarimado como únicas credenciales, se puso el overol de trotamundos para plantarse frente a los mejores de su categoría en Nueva York, en Puerto Rico, en Las Vegas, en Buenos Aires, en Johannesburgo. Vivía en un cuartito del gimnasio de Cincinnati de Buddy La Rosa, ex entrenador del legendario Aaron Pryor, y a cambio de la oportunidad de entrenar y ganarse unos dólares para enviar a su familia en Perú, barría el local en las mañanas y alternaba en los oficios de jardinería y construcción.

“En Perú nadie sabía nada, porque yo nunca he sido mediático”, dice el ahora campeón del mundo. Daniel Meza Cuadra, un peruano enamorado del boxeo que manejaba la carrera de Rossel en ese entonces, recuerda esos años de incertidumbre y anonimato. 

“Hacíamos patria sin apoyo alguno, el ‘Chato’ y yo aprendimos el negocio a golpes”, dice desde Cincinnati, donde todavía reside. Cuenta cómo una tarde en que el equipo de fútbol Sub 16 de sus hijos perdía 4 a 0, convenció a los adversarios gringos de que ese enanito que miraba distraído el partido era en realidad un sobrino al que se le había olvidado el carnet de cancha. “Lo vestimos al ‘Chiquito’, entró y volteamos 5 a 4, porque así fue siempre de versátil y ganador”.

Hubo un momento en que pensó que su carrera como boxeador había terminado. Luego de regresar de un combate en Sudáfrica cayó enfermo con fiebre alta durante más de un mes y quedó tan débil que no pudo subir al ring por un año. Antes, el entrenador en que confiaba había fallecido a solo cuatro días de volver de la travesía. Se trataba de Manuel Ronchez, un ex boxeador al que todos los que conocen algo del deporte de los puños coinciden en señalar como el mejor formador de todas las generaciones de púgiles peruanos desde los años ochenta.

Sin embargo, el hombre de Huaral supo rescatar la antigua relación que tenía con el representante Jorge Bartra y retomó el viejo camino de calzar los guantes. La apuesta que nadie quería realizar en el Perú llegó de la mano de este empresario, otro empedernido amante del boxeo quien sabía que no en vano Rossel era el boxeador peruano que más campeones del mundo había enfrentado en su carrera, seis en total (Mauro Mina peleó solo contra uno, Bob Foster, y Kina Malpartida contra dos hasta ahora).

No deja de ser curioso que en un país que busca y se alimenta con fascinación de las historias de los llamados “emprendedores” que vencen a la adversidad, la carrera de Rossel haya transcurrido en gran parte alejada de los faroles de la Marca Perú. Dice ‘Chiquito’ que cada vez que alguien le aconseja que para alcanzar el estrellato lo que le falta es bailar en un programa sabatino o generar algún escándalo al volante de un auto, él repara en lo que pensaría su padre, un maestro de secundaria de quien aprendió que la humildad y la convicción profesional tarde o temprano rinden dividendos. Por eso, otra vez, lo tenemos como gran protagonista en este teatro de lo inesperado.


Escrito por

Juan Carlos Ortecho

Twitter: @jcortecho. Periodista. Investigación, boxeo, fútbol y zurcidos invisibles


Publicado en

Redacción mulera

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